En lo que se refiere al medio ambiente, los OMG pueden tener efectos dañinos por las mismas razones citadas en relación con la salud. La toxicidad es una amenaza para la biodiversidad y la vida silvestre, de la misma manera que lo es para el ser humano. Los potenciales impactos negativos sobre el medio ambiente incluirían, además, los siguientes:
Contaminación genética
Numerosos estudios han puesto en evidencia que es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen de los cultivos transgénicos, evitando totalmente la polinización no deseada de otros cultivo y la contaminación de ecosistemas. En determinadas condiciones climáticas, el polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes.
A pesar de que los cultivos transgénicos ocupan un porcentaje todavía pequeño de la superficie agrícola mundial, han producido ya una alarmante contaminación de los campos, de las semillas e incluso de algunos bancos de germoplasma, convirtiéndose en un problema preocupante. La primera denuncia de contaminación transgénica importante se dio a conocer en noviembre 2001, al descubrirse en zonas remotas de México la existencia de variedades de maíz nativo contaminadas [1]. Este caso es especialmente grave por tratarse del centro de origen y diversidad del maíz, dado que la contaminación genética puede desestabilizar las variedades locales, poniendo en peligro la seguridad alimentaria [2]. Una recopilación de testimonios de agricultores norteamericanos publicada en 2002 ponía en evidencia una contaminación muy extendida y preocupante en EEUU y Canadá [3]. En 2004 un nuevo estudio revelaba que entre el 50% y el 85% de las semillas de variedades convencionales de maíz vendidas en EEUU el año anterior estaban contaminadas por ADN transgénico, habiéndose contaminado también algunos bancos de semillas [4]. También en España se han detectado varios casos de contaminación genética de cultivos ecológicos por maíz transgénico [5].
Deterioro del hábitat y pérdida de especies
En gran parte del mundo, donde la agricultura ha transformado profundamente los ecosistemas desde hace milenios, la vida silvestre depende del paisaje agrícola. Los cultivos transgénicos pueden tener un importante impacto en Naturaleza, directo -por sus características- o indirecto -por el cambio de prácticas agrícolas que conllevan-.
El aumento de herbicidas perjudica a la flora y la fauna silvestre
Más del 80% de los cultivos manipulados genéticamente son tolerantes a herbicidas totales, que envenenan el medio y eliminan la vegetación que sirve de refugio y de alimento a insectos, aves y multitud de especies silvestres en campos y linderos.
En lo que se refiere al medio ambiente, los OMG pueden tener efectos dañinos por las mismas razones citadas en relación con la salud. La toxicidad es una amenaza para la biodiversidad y la vida silvestre, de la misma manera que lo es para el ser humano. Los potenciales impactos negativos sobre el medio ambiente incluirían, además, los siguientes:
Contaminación genética
Numerosos estudios han puesto en evidencia que es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen de los cultivos transgénicos, evitando totalmente la polinización no deseada de otros cultivo y la contaminación de ecosistemas. En determinadas condiciones climáticas, el polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes.
A pesar de que los cultivos transgénicos ocupan un porcentaje todavía pequeño de la superficie agrícola mundial, han producido ya una alarmante contaminación de los campos, de las semillas e incluso de algunos bancos de germoplasma, convirtiéndose en un problema preocupante. La primera denuncia de contaminación transgénica importante se dio a conocer en noviembre 2001, al descubrirse en zonas remotas de México la existencia de variedades de maíz nativo contaminadas [1]. Este caso es especialmente grave por tratarse del centro de origen y diversidad del maíz, dado que la contaminación genética puede desestabilizar las variedades locales, poniendo en peligro la seguridad alimentaria [2]. Una recopilación de testimonios de agricultores norteamericanos publicada en 2002 ponía en evidencia una contaminación muy extendida y preocupante en EEUU y Canadá [3]. En 2004 un nuevo estudio revelaba que entre el 50% y el 85% de las semillas de variedades convencionales de maíz vendidas en EEUU el año anterior estaban contaminadas por ADN transgénico, habiéndose contaminado también algunos bancos de semillas [4]. También en España se han detectado varios casos de contaminación genética de cultivos ecológicos por maíz transgénico [5].
Deterioro del hábitat y pérdida de especiesEn gran parte del mundo, donde la agricultura ha transformado profundamente los ecosistemas desde hace milenios, la vida silvestre depende del paisaje agrícola. Los cultivos transgénicos pueden tener un importante impacto en Naturaleza, directo -por sus características- o indirecto -por el cambio de prácticas agrícolas que conllevan-.
El aumento de herbicidas perjudica a la flora y la fauna silvestre
Más del 80% de los cultivos manipulados genéticamente son tolerantes a herbicidas totales, que envenenan el medio y eliminan la vegetación que sirve de refugio y de alimento a insectos, aves y multitud de especies silvestres en campos y linderos.