En Colombia no había celulares, no existían las redes sociales ni participaban aliados extranjeros en los dos lados de la confrontación. Pero lo que ocurre ahora en Venezuela es parecido a lo que vivieron los colombianos en 1957, cuando la resistencia civil se tomó las calles para exigir la renuncia del dictador Gustavo Rojas Pinilla. Hay diferencias y también similitudes entre la lucha de los venezolanos contra Nicolás Maduro y la que se libró aquí hace 62 años, en los primeros días del mismo mes, que pasaron a la historia como ‘las jornadas de mayo’.
Como Maduro, Rojas Pinilla era considerado ilegítimo por la mayoría de la población aunque su golpe de Estado fue celebrado casi unánimemente y legitimado por la Asamblea Nacional Constituyente (Anac) convocada por el presidente depuesto, Laureano Gómez. El golpe del 13 de junio de 1953 y su aprobación por la Anac fueron recibidos con esperanza como el fin de la hegemonía conservadora y del violento enfrentamiento de los partidos, acentuado tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948. Esa esperanza fue alentada por Rojas Pinilla en su primera alocución radial como presidente el 13 de junio, aunque no pasó mucho tiempo antes de que se esfumara
En Colombia no había celulares, no existían las redes sociales ni participaban aliados extranjeros en los dos lados de la confrontación. Pero lo que ocurre ahora en Venezuela es parecido a lo que vivieron los colombianos en 1957, cuando la resistencia civil se tomó las calles para exigir la renuncia del dictador Gustavo Rojas Pinilla. Hay diferencias y también similitudes entre la lucha de los venezolanos contra Nicolás Maduro y la que se libró aquí hace 62 años, en los primeros días del mismo mes, que pasaron a la historia como ‘las jornadas de mayo’.
Como Maduro, Rojas Pinilla era considerado ilegítimo por la mayoría de la población aunque su golpe de Estado fue celebrado casi unánimemente y legitimado por la Asamblea Nacional Constituyente (Anac) convocada por el presidente depuesto, Laureano Gómez. El golpe del 13 de junio de 1953 y su aprobación por la Anac fueron recibidos con esperanza como el fin de la hegemonía conservadora y del violento enfrentamiento de los partidos, acentuado tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948. Esa esperanza fue alentada por Rojas Pinilla en su primera alocución radial como presidente el 13 de junio, aunque no pasó mucho tiempo antes de que se esfumara