La violencia jamás ha sido tan importante y aparece como la principal preocupación de la humanidad (Labica, 2008). Es tan relevante el problema de la violencia social que durante la década de los noventa del siglo XX la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la calificó como el mayor problema en materia de salud pública en América Latina (Solano Solano, 2005). A lo largo de las últimas décadas, el aumento de la delincuencia que enfrentan las grandes ciudades del mundo y en especial en América Latina, ha sido tema central de debate (Morquecho Güitrón, 2009), la delincuencia común y los homicidios en algunos países como Colombia, Brasil, El Salvador, Guatemala y México se han hecho presentes generando en sus habitantes un enorme sentimiento de preocupación tanto en su persona como en sus bienes (González Placencia, 2007). En México, el problema social de la inseguridad y la violencia es una preocupación fundamental y cotidiana: en un estudio de la oficina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el cual incorpora los indicadores de incidencia delictiva y violencia a sus mediciones del Desarrollo Humano se ha venido a confirmar la percepción de que el crimen y la violencia reducen la calidad de vida en el país y representan enormes pérdidas de capital humano, social y económico (Jaime, 2009: 3).
2Tradicionalmente, se establece un vínculo entre la violencia existente en un territorio y su desarrollo económico. Montenegro, Posada et. al. (2001) encontraron evidencia en su análisis econométrico de corte transversal para rechazar la idea tradicional según la cual la violencia y la criminalidad son causadas por la pobreza, la falta de educación y otros indicadores populares de la injusticia social. En cambio, encontraron evidencia (econométrica) a favor de la hipótesis que establece un nexo directo entre criminalidad y crecimiento económico. De esta forma, se ha estudiado la relación entre la violencia y diversas variables económicas: Producto Interno Bruto (Rocha García, 2001), inversión (Giménez, 2007; Parra, 1998), además del capital humano (Hofstetter, 1998; Ospina & Gímenez, 2009; Rubio, 1997).
3En este sentido, en México se observa un incrementode los delitos violentos vinculados con el crimen organizado en el marco de la lucha contra el narcotráfico emprendido en el sexenio de Felipe Calderón (Widner, Reyes-Loyaet. al., 2011), ocasionando más de 40,000 víctimas, miles de desplazados y afectaciones económicas que se están comenzando a cuantificar: de acuerdo a un estudio del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, en el año 2009 el costo total estimado de la inseguridad en México fue de poco más de un billón de pesos, lo que representó el 8.9% del PIB, lo cual indica un incremento nominal respecto a 2008 y 2007 de 6.7% y 23.0%, respectivamente. Sin embargo, aun no se tienen datos sobre qué sectores económicos se ven afectados en mayor medida por la violencia generada por el crimen organizado; es por ello que el presente documento tiene como objetivo proponer una taxonomía que ayude a identificar las principales categorías en las cuales el crimen organizado afecta a los sectores económicos en México. Para ello, se analizaron las noticias relacionadas con los delitos perpetrados por el crimen organizado en dos diarios de circulación nacional en el período 2005-2011. A partir de dicho análisis se clasificaron las actividades delictivas que hayan afectado a algún sector económico en el país. Para dicha clasificación se tomó como base distintas leyes en México: Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, Código Penal Federal, Ley General de Salud, Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, Ley de Migración, Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas y Ley para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro; además, para identificar el sector económico se utilizó el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) en su edición 2007.
Respuesta:
La violencia jamás ha sido tan importante y aparece como la principal preocupación de la humanidad (Labica, 2008). Es tan relevante el problema de la violencia social que durante la década de los noventa del siglo XX la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la calificó como el mayor problema en materia de salud pública en América Latina (Solano Solano, 2005). A lo largo de las últimas décadas, el aumento de la delincuencia que enfrentan las grandes ciudades del mundo y en especial en América Latina, ha sido tema central de debate (Morquecho Güitrón, 2009), la delincuencia común y los homicidios en algunos países como Colombia, Brasil, El Salvador, Guatemala y México se han hecho presentes generando en sus habitantes un enorme sentimiento de preocupación tanto en su persona como en sus bienes (González Placencia, 2007). En México, el problema social de la inseguridad y la violencia es una preocupación fundamental y cotidiana: en un estudio de la oficina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el cual incorpora los indicadores de incidencia delictiva y violencia a sus mediciones del Desarrollo Humano se ha venido a confirmar la percepción de que el crimen y la violencia reducen la calidad de vida en el país y representan enormes pérdidas de capital humano, social y económico (Jaime, 2009: 3).
2Tradicionalmente, se establece un vínculo entre la violencia existente en un territorio y su desarrollo económico. Montenegro, Posada et. al. (2001) encontraron evidencia en su análisis econométrico de corte transversal para rechazar la idea tradicional según la cual la violencia y la criminalidad son causadas por la pobreza, la falta de educación y otros indicadores populares de la injusticia social. En cambio, encontraron evidencia (econométrica) a favor de la hipótesis que establece un nexo directo entre criminalidad y crecimiento económico. De esta forma, se ha estudiado la relación entre la violencia y diversas variables económicas: Producto Interno Bruto (Rocha García, 2001), inversión (Giménez, 2007; Parra, 1998), además del capital humano (Hofstetter, 1998; Ospina & Gímenez, 2009; Rubio, 1997).
3En este sentido, en México se observa un incrementode los delitos violentos vinculados con el crimen organizado en el marco de la lucha contra el narcotráfico emprendido en el sexenio de Felipe Calderón (Widner, Reyes-Loyaet. al., 2011), ocasionando más de 40,000 víctimas, miles de desplazados y afectaciones económicas que se están comenzando a cuantificar: de acuerdo a un estudio del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, en el año 2009 el costo total estimado de la inseguridad en México fue de poco más de un billón de pesos, lo que representó el 8.9% del PIB, lo cual indica un incremento nominal respecto a 2008 y 2007 de 6.7% y 23.0%, respectivamente. Sin embargo, aun no se tienen datos sobre qué sectores económicos se ven afectados en mayor medida por la violencia generada por el crimen organizado; es por ello que el presente documento tiene como objetivo proponer una taxonomía que ayude a identificar las principales categorías en las cuales el crimen organizado afecta a los sectores económicos en México. Para ello, se analizaron las noticias relacionadas con los delitos perpetrados por el crimen organizado en dos diarios de circulación nacional en el período 2005-2011. A partir de dicho análisis se clasificaron las actividades delictivas que hayan afectado a algún sector económico en el país. Para dicha clasificación se tomó como base distintas leyes en México: Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, Código Penal Federal, Ley General de Salud, Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, Ley de Migración, Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas y Ley para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro; además, para identificar el sector económico se utilizó el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) en su edición 2007.
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