Los orígenes de las monarquías se remontan a una época para la que carecemos totalmente de fuentes escritas y las fuentes arqueológicas son todavía escasas. Cuando comenzamos a tener documentación escrita nos encontramos con algunos aspectos de estas civilizaciones que ya están bien asentados, por lo que hay que suponer que durante los periodos anteriores, para los que no tenemos documentación escrita, se producen los primeros tanteos, ensayos, etc.
Por ejemplo, en Mesopotamia comenzamos a tener ducumentación escrita sobre el tema que nos interesa en el periodo protodinástico (2900-2330 a. C.), y en esa documentación escrita se incluyen listas reales e información sobre diferentes reyes. Pero ¿qué ocurre para el periodo anterior, el predinástico (4400-2900 a. C.), que transcurre en su mayor parte antes de que surja la escritura? No tenemos, por tanto, listas reales y las parcas fuentes arqueológicas no nos pueden dar información en ese sentido. Pero eso no quiere decir que no haya existido una incipiente monarquía, aunque pudiera ser bastante diferente de la que tomó forma luego en el protodinástico. Incluso cuando ya tenemos textos escritos como la lista real sumeria y otros, hay que tener en cuenta que estos documentos no pueden ser considerados sin más. El pensamiento sumerio no había alcanzado el grado de generalización, definición y abstracción intelectual que caracteriza a la historia tal como la entendemos hoy día. Por ello, los datos que aparecen en estos documentos deben ser contrastados por otras fuentes e interpretados en relación con ellas.
Los orígenes de las monarquías se remontan a una época para la que carecemos totalmente de fuentes escritas y las fuentes arqueológicas son todavía escasas. Cuando comenzamos a tener documentación escrita nos encontramos con algunos aspectos de estas civilizaciones que ya están bien asentados, por lo que hay que suponer que durante los periodos anteriores, para los que no tenemos documentación escrita, se producen los primeros tanteos, ensayos, etc.
Por ejemplo, en Mesopotamia comenzamos a tener ducumentación escrita sobre el tema que nos interesa en el periodo protodinástico (2900-2330 a. C.), y en esa documentación escrita se incluyen listas reales e información sobre diferentes reyes. Pero ¿qué ocurre para el periodo anterior, el predinástico (4400-2900 a. C.), que transcurre en su mayor parte antes de que surja la escritura? No tenemos, por tanto, listas reales y las parcas fuentes arqueológicas no nos pueden dar información en ese sentido. Pero eso no quiere decir que no haya existido una incipiente monarquía, aunque pudiera ser bastante diferente de la que tomó forma luego en el protodinástico. Incluso cuando ya tenemos textos escritos como la lista real sumeria y otros, hay que tener en cuenta que estos documentos no pueden ser considerados sin más. El pensamiento sumerio no había alcanzado el grado de generalización, definición y abstracción intelectual que caracteriza a la historia tal como la entendemos hoy día. Por ello, los datos que aparecen en estos documentos deben ser contrastados por otras fuentes e interpretados en relación con ellas.