De sus primeros años se cuenta que sufrió un accidente a orillas del río de la Chorrera del Pedestal. La anécdota que cuenta que esta caída le produjo 77 heridas en la cabeza, es una exageración que contribuye al mito. Cuando era todavía muy niño muere su madre. Su tío José Ángel Palacio se hizo cargo del pequeño niño. A los seis años ingreso en la Escuela de los Hermanos Cristianos. La inteligencia que demostraba Palacio alentó a su tío a pagar sus estudios medios y de los primeros años de Universidad. La secundaria la cursó en el Colegio Bernardo Valdivieso, en donde se distinguiría por ser uno de los mejores estudiantes.
En la revista del colegio publican su primer poema, Ojos Negros.
A los quince años (1921) recibe una mención por su autobiografía llamada El huerfanito. Durante su época de bachillerato leía libros de romanticismo y modernismo.
Luego de graduarse de bachiller se traslada a Quito, donde ingresa a la Universidad Central de Ecuador con un excelente promedio, lo que alentó a su tío a pagarle los estudios de Jurisprudencia para más tarde titularse de abogado.1 Durante su estadía en la ciudad capital, se convierte en poco tiempo en uno de los referentes del Partido Socialista Ecuatoriano.
Poco después de graduarse publica su libro Débora" y "Un hombre muerto a puntapiés.
Fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, profesor de Literatura y Filosofía cuando era Ministro de Educación Benjamín Carrión, ejerció la Subsecretaría del ramo; y fue Segundo Secretario de la Asamblea Constituyente convocada por el General Alberto Enríquez Gallo. Además fue subsecretario del Ministerio de Educación.2
"Solo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales", escribiría en uno de sus relatos. Solo los locos se esfuerzan por recuperar la lucidez desde la audacia. Mientras la generación de escritores del 30 se dedicaban al realismo social, a él se le ocurrió ser un adelantado a su época, indagar en la psicología del hombre, hablar de seres y casos mórbidos, de antropófagos sádicos o de siamesas celosas, de huerfanitos con miedo, de mujeres que miran las estrellas, de comedias cotidianas, pero inmortales. Por eso, su breve producción literaria, de apenas una década (1921-1932), sufrió hasta los años sesenta de hostilidad e incomprensión por temor, quizá, de que su "Treponema pálido" contagiara de atrevimiento a la literatura.
En 1932 escribió la novela subjetiva Vida del ahorcado.1
Su producción literaria se condensa en cuatro libros: "Un hombre muerto a puntapiés" (libro de cuentos editado por primera vez en enero de 1927), "Débora" (novela publicada en noviembre de ese mismo año), "Comedia inmortal" y "Vida del ahorcado" (1932). Sin embargo, hay que anotar que una primera novela de Palacio obtuvo el primer premio en un concurso en su provincia, "Ojeras de la Virgen", que ha permanecido inédita y cuyo original parece haberse perdido.
A partir de 1936 su inteligencia se ve menguada tempranamente por una exquisita locura que se trasluce en su obra.2
En 1940 se internó en el manicomio "Lorenzo Ponce" de Guayaquil.
Su locura se transformó en una de las grandes coartadas de los críticos que lo acallaron y se burlaron de él; pero Palacio escribió todos sus textos cuando estaba cuerdo, detalle que suele ser ignorado por quienes lo critican.1
De sus primeros años se cuenta que sufrió un accidente a orillas del río de la Chorrera del Pedestal. La anécdota que cuenta que esta caída le produjo 77 heridas en la cabeza, es una exageración que contribuye al mito. Cuando era todavía muy niño muere su madre. Su tío José Ángel Palacio se hizo cargo del pequeño niño. A los seis años ingreso en la Escuela de los Hermanos Cristianos. La inteligencia que demostraba Palacio alentó a su tío a pagar sus estudios medios y de los primeros años de Universidad. La secundaria la cursó en el Colegio Bernardo Valdivieso, en donde se distinguiría por ser uno de los mejores estudiantes.
En la revista del colegio publican su primer poema, Ojos Negros.
A los quince años (1921) recibe una mención por su autobiografía llamada El huerfanito. Durante su época de bachillerato leía libros de romanticismo y modernismo.
Luego de graduarse de bachiller se traslada a Quito, donde ingresa a la Universidad Central de Ecuador con un excelente promedio, lo que alentó a su tío a pagarle los estudios de Jurisprudencia para más tarde titularse de abogado.1 Durante su estadía en la ciudad capital, se convierte en poco tiempo en uno de los referentes del Partido Socialista Ecuatoriano.
Poco después de graduarse publica su libro Débora" y "Un hombre muerto a puntapiés.
Fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, profesor de Literatura y Filosofía cuando era Ministro de Educación Benjamín Carrión, ejerció la Subsecretaría del ramo; y fue Segundo Secretario de la Asamblea Constituyente convocada por el General Alberto Enríquez Gallo. Además fue subsecretario del Ministerio de Educación.2
"Solo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales", escribiría en uno de sus relatos. Solo los locos se esfuerzan por recuperar la lucidez desde la audacia. Mientras la generación de escritores del 30 se dedicaban al realismo social, a él se le ocurrió ser un adelantado a su época, indagar en la psicología del hombre, hablar de seres y casos mórbidos, de antropófagos sádicos o de siamesas celosas, de huerfanitos con miedo, de mujeres que miran las estrellas, de comedias cotidianas, pero inmortales. Por eso, su breve producción literaria, de apenas una década (1921-1932), sufrió hasta los años sesenta de hostilidad e incomprensión por temor, quizá, de que su "Treponema pálido" contagiara de atrevimiento a la literatura.
En 1932 escribió la novela subjetiva Vida del ahorcado.1
Su producción literaria se condensa en cuatro libros: "Un hombre muerto a puntapiés" (libro de cuentos editado por primera vez en enero de 1927), "Débora" (novela publicada en noviembre de ese mismo año), "Comedia inmortal" y "Vida del ahorcado" (1932). Sin embargo, hay que anotar que una primera novela de Palacio obtuvo el primer premio en un concurso en su provincia, "Ojeras de la Virgen", que ha permanecido inédita y cuyo original parece haberse perdido.
A partir de 1936 su inteligencia se ve menguada tempranamente por una exquisita locura que se trasluce en su obra.2
En 1940 se internó en el manicomio "Lorenzo Ponce" de Guayaquil.
Su locura se transformó en una de las grandes coartadas de los críticos que lo acallaron y se burlaron de él; pero Palacio escribió todos sus textos cuando estaba cuerdo, detalle que suele ser ignorado por quienes lo critican.1