Secretario General Organización de los Estados Americanos
El hemisferio, a pesar de los avances generados en la última década .en el terreno económico y social, es todavía una región donde las oportunidades de progreso no llegan a todos los ciudadanos.
Aún pesa más el lugar donde uno ha nacido, la extracción social, el género, la raza o la orientación sexual a la hora de acceder a las oportunidades que toda sociedad debe generar a sus ciudadanos.
Es como jugar un partido de fútbol siempre con un terreno de juego inclinado para el lado de las élites. Se trata de, en condiciones más difíciles por la coyuntura económica regional e internacional, continuar la obra e igualar las oportunidades a través del acceso a derechos incluyendo la educación y de que los servicios públicos de infraestructura básica lleguen a todos los rincones de nuestra América.
Por todo ello hemos orientado nuestros esfuerzos desde la Secretaría General de la OEA hacia la promoción de “más derechos para más gente” partiendo de un nuevo consenso regional como eje rector: el crecimiento con equidad social.
Nuestra misión responde a la necesidad de generar capacidad en los Estados miembros para cumplir con la promoción de una esfera igualitaria de derechos. Persisten brechas importantes entre los derechos consagrados en los instrumentos jurídicos de los cuales la OEA es depositaria y los compromisos vinculantes de los Estados, por un lado, y el goce pleno, real, y efectivo de esos derechos, por el otro. Es imperioso en este marco atender tanto las desigualdades medidas por el ingreso como las desigualdades producto de discriminación por identidad o pertenencia de los y las ciudadanas que predominan en los países de la región – a ellos nos debemos.
La OEA tiene la capacidad de ser un ente conector de acciones para que los derechos –que son de carácter universal- se expandan en la región y para promover el reconocimiento, como lo hace la Carta de la Organización, del derecho a la igualdad y la no discriminación. Nuestra visión está dirigida a que las Américas lleguen a ser una región con prosperidad compartida, con oportunidades para todas y todos los ciudadanos. Desde mi asunción como Secretario General de la OEA he insistido en que debemos hacer aquello que nadie puede articular mejor que esta organización: el diálogo político con resultados tangibles en áreas claves para la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo integral.
Confío en que esta publicación alimente estas discusiones en la región, y brinde aportes a los Estados Miembros en sus esfuerzos por promover más derechos para más gente, con sociedades más equitativas.
Respuesta:
Explicación:
ólogo: Luis Almagro
Secretario General Organización de los Estados Americanos
El hemisferio, a pesar de los avances generados en la última década .en el terreno económico y social, es todavía una región donde las oportunidades de progreso no llegan a todos los ciudadanos.
Aún pesa más el lugar donde uno ha nacido, la extracción social, el género, la raza o la orientación sexual a la hora de acceder a las oportunidades que toda sociedad debe generar a sus ciudadanos.
Es como jugar un partido de fútbol siempre con un terreno de juego inclinado para el lado de las élites. Se trata de, en condiciones más difíciles por la coyuntura económica regional e internacional, continuar la obra e igualar las oportunidades a través del acceso a derechos incluyendo la educación y de que los servicios públicos de infraestructura básica lleguen a todos los rincones de nuestra América.
Por todo ello hemos orientado nuestros esfuerzos desde la Secretaría General de la OEA hacia la promoción de “más derechos para más gente” partiendo de un nuevo consenso regional como eje rector: el crecimiento con equidad social.
Nuestra misión responde a la necesidad de generar capacidad en los Estados miembros para cumplir con la promoción de una esfera igualitaria de derechos. Persisten brechas importantes entre los derechos consagrados en los instrumentos jurídicos de los cuales la OEA es depositaria y los compromisos vinculantes de los Estados, por un lado, y el goce pleno, real, y efectivo de esos derechos, por el otro. Es imperioso en este marco atender tanto las desigualdades medidas por el ingreso como las desigualdades producto de discriminación por identidad o pertenencia de los y las ciudadanas que predominan en los países de la región – a ellos nos debemos.
La OEA tiene la capacidad de ser un ente conector de acciones para que los derechos –que son de carácter universal- se expandan en la región y para promover el reconocimiento, como lo hace la Carta de la Organización, del derecho a la igualdad y la no discriminación. Nuestra visión está dirigida a que las Américas lleguen a ser una región con prosperidad compartida, con oportunidades para todas y todos los ciudadanos. Desde mi asunción como Secretario General de la OEA he insistido en que debemos hacer aquello que nadie puede articular mejor que esta organización: el diálogo político con resultados tangibles en áreas claves para la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo integral.
Confío en que esta publicación alimente estas discusiones en la región, y brinde aportes a los Estados Miembros en sus esfuerzos por promover más derechos para más gente, con sociedades más equitativas.