Las operaciones militares alemanes entre 1943 y 1945 se vieron muy perjudicadas por la falta de infanteria. Los primeros problemas comenzaron antes, en 1942, cuando la Wehrmacht sufrió el primer revés serio de la guerra en la operación Tifón. Tras sufrir un millón de bajas, Keitel buscó apoyo entre los aliados alemanes, logrando 4 ejércitos: dos rumanos, uno italiano y otro húngaro.
Sobre el papel la cifra no es nada despreciable, los rumanos sumaban 260.000 hombres; los húngaros 209.000, y 235.000 los italianos. En 1942 la Wehrmacht sumaba 8.600.000 repartidos en varios frentes. Bien equipados y formados, estos más de 600.000 hombres podían tener un efecto importante en el frente oriental.
Sin embargo estas formaciones sufrieron auténticas debacles. Por ejemplo, en Stalingrado los italianos y rumanos, pobremente equipados, fueron arrollados por los soviéticos. Las divisiones apenas tenían medios de transporte y sobre todo la potencia de fuego era muy inferior a la de sus homologas alemanes. Para hacernos una idea, una división rumana o húngara disponía de la mitad de artillería que una alemana. Con una mayor colaboración, Alemania podría haber equipado estas formaciones con mejor material.
Las operaciones militares alemanes entre 1943 y 1945 se vieron muy perjudicadas por la falta de infanteria. Los primeros problemas comenzaron antes, en 1942, cuando la Wehrmacht sufrió el primer revés serio de la guerra en la operación Tifón. Tras sufrir un millón de bajas, Keitel buscó apoyo entre los aliados alemanes, logrando 4 ejércitos: dos rumanos, uno italiano y otro húngaro.
Sobre el papel la cifra no es nada despreciable, los rumanos sumaban 260.000 hombres; los húngaros 209.000, y 235.000 los italianos. En 1942 la Wehrmacht sumaba 8.600.000 repartidos en varios frentes. Bien equipados y formados, estos más de 600.000 hombres podían tener un efecto importante en el frente oriental.
Sin embargo estas formaciones sufrieron auténticas debacles. Por ejemplo, en Stalingrado los italianos y rumanos, pobremente equipados, fueron arrollados por los soviéticos. Las divisiones apenas tenían medios de transporte y sobre todo la potencia de fuego era muy inferior a la de sus homologas alemanes. Para hacernos una idea, una división rumana o húngara disponía de la mitad de artillería que una alemana. Con una mayor colaboración, Alemania podría haber equipado estas formaciones con mejor material.