Decir que se trata de la ciudad más antigua de Europa siempre crea polémica, pero sea cual sea el lugar que ocupa Solnitsata en nuestra historia, está claro que este asentamiento búlgaro de 6.500 años de antigüedad tenía algo muy valioso que proteger.
Unos investigadores anunciaron la semana pasada el descubrimiento de unos muros de piedra de 3 metros de alto y 1,8 de grosor que rodeaban el asentamiento, lo que confirma su estatus de ciudad más antigua y la existencia de una moderna red comercial balcánica en la Edad del Cobre, según el jefe de la excavación Vasil Nikolov, arqueólogo búlgaro.
Mucho antes de que apareciera en Europa la primera rueda, es muy posible que ya se transportaran mercancías valiosas en los países balcánicos en animales de carga y carros. La sal, fundamental para conservar la carne, se unió al oro y el cobre como una de las mercancías más preciadas, y gracias a sus codiciadas salinas, Solnitsata-Provadia se convirtió en productor clave, fabricando bloques para abastecer la región.
La sal podría explicar la presencia de estos imponentes muros, que el arqueólogo David Anthony considera «poco comunes».
«Se pueden encontrar pruebas de fortificaciones en muchos asentamientos de este periodo, pero solían ser de madera. Solnitsata contaba con unos muros de piedra mucho más resistentes», afirma Anthony, del Hartwick College de Oneonta (estado de Nueva York, Estados Unidos), que no participó en la excavación.
En su opinión, resulta revelador que sus habitantes decidieran construir muros de piedra en una región poblada de árboles.
«Sin duda, nos dice mucho sobre el nivel de hostilidad de las comunidades en esa época», añade. Y sobre la riqueza de Solnitsata también.
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Decir que se trata de la ciudad más antigua de Europa siempre crea polémica, pero sea cual sea el lugar que ocupa Solnitsata en nuestra historia, está claro que este asentamiento búlgaro de 6.500 años de antigüedad tenía algo muy valioso que proteger.
Unos investigadores anunciaron la semana pasada el descubrimiento de unos muros de piedra de 3 metros de alto y 1,8 de grosor que rodeaban el asentamiento, lo que confirma su estatus de ciudad más antigua y la existencia de una moderna red comercial balcánica en la Edad del Cobre, según el jefe de la excavación Vasil Nikolov, arqueólogo búlgaro.
Mucho antes de que apareciera en Europa la primera rueda, es muy posible que ya se transportaran mercancías valiosas en los países balcánicos en animales de carga y carros. La sal, fundamental para conservar la carne, se unió al oro y el cobre como una de las mercancías más preciadas, y gracias a sus codiciadas salinas, Solnitsata-Provadia se convirtió en productor clave, fabricando bloques para abastecer la región.
La sal podría explicar la presencia de estos imponentes muros, que el arqueólogo David Anthony considera «poco comunes».
«Se pueden encontrar pruebas de fortificaciones en muchos asentamientos de este periodo, pero solían ser de madera. Solnitsata contaba con unos muros de piedra mucho más resistentes», afirma Anthony, del Hartwick College de Oneonta (estado de Nueva York, Estados Unidos), que no participó en la excavación.
En su opinión, resulta revelador que sus habitantes decidieran construir muros de piedra en una región poblada de árboles.
«Sin duda, nos dice mucho sobre el nivel de hostilidad de las comunidades en esa época», añade. Y sobre la riqueza de Solnitsata también.