Todos nos tenemos que morir algún día, este es un hecho. Quizás la pregunta es más bien: ¿Por qué Dios permite que las personas que hacen el bien en este mundo mueran y por tanto ya no nos pueden hacer el bien, y las personas que hacen obras malas viven, y por tanto pueden seguir haciendo obras malas?
O dicha de otra forma: ¿no merece la gente buena vivir largas vidas, y la gente mala morir lo más pronto posible?
Estas preguntas me recuerdan una historia real que leí una vez en la revista Rolling Stone.
Mike Carlucci fue abandonado de niño por su madre y criado por un padre abusivo. A los doce años ya era el peor bully de su colegio y adicto al alcohol. Poco después se involucró con la droga, abusando de la cocaína y vendiéndola. Más de una vez llegó a las puertas de la muerte, pero no le importaba.
No le importó tampoco una noche en 1987, cuando disparó a la cabeza de un joven inocente, Scott Everett, matándole. Su culpabilidad fue juzgada menguada por varios factores y recibió una sentencia de solo cinco años en la cárcel. Pero quien se quedó enojado era el padre de Scott, el pastor protestante Walter Everett.
Walter Everett era un hombre respetado y amado, que siempre había predicado el perdón. Pero cuando su hijo fue asesinado, sintió en su corazón el crecimiento de un espíritu de odio, de ira y de venganza.
Después de un año de sufrimiento intenso, retirado de su familia, se dio cuenta que tendría que practicar el perdón que predicaba, si iba a encontrar de nuevo la paz. Entonces se puso a escribir una carta a Mike Carlucci, contándole todo lo que había sufrido y terminando con las palabras, “te perdono, Mike.”
No esperaba una respuesta de Mike, que apenas había mostrado sentimiento humano durante su proceso. Por lo que le sorprendió recibir una carta del criminal tres semanas después, dándole gracias por su perdón y expresando sincero arrepentimiento por su crimen. De allí brotó una amistad, que llegó a tal punto que Walt testificó de parte de Mike para lograr su libertad condicional antes del tiempo. Y poco después ofició su matrimonio con su novia Sandie.
Mike y Walter se dedicaron a viajar y contar su historia en colegios e iglesias alrededor de los Estados Unidos. Para Mike, quien había conocido poco amor, Walt fue el hombre que le enseñó a “ser humano, quien me dio una segunda oportunidad para vivir. Me dio un amor incondicional.” “Sé que Dios me salvó por alguna razón. Dios puso a Walter en mi vida, y quizás algún día descubriré por qué.” Por su parte, Walter dice: “Yo estaba muy perdido, y fui salvado gracias a la penitencia de Mike.”
¿Quiénes, entonces, son los malos, y quiénes son los buenos? ¿Es tan fácil juzgar quién debe morir, y quién debe vivir? Si Walter no hubiera perdonado, hubieran quedado él y Mike como los “malos”: Walter con su corazón consumido por el odio a Mike, y Mike con un corazón lleno de odio de sí mismo. Pero porque Walter recibió la gracia para perdonar, los dos se convirtieron en “buenos,” capaces de ayudar a muchos más a ser “buenos” también.
Dios nos dice en la Biblia: “No me complazco en la muerte del pecador, sino en que se convierta y viva.” (Ezequiel 33,11) Y somos todos pecadores. Pero mientras hay vida, hay esperanza. Y solo la sabiduría de Dios puede saber el momento justo en que cada persona tendrá que dar cuentas por lo bueno y lo malo que ha hecho, y lo bueno que ha omitido de hacer, mientras que vivía en la tierra.
espero haberte ayudado creo que me pase de la raya pero al menos de acá sácate una mini conclusión me das corinita o 5 estrellitas
Muchas veces hemos visto que la gente buena muere y la gente mala vive esto como todas las preguntas tiene una respuesta y es la siguiente:
Los buenos en la mayoría de veces fallecen y esto se debe a que ya han logrado su propósito en la vida y lograron lo que esperaban en cambio los malos tienen aun que retractarse y tener un propósito en cual los vuelva buenos y por eso deben prosperan para lograrlo.
