«Al estar excavado de polo a polo, en este túnel la rotación de la Tierra no nos va a molestar». «Ojo, esto no significa que nuestra caída se esté frenando, porque la mayor parte de la masa del planeta sigue estando bajo nuestros pies, sino que se acelera a un ritmo menor», señala Pereyra. Unos 20 minutos después de saltar al interior del túnel, alcanzaríamos el centro de la Tierra. Este sería un punto de inflexión, ya que ahí tendríamos la misma cantidad de masa rodeándonos en todas direcciones y tirando de nosotros con la misma fuerza.
Una velocidad que no mantendríamos durante mucho tiempo porque, una vez sobrepasado el centro, tendríamos más masa por encima de nosotros que por debajo, y por tanto la fuerza gravitatoria tiraría más de nosotros hacia arriba que hacia abajo, y la caída empezaría a desacelerar. Según nos vamos acercando al final y cada vez más masa está sobre nosotros, la caída es cada vez más lenta hasta que al llegar a la salida del túnel en el polo sur, ésta se detiene por completo. Esta es la manera bonita de hacerlo, dice, porque si el túnel es en horizontal, la cosa cambia. «Si saltas a través de este túnel vas a enfrentarte a la influencia de tu amigo el efecto Coriolis, pero la amistad probablemente durará poco».
El efecto Coriolis es el efecto que se observa en un sistema en rotación cuando un cuerpo se encuentra en movimiento respecto a este sistema. Consiste en la existencia de una aceleración relativa del cuerpo en cuestión, siempre perpendicular al eje de rotación del sistema y a la velocidad del cuerpo. Vamos, que la rotación de la Tierra tendrá un efecto sobre nosotros , modificando nuestra trayectoria, algo peligroso si tenemos en cuenta que estamos dentro de un túnel. La Tierra rota sobre sí misma una vez al día.
Puesto que la línea del ecuador mide 40.000 kilómetros, cualquier punto de esa línea se mueve a una velocidad de 1.667 km/h. Pero si empezamos a excavar en dirección al centro de la Tierra, a medida que avanzamos describimos una circunferencia menor en torno al eje de rotación. Cuanto más avanzamos, más lento iríamos, hasta llegar al centro, en el que la velocidad de rotación sería nula. «Es decir, que nuestro túnel rotará a distinta velocidad según la altura a la que se encuentre la sección en la que nos fijemos, siendo máxima en las aperturas del túnel y nula en su punto medio».
De forma que al saltar al túnel en el ecuador no solo nos movemos en vertical hacia abajo, sino también llevamos esa aceleración horizontal a 1.667 km/h que llevábamos en la superficie sin ser conscientes de ello. La entrada del túnel se mueve a esa velocidad, pero a medida que caemos, la circunferencia en torno al eje es menor, y la velocidad es más lenta y, dependiendo de lo ancho que sea el túnel, antes o después nos estrellaremos contra sus paredes. La superficie del planeta está a 6.137 kilómetros del eje de rotación y se mueve a 1.667 km/h. A 10 kilómetros bajo la superficie, la velocidad de rotación es de 1.604 km/h, es decir, 64 km/h más lenta que en la superficie.
«Teniendo esto en cuenta, atravesaríamos los pocos metros de ancho que tendría el agujero mucho antes de alcanzar una profundidad de 10 kilómetros.» Al golpear la pared por primera vez, continúa Pereyra, nuestra velocidad se reducirá, igualándose a la que lleve el túnel en esa profundidad. Durante unos cuantos metros llevaríamos la misma velocidad que las paredes, pero al poco tiempo volveríamos a chocar. Al llegar al centro de la Tierra, donde su masa está repartida a nuestro alrededor de forma uniforme y tira de nosotros con la misma fuerza en todas direcciones, no llevaríamos velocidad suficiente y quedaríamos prácticamente parados. Estaríamos atrapados en el centro de la Tierra.
