Primero, hay evidencia cualitativa de que la evaluación del docente se debe basar en estándares profesionales, indicadores asociados a práctica pedagógica, aprendizaje de los estudiantes, contribuciones profesionales y medidas de trabajo colaborativo.
Una evaluación reciente hizo una revisión sobre la investigación en evaluación docente exitosa y concluyó que hay siete criterios para un sistema exitoso de evaluación docente.
La evaluación del docente se debe basar en estándares profesionales asociados a la enseñanza.
La evaluación debe incluir evidencia multifacética de la práctica docente, el aprendizaje de los estudiantes y las contribuciones profesionales hechas.
Los evaluadores deben estar capacitados para evaluar y proveer retroalimentación constructiva y apoyar el proceso de aprendizaje del docente.
Las evaluaciones deben de acompañarse de retroalimentación útil y con una conexión a oportunidades de desarrolo profesional.
La evaluación debe incluir una medida del trabajo colaborativo de los docentes para promover el apoyo mutuo.
Docentes expertos deben ser parte de la ayuda y asistencia para los nuevos docentes y para los docentes que requieran apoyo adicional.
Finalmente, los docentes y administradores se deben involucrar en la supervisión del proceso de evaluación para garantizar que la información tiene el contenido y la calidad necesaria.
Segundo, sabemos que la inclusión del desempeño de los estudiantes actúa en favor de éstos aunque resulta en una asignación parcialmente injusta de reconocimientos de los docentes.
Evaluar al docente en función del desempeño de sus estudiantes reflejaría factores fuera de su control porque el aprendizaje de un niño depende de otros factores como el alumno mismo, los padres, los administradores y las instituciones. Los padres más preocupados por la educación de sus hijos seleccionan las mejores escuelas para sus hijos, creando diferencias en composición de alumnos entre escuelas.
Comparar entre maestros de grupos socioeconómicos similares disminuye el problema pero no lo resuelve. Una alternativa es evaluar al docente en función del cambio promedio del desempeño de sus alumnos. Esta medida varía mucho entre generaciones de estudiantes para un mismo maestro y entre pruebas. Por lo tanto ésta medida resulta inestable y poco confiable.
Por otro lado, hay una mejora en el aprendizaje de los alumnos cuando se liga un incentivo financiero al docente en función del desempeño de los alumnos (aquí, aquí y aquí). Más aún, hay evidencia que los docentes posiblemente conocen su efectividad.
Por lo tanto, ligar la evaluación docente al desempeño del alumno pudiera atraer a la profesión individuos con mayor potencial para ser docentes más efectivos. Por lo tanto, la inclusión del desempeño del alumno en la evaluación docente se hace en favor de los alumnos pero los docentes que enfrentan insumos complementarios deficientes enfrentan menor reconocimiento.
Tercero, sabemos que la evaluación docente es una herramienta para mejorar la calidad educativa que depende de insumos complementarios.
Para que los docentes puedan mejorar su práctica deben utilizar la información de la evaluación para identificar necesidades específicas a su grupo, desarrollar estrategias de mejora y tomar acción.
Para que esto suceda los docentes deben contar con el tiempo para reflexionar y los apoyos necesarios para llevar esta reflexión a una práctica mejorada. La mejora en la calidad educativa es un proceso que requiere de un aprendizaje continuo.
Concluyendo, la evaluación del docente es una herramienta para mejorar la calidad educativa que depende de insumos complementarios e idealmente debe considerar estándares profesionales, indicadores asociados a práctica pedagógica, contribuciones profesionales, medidas de trabajo colaborativo y el aprendizaje de los estudiantes.
En caso de que se te hubiera ocurrido, lo que piensas de tu maestro posiblemente no importa. Es posible que creas que los mejores maestros son aquellos que te dieron las mejores calificaciones.
Respuesta:
Primero, hay evidencia cualitativa de que la evaluación del docente se debe basar en estándares profesionales, indicadores asociados a práctica pedagógica, aprendizaje de los estudiantes, contribuciones profesionales y medidas de trabajo colaborativo.
Una evaluación reciente hizo una revisión sobre la investigación en evaluación docente exitosa y concluyó que hay siete criterios para un sistema exitoso de evaluación docente.
La evaluación del docente se debe basar en estándares profesionales asociados a la enseñanza.
La evaluación debe incluir evidencia multifacética de la práctica docente, el aprendizaje de los estudiantes y las contribuciones profesionales hechas.
Los evaluadores deben estar capacitados para evaluar y proveer retroalimentación constructiva y apoyar el proceso de aprendizaje del docente.
Las evaluaciones deben de acompañarse de retroalimentación útil y con una conexión a oportunidades de desarrolo profesional.
La evaluación debe incluir una medida del trabajo colaborativo de los docentes para promover el apoyo mutuo.
Docentes expertos deben ser parte de la ayuda y asistencia para los nuevos docentes y para los docentes que requieran apoyo adicional.
Finalmente, los docentes y administradores se deben involucrar en la supervisión del proceso de evaluación para garantizar que la información tiene el contenido y la calidad necesaria.
Segundo, sabemos que la inclusión del desempeño de los estudiantes actúa en favor de éstos aunque resulta en una asignación parcialmente injusta de reconocimientos de los docentes.
Evaluar al docente en función del desempeño de sus estudiantes reflejaría factores fuera de su control porque el aprendizaje de un niño depende de otros factores como el alumno mismo, los padres, los administradores y las instituciones. Los padres más preocupados por la educación de sus hijos seleccionan las mejores escuelas para sus hijos, creando diferencias en composición de alumnos entre escuelas.
Comparar entre maestros de grupos socioeconómicos similares disminuye el problema pero no lo resuelve. Una alternativa es evaluar al docente en función del cambio promedio del desempeño de sus alumnos. Esta medida varía mucho entre generaciones de estudiantes para un mismo maestro y entre pruebas. Por lo tanto ésta medida resulta inestable y poco confiable.
Por otro lado, hay una mejora en el aprendizaje de los alumnos cuando se liga un incentivo financiero al docente en función del desempeño de los alumnos (aquí, aquí y aquí). Más aún, hay evidencia que los docentes posiblemente conocen su efectividad.
Por lo tanto, ligar la evaluación docente al desempeño del alumno pudiera atraer a la profesión individuos con mayor potencial para ser docentes más efectivos. Por lo tanto, la inclusión del desempeño del alumno en la evaluación docente se hace en favor de los alumnos pero los docentes que enfrentan insumos complementarios deficientes enfrentan menor reconocimiento.
Tercero, sabemos que la evaluación docente es una herramienta para mejorar la calidad educativa que depende de insumos complementarios.
Para que los docentes puedan mejorar su práctica deben utilizar la información de la evaluación para identificar necesidades específicas a su grupo, desarrollar estrategias de mejora y tomar acción.
Para que esto suceda los docentes deben contar con el tiempo para reflexionar y los apoyos necesarios para llevar esta reflexión a una práctica mejorada. La mejora en la calidad educativa es un proceso que requiere de un aprendizaje continuo.
Concluyendo, la evaluación del docente es una herramienta para mejorar la calidad educativa que depende de insumos complementarios e idealmente debe considerar estándares profesionales, indicadores asociados a práctica pedagógica, contribuciones profesionales, medidas de trabajo colaborativo y el aprendizaje de los estudiantes.
En caso de que se te hubiera ocurrido, lo que piensas de tu maestro posiblemente no importa. Es posible que creas que los mejores maestros son aquellos que te dieron las mejores calificaciones.
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