En la época de los viajes de exploración científica siguió a la Era de los descubrimientos y se inspiró en una nueva confianza en la ciencia y la razón que surgió en la Era de la Ilustración. La llegada de los europeos a América había abierto un escenario de grandes posibilidades y las expediciones marítimas fueron un medio para expandir los imperio coloniales, establecer nuevas rutas comerciales y extender las relaciones diplomáticas y comerciales a esos nuevos territorios. Ya con la Ilustración, la curiosidad científica se convirtió en un nuevo motivo para la exploración que se agregó a las ambiciones comerciales y políticas del pasado.
Fue la Corona Española la primera en llevar a cabo estas exploraciones a escala global aunque posteriormente con la ayuda de las innovaciones tecnológicas (teodolito, cuadrante, cronómetro de precisión, brújula, telescopio, etc.) y motivados por la aparición de nuevas corrientes filosóficas y científicas (Rousseau, Buffon, Darwin, entre otros) entran en escena otras potencias que aspiran capitalizar los nuevos conocimientos. Pero fue, sobre todo, a partir de mediados del siglo XVIII y durante el siglo XIX cuando se multiplicaron las expediciones de carácter predominantemente científico. Más que para descubrir nuevas tierras, esas misiones tenían por objetivo cartografiar las diferentes regiones, descubrir la fauna y la flora (la historia natural), realizar observaciones astronómicas y meteorológicas y probar nuevas teorías en la forma de calcular la longitud. También, muy a menudo, coexistían objetivos políticos, más o menos encubiertos, que buscaban establecer o fortalecer los asentamientos y colonias.
Estos viajes, en general, permitieron la realización de levantamientos cartográficos, trazar nuevas rutas para el comercio marítimo, descubrir territorios, especies vegetales y animales, así como pueblos desconocidos, informar en Europa de los especímenes plantas y frutas tropicales, y hacer avanzar determinadas disciplinas (historia natural, medicina, geografía, hidrología, ictiología, oceanografía, etnología, etc.). También permitieron establecer relaciones diplomáticas y comerciales con países fuera de la esfera de influencia europea.
Entre las expediciones más destacadas se cuentan las tres realizadas por James Cook entre 1768 y 1779,3 la que llevó a cabo el conde de La Pérouse en el periodo que va desde 1785 a 1788,4 la expedición realizada entre 1789 y 1794 por Alejandro Malaspina,5 y las realizadas por Alexander von Humboldt entre 1799 y 1804. También es destacable la expedición científica compuesta por 167 hombres de ciencia que acompañó a Napoleón Bonaparte en su Campaña napoleónica en Egipto y Siria entre 1798 y 1801.
Por lo general en las expediciones tomaban parte un grupo de especialistas con conocimientos en diversos temas y áreas (tales como geografía, biología, botánica, astronomía, geología). Además siempre las acompañaba un grupo de ilustradores y dibujantes, que dejaron muchos bocetos e ilustraciones de los diversos animales, paisajes y plantas que encontraban, muchos de los cuales sirvieron para completar los libros y documentos que se produjeron con los relatos de las expediciones y sus hallazgos.
El descubrimiento del océano Pacifico, cuya dimensión ocupa la terce-ra parte de la tierra, es consecuencia del de América por Colón en 1492 yde la llegada, en 1493, de Vasco de Gama a la India tras doblar el cabo dela Buena Esperanza. A partir de este momento se abre el inicio de unaserie de exploraciones geográficas a manos de navegantes españoles,durante los siglos XVI, XVII y XVIII, que permitirán en pocos años eldesarrollo de la náutica, de la cartografía y establecer la configuraciónreal de globo terráqueo con el descubrimiento de nuevos mares y tierras.Sin embargo, la huella material de España en el Pacífico en la actualidadno se corresponde con la empresa desarrollada por la corona española, nicon los empeños de aquellos marinos integrantes de los viajes de explo-ración, que se adentraron en este mar en busca de nuevas tierras y rutas denavegación.
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Descubierto y bautizado por hombres al servicio de Castilla, sus aguasfueron surcadas en exclusividad, durante casi cien años, por navíos espa-ñoles procedentes de la metrópoli primero y posteriormente de los virrei-natos americanos, estableciendo nuevas derrotas y descubriendo tierras eislas desconocidas hasta el momento. Con el paso de los años comercian-tes holandeses (Compañía Holandesa de las Indias Orientales) y corsa-rios ingleses (Cavendish, Drake...) entrarán en el escenario, pero no seráhasta el siglo XVIII cuando se abra la era de exploración a los paíseseuropeos, y entren marinos y expediciones españolas en competencia conlas de Byron, Wallis, Bouganinville, Cook o La Pérouse. El investigadoraustraliano Oskar Spate ha creado el término de “lago español” para defi-nirlo, término acertado pues efectivamente sus aguas bañaron tierras quepor el Tratado de Tordesillas eran dominio de España, aunque en rarasexcepciones se tomara posesión efectiva de ellas al rebasar la empresa lascapacidades a la corona, que tenía que encarar otros frentes en Europa yAmérica que paulatinamente la llevaron a su propio declive.