Respuesta:
ABAJO CORONITA
Explicación:
«Al estar excavado de polo a polo, en este túnel la rotación de la Tierra no nos va a molestar». «Ojo, esto no significa que nuestra caída se esté frenando, porque la mayor parte de la masa del planeta sigue estando bajo nuestros pies, sino que se acelera a un ritmo menor», señala Pereyra. Unos 20 minutos después de saltar al interior del túnel, alcanzaríamos el centro de la Tierra. Este sería un punto de inflexión, ya que ahí tendríamos la misma cantidad de masa rodeándonos en todas direcciones y tirando de nosotros con la misma fuerza.
Una velocidad que no mantendríamos durante mucho tiempo porque, una vez sobrepasado el centro, tendríamos más masa por encima de nosotros que por debajo, y por tanto la fuerza gravitatoria tiraría más de nosotros hacia arriba que hacia abajo, y la caída empezaría a desacelerar. Según nos vamos acercando al final y cada vez más masa está sobre nosotros, la caída es cada vez más lenta hasta que al llegar a la salida del túnel en el polo sur, ésta se detiene por completo. Esta es la manera bonita de hacerlo, dice, porque si el túnel es en horizontal, la cosa cambia. «Si saltas a través de este túnel vas a enfrentarte a la influencia de tu amigo el efecto Coriolis, pero la amistad probablemente durará poco».
El efecto Coriolis es el efecto que se observa en un sistema en rotación cuando un cuerpo se encuentra en movimiento respecto a este sistema. Consiste en la existencia de una aceleración relativa del cuerpo en cuestión, siempre perpendicular al eje de rotación del sistema y a la velocidad del cuerpo. Vamos, que la rotación de la Tierra tendrá un efecto sobre nosotros , modificando nuestra trayectoria, algo peligroso si tenemos en cuenta que estamos dentro de un túnel. La Tierra rota sobre sí misma una vez al día.
Puesto que la línea del ecuador mide 40.000 kilómetros, cualquier punto de esa línea se mueve a una velocidad de 1.667 km/h. Pero si empezamos a excavar en dirección al centro de la Tierra, a medida que avanzamos describimos una circunferencia menor en torno al eje de rotación. Cuanto más avanzamos, más lento iríamos, hasta llegar al centro, en el que la velocidad de rotación sería nula. «Es decir, que nuestro túnel rotará a distinta velocidad según la altura a la que se encuentre la sección en la que nos fijemos, siendo máxima en las aperturas del túnel y nula en su punto medio».
De forma que al saltar al túnel en el ecuador no solo nos movemos en vertical hacia abajo, sino también llevamos esa aceleración horizontal a 1.667 km/h que llevábamos en la superficie sin ser conscientes de ello. La entrada del túnel se mueve a esa velocidad, pero a medida que caemos, la circunferencia en torno al eje es menor, y la velocidad es más lenta y, dependiendo de lo ancho que sea el túnel, antes o después nos estrellaremos contra sus paredes. La superficie del planeta está a 6.137 kilómetros del eje de rotación y se mueve a 1.667 km/h. A 10 kilómetros bajo la superficie, la velocidad de rotación es de 1.604 km/h, es decir, 64 km/h más lenta que en la superficie.
«Teniendo esto en cuenta, atravesaríamos los pocos metros de ancho que tendría el agujero mucho antes de alcanzar una profundidad de 10 kilómetros.» Al golpear la pared por primera vez, continúa Pereyra, nuestra velocidad se reducirá, igualándose a la que lleve el túnel en esa profundidad. Durante unos cuantos metros llevaríamos la misma velocidad que las paredes, pero al poco tiempo volveríamos a chocar. Al llegar al centro de la Tierra, donde su masa está repartida a nuestro alrededor de forma uniforme y tira de nosotros con la misma fuerza en todas direcciones, no llevaríamos velocidad suficiente y quedaríamos prácticamente parados. Estaríamos atrapados en el centro de la Tierra.
Respuesta:
Explicación:
pasaria de que la gravedad seria alterada en los dos lados se veria un mega crates y si te lanaras te rostizarias