LunaAzul
La obra de Gabriela Mistral se situa entre el modernismo y el vanguardismo. Gabriela Mistral figura en la historiografía literaria dentro de la generación posmodernista junto con un heterogéneo grupo de escritores que se sitúan entre el modernismo y los movimientos de vanguardia. Se conoce también por el nombre de generación mundonovista o de 1912, y sus rasgos más destacados son el rechazo del cosmopolitismo modernista extranjerizante mediante el retorno a lo autóctono (a la tierra y los motivos locales) y la búsqueda de un lenguaje poético despojado de la afectación esteticista del modernismo, basado en la sencillez y próximo a la lengua hablada. Situados entre dos movimientos de largo alcance, el modernismo y el vanguardismo, es normal que estos escritores no permanecieran inmunes a sus influencias. Gabriela Mistral, en los primeros años del vanguardismo, dio muestras de simpatía e interés hacia la nueva poesía y salió en defensa de su compatriota Huidobro ante quienes lo atacaban. No obstante esta apertura, no quiso acogerse a las propuestas poéticas que ofrecían los ismos: «Yo me siento incapaz de orientarme en esta batahola magnífica. Gozo aquí y allá una metáfora virgínea, una síntesis felicísima, sin conseguir que la secta a que pertenece un poema me muestre contorno claro y me deje fijarla como una línea climatérica en un mapa»
Gabriela Mistral figura en la historiografía literaria dentro de la generación posmodernista junto con un heterogéneo grupo de escritores que se sitúan entre el modernismo y los movimientos de vanguardia. Se conoce también por el nombre de generación mundonovista o de 1912, y sus rasgos más destacados son el rechazo del cosmopolitismo modernista extranjerizante mediante el retorno a lo autóctono (a la tierra y los motivos locales) y la búsqueda de un lenguaje poético despojado de la afectación esteticista del modernismo, basado en la sencillez y próximo a la lengua hablada. Situados entre dos movimientos de largo alcance, el modernismo y el vanguardismo, es normal que estos escritores no permanecieran inmunes a sus influencias. Gabriela Mistral, en los primeros años del vanguardismo, dio muestras de simpatía e interés hacia la nueva poesía y salió en defensa de su compatriota Huidobro ante quienes lo atacaban. No obstante esta apertura, no quiso acogerse a las propuestas poéticas que ofrecían los ismos: «Yo me siento incapaz de orientarme en esta batahola magnífica. Gozo aquí y allá una metáfora virgínea, una síntesis felicísima, sin conseguir que la secta a que pertenece un poema me muestre contorno claro y me deje fijarla como una línea climatérica en un mapa»