6. Dibujo las escenas contenidas en el texto. Inicio Desarrollo Final Martita tenía temor a los sapos. Cuando veía uno se ponía pálida. Ella temblaba y lloraba a gritos. De nada le servía que su madre le dijese que los sapos no son peligrosos, que solo comen insectos. Todo argumento no servía, igual ella se moría de susto al ver a un sapo. Una mañana, Pepe encontró un sapo en un rincón del patio, como él no tenía ni una pizca de miedo, lo agarró y lo dejó en el jardín. Lo puso entre unas plantas de clavelinas. Cuando Martita se levantó, Pepe le dijo:-vamos a cortar una clavelina a la maestra; vas a ver que le va a encantar. - Sí, vamos - dijo Martita y se dirigieron ambos al jardín. - Estas clavelinas rojas son hermosas- dijo y empezó a cortarlas. En el momento en que cortaba la cuarta flor, la niña sintió que tocaba algo húmedo y blando. Miró entre las hojas y vió el enorme sapo negro que se hinchó y dijo: - Croack, croack. Martita se puso pálida, abrió muy grande los ojos y luego cayó desmayada. Pepe asustado por lo que había hecho gritó: - ¡auxilio, auxilio! Al escuchar los gritos, vinieron la mamá, el papá y los tíos de los niños. Levantaron a Martita, le hicieron oler alcohol y le dieron un vaso de agua azucarada. - ¿Qué pasó? – preguntó la mamá. Entre las clavelinas hay un sapo monstruoso con cuernos y ojos de fuego –dijo Martita. Arrepentido, Pepe le dijo: Era solo un sapo. Disculpame, Martita, yo fui quien lo puso allí, solo quise hacerte una broma. - No lo vuelvas a hacer -dijo la madre. Sabés el miedo que tiene a los sapos
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