El general San Martín convirtió la casona en su palacio residencial, entre 1821 y 1822, y prefirió trabajar allí en su propio despacho, en lugar de hacerlo en la llamada Casa de Pizarro, como es conocido el Palacio de Gobierno, en el centro de Lima.
El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú se levanta en un ambiente contiguo a la quinta de los Libertadores, y a partir de este mes ha abierto diez ambientes en la casona con una detallada explicación sobre el proceso de la independencia y la forma cómo vivieron San Martín y Bolívar en aquella residencia.
Dado que Bolívar vivió en ella más tiempo, de 1823 a 1826, el libertador ocupó parte de su tiempo en amueblarla con sofás y sillas franceses, una amplia cama con dosel y cortinas de raso, y una lujosa vajilla inglesa que sirvió para atender los banquetes y reuniones que solía dar en la quinta.
"Hemos tenido la suerte de contar con el inventario de bienes que dejó Bolívar antes de partir del Perú en 1826. Ahí él describe con mucho detalle qué cosa hay en cada sala, tanto muebles como objetos, si las salas tienen alfombras, si están empapeladas, la descripción es muy detallada", señaló la historiadora.
Uno de los espacios más atractivos de la casa es la sala de tertulias, donde se reunían los invitados a hablar de literatura, pero también de política "y muchas veces a conspirar", dijo
Entre el mobiliario están dos sofás de crines de caballo y dos sillas francesas que figuraban en el inventario de Bolívar.
En esa sala también se han colocado esculturas con personajes que participaron en estas reuniones como un sacerdote, un militar, un criollo y dos damas de sociedad "porque la que administraba ese tipo de tertulias era siempre la dueña de casa", señaló.
El general San Martín convirtió la casona en su palacio residencial, entre 1821 y 1822, y prefirió trabajar allí en su propio despacho, en lugar de hacerlo en la llamada Casa de Pizarro, como es conocido el Palacio de Gobierno, en el centro de Lima.
El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú se levanta en un ambiente contiguo a la quinta de los Libertadores, y a partir de este mes ha abierto diez ambientes en la casona con una detallada explicación sobre el proceso de la independencia y la forma cómo vivieron San Martín y Bolívar en aquella residencia.
Dado que Bolívar vivió en ella más tiempo, de 1823 a 1826, el libertador ocupó parte de su tiempo en amueblarla con sofás y sillas franceses, una amplia cama con dosel y cortinas de raso, y una lujosa vajilla inglesa que sirvió para atender los banquetes y reuniones que solía dar en la quinta.
"Hemos tenido la suerte de contar con el inventario de bienes que dejó Bolívar antes de partir del Perú en 1826. Ahí él describe con mucho detalle qué cosa hay en cada sala, tanto muebles como objetos, si las salas tienen alfombras, si están empapeladas, la descripción es muy detallada", señaló la historiadora.
Uno de los espacios más atractivos de la casa es la sala de tertulias, donde se reunían los invitados a hablar de literatura, pero también de política "y muchas veces a conspirar", dijo
Entre el mobiliario están dos sofás de crines de caballo y dos sillas francesas que figuraban en el inventario de Bolívar.
En esa sala también se han colocado esculturas con personajes que participaron en estas reuniones como un sacerdote, un militar, un criollo y dos damas de sociedad "porque la que administraba ese tipo de tertulias era siempre la dueña de casa", señaló.