¿q condiciones climaticas propiciaron el descubrimiento de la agricultura y la ganaderia ?
susihernandez1
Esa relación no siempre es evidente, y hay más de un ejemplo de abordajes inadecuados debido a sus complejidades y exigencias políticas, sociales y económicas.La agricultura y la deforestación siguen siendo las principales fuentes de origen de gases con efecto invernadero. A su vez, la producción agropecuaria convencional es una de las principales presiones sobre la biodiversidad.Por ello, cualquier abordaje serio sobre el cambio climático o la conservación de la biodiversidad, deberá incluir a la agricultura y ganadería. Las alternativas frente al cambio climático global o para la protección de la naturaleza en América Latina requerirán de profundos cambios en el desarrollo rural.Sin embargo, en casi todos los países estos tres campos se encuentran en buena medida separados y los enfoques transversales son escasos. También asoman contradicciones, por ejemplo: se alientan programas para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, pero a la vez se promueve la expansión de agroindustrias exportadoras, las que contribuyen a emitir todavía más gases.Una relación íntimaPérdida de bosques por incendios en la Amazonía: una causa clave en la pérdida de biodiversidad y otra de las principales fuentes de gases invernadero. Remanentes de bosque tropical en Madre deDios, Perú. Foto: CLAESLa problemática del cambio climático es actualmente muy visible en América Latina, tanto por las demandas de la opinión pública y las organizaciones ciudadanas, como por las acciones gubernamentales y las negociaciones globales en esa materia.Sin embargo, es muy común que en la prensa o en los planes gubernamentales, la atención esté centrada en las emisiones de los llamados sectores energía, transporte e industria. Los ejemplos más repetidos son los gases emitidos por automóviles o fábricas. Por lo tanto, las medidas para combatir esas emisiones se centran en discutir el uso de la energía en la industria o en promover automóviles híbridos.Pero este enfoque solo es apropiado para los países industrializados, ya que la mayor parte de sus emisiones provienen de los sectores de energía, industria o transporte (por ejemplo, representan cerca del 90% en la Unión Europea). En América Latina, la situación es muy distinta; la principal fuente de emisiones de gases con efecto invernadero no está en la industria o el transporte –que solo representan el 20% del total–, sino que se originan en la agricultura, la deforestación y los cambios en el uso del suelo.Por ejemplo, en América del Sur las emisiones que provienen de la agricultura alcanzan el 22,9% del total, y las de cambios en el uso del suelo y deforestación alcanzan el 53%. Se concluye que un 75,9 % del total de emisiones se originan desde esas prácticas rurales, representando 3356,8 millones de toneladas de CO2 equivalentes emitidos (información de la base de datos CAIT, World Resources Institute, 2005). La situación se hace más compleja ya que los principales gases involucrados en estos casos son el metano y el dióxido de nitrógeno, cuyos efectos en el calentamiento global son respectivamente 20 veces, y 300 veces mayores, a los del CO2.Es evidente que los estilos de desarrollo agropecuarios son determinantes para comprender el papel de la región en el cambio climático. En unos países la principal causa se encuentra claramente en la deforestación y otras transformaciones en el uso del suelo. Esto ocurre, según los datos disponibles, en particular en Bolivia (68,8 % del total de emisiones nacionales), seguida por Ecuador (66%), Brasil (64,4%), y más lejos, Perú (48%). Pero si se observan las emisiones absolutas de CO2 equivalentes, Brasil lidera los registros por un amplio margen, seguido por Venezuela.En otros casos, son la agricultura y la ganadería las principales fuentes, como sucede en Uruguay (82,4% del total), Colombia (50,3%) y Argentina (39,4%). Las mayores emisiones absolutas vuelven a estar en Brasil, pero secundadas por Argentina. Este breve repaso de los indicadores también permite advertir que todos los grandes exportadores de agroalimentos muestran crecientes emisiones desde ese origen.