José María Vargas fue elegido presidente en las primeras elecciones (1835), pero la presión militar (la llamada Revolución de las Reformas, liderada por Mariño) lo obligó a abandonar el país. Sofocada la rebelión, reasumió el poder, pero terminó por presentar la dimisión en 1836. Posteriormente fue consejero del gobierno (1847-1851) y director de Instrucción Pública en el gabinete de José Tadeo Monagas. Sus discrepancias con la política de Monagas le llevaron a exiliarse a Estados Unidos en 1853.
La presidencia de José María Vargas
En las elecciones de 1834, que acabarían dando la presidencia a José María Vargas, se perfilaron cinco candidatos, tres de ellos militares, los generales Carlos Soublette (propuesto por José Antonio Páez), Santiago Mariño y Bartolomé Salom, y dos civiles, Diego Bautista Urbaneja y el propio Vargas. El doctor José María Vargas contaba con el apoyo de diversos sectores civiles (universitarios, agricultores y propietarios) que querían aprovecharse de la división existente entre los militares para aupar una alternativa civilista. Los seguidores de Mariño se oponían violentamente a esta candidatura y reclamaban el derecho exclusivo que tenían los militares para gobernar el país.
Explicación:
José María Vargas fue elegido presidente en las primeras elecciones (1835), pero la presión militar (la llamada Revolución de las Reformas, liderada por Mariño) lo obligó a abandonar el país. Sofocada la rebelión, reasumió el poder, pero terminó por presentar la dimisión en 1836. Posteriormente fue consejero del gobierno (1847-1851) y director de Instrucción Pública en el gabinete de José Tadeo Monagas. Sus discrepancias con la política de Monagas le llevaron a exiliarse a Estados Unidos en 1853.
La presidencia de José María Vargas
En las elecciones de 1834, que acabarían dando la presidencia a José María Vargas, se perfilaron cinco candidatos, tres de ellos militares, los generales Carlos Soublette (propuesto por José Antonio Páez), Santiago Mariño y Bartolomé Salom, y dos civiles, Diego Bautista Urbaneja y el propio Vargas. El doctor José María Vargas contaba con el apoyo de diversos sectores civiles (universitarios, agricultores y propietarios) que querían aprovecharse de la división existente entre los militares para aupar una alternativa civilista. Los seguidores de Mariño se oponían violentamente a esta candidatura y reclamaban el derecho exclusivo que tenían los militares para gobernar el país.