Respuesta:
Todos nos tenemos que morir algún día, este es un hecho. Quizás la pregunta es más bien: ¿Por qué Dios permite que las personas que hacen el bien en este mundo mueran y por tanto ya no nos pueden hacer el bien, y las personas que hacen obras malas viven, y por tanto pueden seguir haciendo obras malas?
O dicha de otra forma: ¿no merece la gente buena vivir largas vidas, y la gente mala morir lo más pronto posible?
Estas preguntas me recuerdan una historia real que leí una vez en la revista Rolling Stone.
Mike Carlucci fue abandonado de niño por su madre y criado por un padre abusivo. A los doce años ya era el peor bully de su colegio y adicto al alcohol. Poco después se involucró con la droga, abusando de la cocaína y vendiéndola. Más de una vez llegó a las puertas de la muerte, pero no le importaba.
No le importó tampoco una noche en 1987, cuando disparó a la cabeza de un joven inocente, Scott Everett, matándole. Su culpabilidad fue juzgada menguada por varios factores y recibió una sentencia de solo cinco años en la cárcel. Pero quien se quedó enojado era el padre de Scott, el pastor protestante Walter Everett.
Walter Everett era un hombre respetado y amado, que siempre había predicado el perdón. Pero cuando su hijo fue asesinado, sintió en su corazón el crecimiento de un espíritu de odio, de ira y de venganza.
Después de un año de sufrimiento intenso, retirado de su familia, se dio cuenta que tendría que practicar el perdón que predicaba, si iba a encontrar de nuevo la paz. Entonces se puso a escribir una carta a Mike Carlucci, contándole todo lo que había sufrido y terminando con las palabras, “te perdono, Mike.”
No esperaba una respuesta de Mike, que apenas había mostrado sentimiento humano durante su proceso. Por lo que le sorprendió recibir una carta del criminal tres semanas después, dándole gracias por su perdón y expresando sincero arrepentimiento por su crimen. De allí brotó una amistad, que llegó a tal punto que Walt testificó de parte de Mike para lograr su libertad condicional antes del tiempo. Y poco después ofició su matrimonio con su novia Sandie.
Mike y Walter se dedicaron a viajar y contar su historia en colegios e iglesias alrededor de los Estados Unidos. Para Mike, quien había conocido poco amor, Walt fue el hombre que le enseñó a “ser humano, quien me dio una segunda oportunidad para vivir. Me dio un amor incondicional.” “Sé que Dios me salvó por alguna razón. Dios puso a Walter en mi vida, y quizás algún día descubriré por qué.” Por su parte, Walter dice: “Yo estaba muy perdido, y fui salvado gracias a la penitencia de Mike.”
¿Quiénes, entonces, son los malos, y quiénes son los buenos? ¿Es tan fácil juzgar quién debe morir, y quién debe vivir? Si Walter no hubiera perdonado, hubieran quedado él y Mike como los “malos”: Walter con su corazón consumido por el odio a Mike, y Mike con un corazón lleno de odio de sí mismo. Pero porque Walter recibió la gracia para perdonar, los dos se convirtieron en “buenos,” capaces de ayudar a muchos más a ser “buenos” también.
Dios nos dice en la Biblia: “No me complazco en la muerte del pecador, sino en que se convierta y viva.” (Ezequiel 33,11) Y somos todos pecadores. Pero mientras hay vida, hay esperanza. Y solo la sabiduría de Dios puede saber el momento justo en que cada persona tendrá que dar cuentas por lo bueno y lo malo que ha hecho, y lo bueno que ha omitido de hacer, mientras que vivía en la tierra.
espero haberte ayudado creo que me pase de la raya pero al menos de acá sácate una mini conclusión me das corinita o 5 estrellitas
Verified answer
Respuesta:
Hola! espero te ayude mi respuesta.
Muchas veces hemos visto que la gente buena muere y la gente mala vive esto como todas las preguntas tiene una respuesta y es la siguiente:
Los buenos en la mayoría de veces fallecen y esto se debe a que ya han logrado su propósito en la vida y lograron lo que esperaban en cambio los malos tienen aun que retractarse y tener un propósito en cual los vuelva buenos y por eso deben prosperan para lograrlo.
Hay te deje la respuesta espero te ayude
ate: Tu amiga y ayudante IValeria0204