La guerra civil entre Huáscar y Atahualpa marca la decadencia del Imperio de los Incas. Al término de esto el monarca triunfante, Atahualpa, no disfrutaría mucho de su victoria pues ya los españoles pisaban territorios del Tahuantinsuyo y posteriormente, llevarían a efecto el apresamiento del soberano iniciando con ello la conquista y dominación española en el Perú
El legítimo heredero, designado por Huayna Cápac, era su hijo el príncipe Ninan Kuyuchi, quien murió casi al mismo tiempo que su padre, víctima de una extraña peste que asoló la región ecuatoriana (probablemente fue la viruela traída por los españoles y que se propagó desde Panamá). Pero como aún en vida, Huayna Cápac había designado a Huáscar como segundo sucesor al trono imperial, entonces éste ciño la Mascapaicha que lo acreditaba como gobernante del Tahuantinsuyo al que, también, aspiraba su hermano bastardo Atahualpa, que habiendo nacido en el Cusco había sido asimilado a la nueva nobleza de Quito y que, de esta forma, veía Postergadas sus ambiciones.
Encolerizado, a su vez, Huáscar y porque su hermano no había acompañado los restos de su padre, de Quito al Cusco, y porque tampoco había acudido a rendirle homenaje de sumisión y pleitesía, castigó con la muerte a la embajada Que Atahualpa le habia enviado para presentarle sus excusas por su inasistencia al Cusco. Pensó de esta manera Huáscar, hacer sentir su autoridad. No lo consiguió ya que esta actitud del gobernante cusqueño, provocó la sublevación de Atahualpa, desencadenándose la guerra civil. En el curso de los acontecimientos, Huáscar consiguió éxitos iniciales. El general Atoc, enviado por él, logro derrotar a las huestes de Atahualpa en la batalla de Tumi-pampa. Atahualpa fue hecho prisionero pero logró fugarse. Reorganizó su ejército y emprendió la ofensiva, avanzando hacia el sur y contando con la colaboración de antiguos generales de su padre como Quisquis, Chalcuchímac y Rumiñahui. Cerca al Cusco derrotaron al ejército de Huáscar en la batalla de Quipay-pampa. El ejército triunfante de Atahualpa se volcó sobre la Ciudad Imperial, la que fue saqueada y destruida completamente. Huáscar fue hecho prisionero y obligado a presenciar esta destrucción. Se buscaba no dejar vestigios de lo que había sido la ciudad del Cusco, así como de su arrogante nobleza imperial. En esta forma se precipitaba la ruina del Tahuantinsuyo. El poderío imperial estaba debilitado. Atahualpa, luego de la victoria de sus generales, retornó hacia el norte, deteniéndose en Cajamarca. En estas circunstancias hacían su aparición los españoles en las costas de Tumbes. Más tarde, Atahualpa fue hecho prisionero por los invasores españoles y, desde allí, mandaría matar a su hermano Huáscar que aún se encontraba en prisión. A su vez, él fue ajusticiado el 26 de julio de 1533.
La guerra civil entre Huáscar y Atahualpa marca la decadencia del Imperio de los Incas. Al término de esto el monarca triunfante, Atahualpa, no disfrutaría mucho de su victoria pues ya los españoles pisaban territorios del Tahuantinsuyo y posteriormente, llevarían a efecto el apresamiento del soberano iniciando con ello la conquista y dominación española en el Perú
El legítimo heredero, designado por Huayna Cápac, era su hijo el príncipe Ninan Kuyuchi, quien murió casi al mismo tiempo que su padre, víctima de una extraña peste que asoló la región ecuatoriana (probablemente fue la viruela traída por los españoles y que se propagó desde Panamá). Pero como aún en vida, Huayna Cápac había designado a Huáscar como segundo sucesor al trono imperial, entonces éste ciño la Mascapaicha que lo acreditaba como gobernante del Tahuantinsuyo al que, también, aspiraba su hermano bastardo Atahualpa, que habiendo nacido en el Cusco había sido asimilado a la nueva nobleza de Quito y que, de esta forma, veía Postergadas sus ambiciones.
Encolerizado, a su vez, Huáscar y porque su hermano no había acompañado los restos de su padre, de Quito al Cusco, y porque tampoco había acudido a rendirle homenaje de sumisión y pleitesía, castigó con la muerte a la embajada Que Atahualpa le habia enviado para presentarle sus excusas por su inasistencia al Cusco. Pensó de esta manera Huáscar, hacer sentir su autoridad. No lo consiguió ya que esta actitud del gobernante cusqueño, provocó la sublevación de Atahualpa, desencadenándose la guerra civil.
En el curso de los acontecimientos, Huáscar consiguió éxitos iniciales. El general Atoc, enviado por él, logro derrotar a las huestes de Atahualpa en la batalla de Tumi-pampa. Atahualpa fue hecho prisionero pero logró fugarse. Reorganizó su ejército y emprendió la ofensiva, avanzando hacia el sur y contando con la colaboración de antiguos generales de su padre como Quisquis, Chalcuchímac y Rumiñahui.
Cerca al Cusco derrotaron al ejército de Huáscar en la batalla de Quipay-pampa. El ejército triunfante de Atahualpa se volcó sobre la Ciudad Imperial, la que fue saqueada y destruida completamente. Huáscar fue hecho prisionero y obligado a presenciar esta destrucción. Se buscaba no dejar vestigios de lo que había sido la ciudad del Cusco, así como de su arrogante nobleza imperial.
En esta forma se precipitaba la ruina del Tahuantinsuyo. El poderío imperial estaba debilitado. Atahualpa, luego de la victoria de sus generales, retornó hacia el norte, deteniéndose en Cajamarca. En estas circunstancias hacían su aparición los españoles en las costas de Tumbes. Más tarde, Atahualpa fue hecho prisionero por los invasores españoles y, desde allí, mandaría matar a su hermano Huáscar que aún se encontraba en prisión. A su vez, él fue ajusticiado el 26 de julio de 1533.