Para hacer justicia hay que saber la verdad. Existen al menos dos justicias, una humana, otra divina. Eventualmente la segunda precave los errores de la primera y enmienda lo obrado por la desmesura de los mortales, imponiendo su dominio, mandato y castigo. Este ensayo reflexiona respecto del tema de la verdad como aletheia, esto es, como desocultación y rememoración, en la obra Edipo rey de Sófocles. En este drama la justicia la impondrá Apolo y devendrá violenta, a causa de lamentables “hechos de sangre” ocultados y olvidados. Desde el oráculo de Delfos, salpicando y chorreando sangre de los ojos del rey de Tebas, la verdad divina emergerá exigiendo venganza, sin compasión alguna para sus protagonistas. La verdad como aletheia no es solo poder, justicia y castigo por medio del logos –y aquí lo relevante–, también es grito, sangre y muerte, es tragedia.
Para hacer justicia hay que saber la verdad. Existen al menos dos justicias, una humana, otra divina. Eventualmente la segunda precave los errores de la primera y enmienda lo obrado por la desmesura de los mortales, imponiendo su dominio, mandato y castigo. Este ensayo reflexiona respecto del tema de la verdad como aletheia, esto es, como desocultación y rememoración, en la obra Edipo rey de Sófocles. En este drama la justicia la impondrá Apolo y devendrá violenta, a causa de lamentables “hechos de sangre” ocultados y olvidados. Desde el oráculo de Delfos, salpicando y chorreando sangre de los ojos del rey de Tebas, la verdad divina emergerá exigiendo venganza, sin compasión alguna para sus protagonistas. La verdad como aletheia no es solo poder, justicia y castigo por medio del logos –y aquí lo relevante–, también es grito, sangre y muerte, es tragedia.