Hola!; las palabras que están subrayadas en negrita son las que más se repiten en el texto!!
1. 1 TESALONICENSES Tesalónica fue al principio la metrópoli de Macedonia. Cuando el apóstol Pablo fue inducido de modo extraordinario a predicar el Evangelio en Macedonia (Hch. 16:9, 10), fue de Tróade a Samotracia, de allí a Neápolis, y de aquí a Filipos, donde obtuvo mucho fruto de su ministerio, pero sufrió malos tratos. Al ser metido en la cárcel con Silas, de la que fueron maravillosamente libertados, consolaron a los hermanos de allí y se marcharon. Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde plantó el apóstol una iglesia. Pero al surgir un tumulto en la ciudad, Pablo y Silas fueron enviados de noche a Berea, para que no los linchase el populacho. De allí Pablo fue conducido a Atenas, por lo que dejó tras de sí a Silas y Timoteo. Cuando se le unieron ellos, Timoteo fue enviado a Tesalónica, para ver cómo se hallaban los fieles de aquella iglesia y para consolidarlos en la fe (1 Ts. 3:2). Luego, fue enviado de nuevo, junto con Silas, a visitar las iglesias que había en Macedonia, mientras Pablo, que se había quedado solo en Atenas (1 Ts. 3:1), partió de allí para Corinto, donde permaneció por espacio de año y medio, y luego escribió esta epístola a la iglesia de Cristo en Tesalónica. Esta carta, aunque en nuestras Biblias aparece detrás de las otras epístolas a las iglesias, se supone que fue la primera que salió de la pluma del apóstol. La ciudad ha sobrevivido hasta el día de hoy con el nombre de Salónica. Para la división, adoptaremos los epígrafes que aparecen en el esquema analítico de L. Morris en su comentario a esta epístola: I. Saludo (1:1). II. Oración de acción de gracias (1:2–4). III. Recuerdos de antaño (1:5–2:16). IV. La relación de Pablo con los fieles de Tesalónica (2:17–3:13). V. Exhortación a vivir cristianamente (4:1–12). VI. Problemas asociados con la Segunda Venida de Cristo (4:13–5:11). VII. Exhortaciones generales (5:12–22). VIII. Conclusión (5:23–28). CAPÍTULO 1 I. Comienza Pablo con el acostumbrado saludo (v. 1). II. Pasa luego a hacer una oración de acción de gracias por los fieles de Tesalónica (vv. 2–4). III. Sigue con un encomio del buen testimonio que daban los creyentes de dicha ciudad (vv. 5–10). Versículo 1 Como de costumbre, la epístola lleva la mención de los que la dirigen, de los destinatarios y del saludo-bendición que acompaña a todas las epístolas paulinas. Pero tenemos aquí algunos datos interesantes que suponen ciertas variantes con relación a otras cartas. 1. Pablo asocia consigo en el saludo a Silvano y Timoteo. Este Silvano es el mismo que aparece en Hechos, ya desde 15:22, con el nombre de Silas, y que ya vimos citado en 2 Corintios 1:19 con el nombre de Silvano, forma latina, que corresponde a la griega de Silas. Sustituyó a Bernabé en el segundo viaje misionero del apóstol (v. Hch. 15:22, etc.). Dice J. Leal: «Silvano va delante de Timoteo, porque era más antiguo y, tal vez, compañero más constante de Pablo». 2. Notemos que Pablo, en este saludo a la iglesia de los tesalonicenses (lo mismo hallamos en Fil. 1:1; Flm. 1 y en 2 Ts. 1:1), no se titula a sí mismo apóstol como suele hacerlo en otras epístolas. Parece no necesitar mencionarlo. Con esta omisión «podría indicar las amistosas relaciones entre Pablo y esta iglesia» (L. Morris).
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1. 1 TESALONICENSES Tesalónica fue al principio la metrópoli de Macedonia. Cuando el apóstol Pablo fue inducido de modo extraordinario a predicar el Evangelio en Macedonia (Hch. 16:9, 10), fue de Tróade a Samotracia, de allí a Neápolis, y de aquí a Filipos, donde obtuvo mucho fruto de su ministerio, pero sufrió malos tratos. Al ser metido en la cárcel con Silas, de la que fueron maravillosamente libertados, consolaron a los hermanos de allí y se marcharon. Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde plantó el apóstol una iglesia. Pero al surgir un tumulto en la ciudad, Pablo y Silas fueron enviados de noche a Berea, para que no los linchase el populacho. De allí Pablo fue conducido a Atenas, por lo que dejó tras de sí a Silas y Timoteo. Cuando se le unieron ellos, Timoteo fue enviado a Tesalónica, para ver cómo se hallaban los fieles de aquella iglesia y para consolidarlos en la fe (1 Ts. 3:2). Luego, fue enviado de nuevo, junto con Silas, a visitar las iglesias que había en Macedonia, mientras Pablo, que se había quedado solo en Atenas (1 Ts. 3:1), partió de allí para Corinto, donde permaneció por espacio de año y medio, y luego escribió esta epístola a la iglesia de Cristo en Tesalónica. Esta carta, aunque en nuestras Biblias aparece detrás de las otras epístolas a las iglesias, se supone que fue la primera que salió de la pluma del apóstol. La ciudad ha sobrevivido hasta el día de hoy con el nombre de Salónica. Para la división, adoptaremos los epígrafes que aparecen en el esquema analítico de L. Morris en su comentario a esta epístola: I. Saludo (1:1). II. Oración de acción de gracias (1:2–4). III. Recuerdos de antaño (1:5–2:16). IV. La relación de Pablo con los fieles de Tesalónica (2:17–3:13). V. Exhortación a vivir cristianamente (4:1–12). VI. Problemas asociados con la Segunda Venida de Cristo (4:13–5:11). VII. Exhortaciones generales (5:12–22). VIII. Conclusión (5:23–28). CAPÍTULO 1 I. Comienza Pablo con el acostumbrado saludo (v. 1). II. Pasa luego a hacer una oración de acción de gracias por los fieles de Tesalónica (vv. 2–4). III. Sigue con un encomio del buen testimonio que daban los creyentes de dicha ciudad (vv. 5–10). Versículo 1 Como de costumbre, la epístola lleva la mención de los que la dirigen, de los destinatarios y del saludo-bendición que acompaña a todas las epístolas paulinas. Pero tenemos aquí algunos datos interesantes que suponen ciertas variantes con relación a otras cartas. 1. Pablo asocia consigo en el saludo a Silvano y Timoteo. Este Silvano es el mismo que aparece en Hechos, ya desde 15:22, con el nombre de Silas, y que ya vimos citado en 2 Corintios 1:19 con el nombre de Silvano, forma latina, que corresponde a la griega de Silas. Sustituyó a Bernabé en el segundo viaje misionero del apóstol (v. Hch. 15:22, etc.). Dice J. Leal: «Silvano va delante de Timoteo, porque era más antiguo y, tal vez, compañero más constante de Pablo». 2. Notemos que Pablo, en este saludo a la iglesia de los tesalonicenses (lo mismo hallamos en Fil. 1:1; Flm. 1 y en 2 Ts. 1:1), no se titula a sí mismo apóstol como suele hacerlo en otras epístolas. Parece no necesitar mencionarlo. Con esta omisión «podría indicar las amistosas relaciones entre Pablo y esta iglesia» (L. Morris).