Según se estima, dicha civilización de rasgos urbanos floreció buena parte del III milenio (2600 a 2500 a. C.) y se extinguió aproximadamente a mediados del II milenio (1800 a 1500 a. C.). No obstante, debido a nuevas excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en la región, los límites temporales forzosamente estarán bajo debate considerando el nuevo material de interés que pueda surgir. Los yacimientos protohistóricos más importantes emparentados con la supuesta escritura son, Harappa1 y Mohenjo-daro.2Por ahora, el conjunto de signos y símbolos3 que poseían los habitantes de esos centros, no suele aparecer inciso sobre paredes, lápidas de tumbas,4 estatuillas, tablillas de arcilla, papiro o códigos como en otros tipos conocidos de sistemas de escritura, sino que viene grabado principalmente en lajas ―piedras lisas― de forma cuadrada y rectangular, llamados por los expertos «sellos» (seals en inglés).5 También se ha encontrado sobre otros materiales imperecederos, como por ejemplo en vasijas o fragmentos de vasijas de cerámica, tablillas de cobre, utensilios variados de bronce y sobre varas de marfil y de hueso. Las piedras lisas que llevan inscripciones se destacan por su estilo particular de incisión y su apariencia exquisita.
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Según se estima, dicha civilización de rasgos urbanos floreció buena parte del III milenio (2600 a 2500 a. C.) y se extinguió aproximadamente a mediados del II milenio (1800 a 1500 a. C.). No obstante, debido a nuevas excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en la región, los límites temporales forzosamente estarán bajo debate considerando el nuevo material de interés que pueda surgir. Los yacimientos protohistóricos más importantes emparentados con la supuesta escritura son, Harappa1 y Mohenjo-daro.2Por ahora, el conjunto de signos y símbolos3 que poseían los habitantes de esos centros, no suele aparecer inciso sobre paredes, lápidas de tumbas,4 estatuillas, tablillas de arcilla, papiro o códigos como en otros tipos conocidos de sistemas de escritura, sino que viene grabado principalmente en lajas ―piedras lisas― de forma cuadrada y rectangular, llamados por los expertos «sellos» (seals en inglés).5 También se ha encontrado sobre otros materiales imperecederos, como por ejemplo en vasijas o fragmentos de vasijas de cerámica, tablillas de cobre, utensilios variados de bronce y sobre varas de marfil y de hueso. Las piedras lisas que llevan inscripciones se destacan por su estilo particular de incisión y su apariencia exquisita.
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