Todo parece indicar que el 2016 será el año en el que terminará el conflicto armado colombiano . Sin embargo, aún sin haber superado muchos de estos problemas, el país ha sido testigo de un proceso de negociación considerado ejemplar por los observadores, por su diseño, por la voluntad política de las partes y porque ambos han cedido hasta el punto de llegar a este momento, en el que buena parte de los aspectos sustanciales han sido resueltos y en el que ya, como decía Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno, la negociación va en escalera eléctrica hacia la firma del acuerdo final. Se trata del logro político más importante del país en las últimas décadas. Sin embargo, esboza también la difícil negociación-después-de-la-negociación que habrá que adelantar para priorizar entre las múltiples, simultáneas y todas apremiantes necesidades de una paz estable.
En segundo lugar, la opinión pública colombiana, si bien históricamente ha preferido la negociación por encima de la solución militar como mecanismo para cesar el conflicto colombiano, es escéptica frente a la voluntad real de las Farc a entregar las armas, renunciar al narcotráfico y asumir las reglas de la competencia civil por los votos de la población colombiana. Sabemos ya que, a pesar de los grandes logros de la descentralización política y administrativa en el país, el nivel local sigue siendo un eslabón débil en el logro de metas nacionales, pues es insuficiente la capacidad administrativa y abundan las oportunidades para el despilfarro y la malversación de recursos. Finalmente, el fantasma centroamericano parece exagerado para el caso colombiano. Sin embargo, la criminalización en regiones antes ocupadas por los actuales actores armados ilegales, así como la continuación y transformación de algunas formas de criminalidad, constituye un riesgo real y debe ser prevenido prioritariamente para no perturbar la percepción y realidad de creciente seguridad en el país
¿Por que el conflicto armado colombiano no ha llegado a su fin?
Todo parece indicar que el 2016 será el año en el que terminará el conflicto armado colombiano . Sin embargo, aún sin haber superado muchos de estos problemas, el país ha sido testigo de un proceso de negociación considerado ejemplar por los observadores, por su diseño, por la voluntad política de las partes y porque ambos han cedido hasta el punto de llegar a este momento, en el que buena parte de los aspectos sustanciales han sido resueltos y en el que ya, como decía Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno, la negociación va en escalera eléctrica hacia la firma del acuerdo final. Se trata del logro político más importante del país en las últimas décadas. Sin embargo, esboza también la difícil negociación-después-de-la-negociación que habrá que adelantar para priorizar entre las múltiples, simultáneas y todas apremiantes necesidades de una paz estable.
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Todo parece indicar que el 2016 será el año en el que terminará el conflicto armado colombiano . Sin embargo, aún sin haber superado muchos de estos problemas, el país ha sido testigo de un proceso de negociación considerado ejemplar por los observadores, por su diseño, por la voluntad política de las partes y porque ambos han cedido hasta el punto de llegar a este momento, en el que buena parte de los aspectos sustanciales han sido resueltos y en el que ya, como decía Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno, la negociación va en escalera eléctrica hacia la firma del acuerdo final. Se trata del logro político más importante del país en las últimas décadas. Sin embargo, esboza también la difícil negociación-después-de-la-negociación que habrá que adelantar para priorizar entre las múltiples, simultáneas y todas apremiantes necesidades de una paz estable.
En segundo lugar, la opinión pública colombiana, si bien históricamente ha preferido la negociación por encima de la solución militar como mecanismo para cesar el conflicto colombiano, es escéptica frente a la voluntad real de las Farc a entregar las armas, renunciar al narcotráfico y asumir las reglas de la competencia civil por los votos de la población colombiana. Sabemos ya que, a pesar de los grandes logros de la descentralización política y administrativa en el país, el nivel local sigue siendo un eslabón débil en el logro de metas nacionales, pues es insuficiente la capacidad administrativa y abundan las oportunidades para el despilfarro y la malversación de recursos. Finalmente, el fantasma centroamericano parece exagerado para el caso colombiano. Sin embargo, la criminalización en regiones antes ocupadas por los actuales actores armados ilegales, así como la continuación y transformación de algunas formas de criminalidad, constituye un riesgo real y debe ser prevenido prioritariamente para no perturbar la percepción y realidad de creciente seguridad en el país
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¿Por que el conflicto armado colombiano no ha llegado a su fin?
Todo parece indicar que el 2016 será el año en el que terminará el conflicto armado colombiano . Sin embargo, aún sin haber superado muchos de estos problemas, el país ha sido testigo de un proceso de negociación considerado ejemplar por los observadores, por su diseño, por la voluntad política de las partes y porque ambos han cedido hasta el punto de llegar a este momento, en el que buena parte de los aspectos sustanciales han sido resueltos y en el que ya, como decía Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno, la negociación va en escalera eléctrica hacia la firma del acuerdo final. Se trata del logro político más importante del país en las últimas décadas. Sin embargo, esboza también la difícil negociación-después-de-la-negociación que habrá que adelantar para priorizar entre las múltiples, simultáneas y todas apremiantes necesidades de una paz estable.
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