En la época de los viajes de exploración científica siguió a la Era de los descubrimientos y se inspiró en una nueva confianza en la ciencia y la razón que surgió en la Era de la Ilustración. La llegada de los europeos a América había abierto un escenario de grandes posibilidades y las expediciones marítimas fueron un medio para expandir los imperio coloniales, establecer nuevas rutas comerciales y extender las relaciones diplomáticas y comerciales a esos nuevos territorios. Ya con la Ilustración, la curiosidad científica se convirtió en un nuevo motivo para la exploración que se agregó a las ambiciones comerciales y políticas del pasado.
Fue la Corona Española la primera en llevar a cabo estas exploraciones a escala global aunque posteriormente con la ayuda de las innovaciones tecnológicas (teodolito, cuadrante, cronómetro de precisión, brújula, telescopio, etc.) y motivados por la aparición de nuevas corrientes filosóficas y científicas (Rousseau, Buffon, Darwin, entre otros) entran en escena otras potencias que aspiran capitalizar los nuevos conocimientos. Pero fue, sobre todo, a partir de mediados del siglo XVIII y durante el siglo XIX cuando se multiplicaron las expediciones de carácter predominantemente científico. Más que para descubrir nuevas tierras, esas misiones tenían por objetivo cartografiar las diferentes regiones, descubrir la fauna y la flora (la historia natural), realizar observaciones astronómicas y meteorológicas y probar nuevas teorías en la forma de calcular la longitud. También, muy a menudo, coexistían objetivos políticos, más o menos encubiertos, que buscaban establecer o fortalecer los asentamientos y colonias.
Estos viajes, en general, permitieron la realización de levantamientos cartográficos, trazar nuevas rutas para el comercio marítimo, descubrir territorios, especies vegetales y animales, así como pueblos desconocidos, informar en Europa de los especímenes plantas y frutas tropicales, y hacer avanzar determinadas disciplinas (historia natural, medicina, geografía, hidrología, ictiología, oceanografía, etnología, etc.). También permitieron establecer relaciones diplomáticas y comerciales con países fuera de la esfera de influencia europea.
Entre las expediciones más destacadas se cuentan las tres realizadas por James Cook entre 1768 y 1779,3 la que llevó a cabo el conde de La Pérouse en el periodo que va desde 1785 a 1788,4 la expedición realizada entre 1789 y 1794 por Alejandro Malaspina,5 y las realizadas por Alexander von Humboldt entre 1799 y 1804. También es destacable la expedición científica compuesta por 167 hombres de ciencia que acompañó a Napoleón Bonaparte en su Campaña napoleónica en Egipto y Siria entre 1798 y 1801.
Por lo general en las expediciones tomaban parte un grupo de especialistas con conocimientos en diversos temas y áreas (tales como geografía, biología, botánica, astronomía, geología). Además siempre las acompañaba un grupo de ilustradores y dibujantes, que dejaron muchos bocetos e ilustraciones de los diversos animales, paisajes y plantas que encontraban, muchos de los cuales sirvieron para completar los libros y documentos que se produjeron con los relatos de las expediciones y sus hallazgos.
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El descubrimiento del océano Pacifico, cuya dimensión ocupa la terce-ra parte de la tierra, es consecuencia del de América por Colón en 1492 yde la llegada, en 1493, de Vasco de Gama a la India tras doblar el cabo dela Buena Esperanza. A partir de este momento se abre el inicio de unaserie de exploraciones geográficas a manos de navegantes españoles,durante los siglos XVI, XVII y XVIII, que permitirán en pocos años eldesarrollo de la náutica, de la cartografía y establecer la configuraciónreal de globo terráqueo con el descubrimiento de nuevos mares y tierras.Sin embargo, la huella material de España en el Pacífico en la actualidadno se corresponde con la empresa desarrollada por la corona española, nicon los empeños de aquellos marinos integrantes de los viajes de explo-ración, que se adentraron en este mar en busca de nuevas tierras y rutas denavegación.
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Descubierto y bautizado por hombres al servicio de Castilla, sus aguasfueron surcadas en exclusividad, durante casi cien años, por navíos espa-ñoles procedentes de la metrópoli primero y posteriormente de los virrei-natos americanos, estableciendo nuevas derrotas y descubriendo tierras eislas desconocidas hasta el momento. Con el paso de los años comercian-tes holandeses (Compañía Holandesa de las Indias Orientales) y corsa-rios ingleses (Cavendish, Drake...) entrarán en el escenario, pero no seráhasta el siglo XVIII cuando se abra la era de exploración a los paíseseuropeos, y entren marinos y expediciones españolas en competencia conlas de Byron, Wallis, Bouganinville, Cook o La Pérouse. El investigadoraustraliano Oskar Spate ha creado el término de “lago español” para defi-nirlo, término acertado pues efectivamente sus aguas bañaron tierras quepor el Tratado de Tordesillas eran dominio de España, aunque en rarasexcepciones se tomara posesión efectiva de ellas al rebasar la empresa lascapacidades a la corona, que tenía que encarar otros frentes en Europa yAmérica que paulatinamente la llevaron a su propio declive.
la verdad nose cual te sirva pero hay esta xd