“Niebla”, tu no comprendes: lo cantan tus orejas, el tabaco inocente, tonto de tu mirada, los largos resplandores que por el monte dejas al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.
Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados, que de improviso surgen de las rotas neblinas arrastrar en sus tímidos pasos desorientados todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo, que transportan la muerte en un cajón desnudo, de ese niño que observa lo mismo que un festejo la batalla en el aire, que asesinarle pudo.
A pesar del mejor compañero perdido, de mi más tristísima familia que no entiende lo que yo más quisiera que hubiera comprendido, y a pesar del amigo que deserta y nos vende.
“Niebla”, mi camarada, aunque tu no lo sabes, nos queda todavía, en medio de esta heroica pena bombardeada, la fe, que es alegría, alegría, alegría
“Niebla”, tu no comprendes: lo cantan tus orejas, el tabaco inocente, tonto de tu mirada, los largos resplandores que por el monte dejas al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.
Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados, que de improviso surgen de las rotas neblinas arrastrar en sus tímidos pasos desorientados todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo, que transportan la muerte en un cajón desnudo, de ese niño que observa lo mismo que un festejo la batalla en el aire, que asesinarle pudo.
A pesar del mejor compañero perdido, de mi más tristísima familia que no entiende lo que yo más quisiera que hubiera comprendido, y a pesar del amigo que deserta y nos vende.
“Niebla”, mi camarada, aunque tu no lo sabes, nos queda todavía, en medio de esta heroica pena bombardeada, la fe, que es alegría, alegría, alegría
Soneto a un perro
Se escucha en la mañana tu ladrido
ansioso de jugar, y tu alegría
ya desde la primera hora del día
invita a un matutino recorrido.
Eres único, perro al que yo cuido
y me cuida. Sin ti queda vacía
mi ánima y corazón. Tu compañía
es una parte a la que estoy unido.
Por ser inseparable esta confianza,
por ser un perro fiel, alegre y neto,
te regalo este lúcido soneto
como franco homenaje a nuestra alianza,
porque mientras estés siempre conmigo
se hallará junto a mí el mejor amigo.
Copla a mi perro
Algo hay en sus lametones
que yo adoro como un niño,
me contagia de energía
haciéndome sentir vivo.
Así es mi perro, el único
ser al que de verdad mimo,
fieles uno para el otro,
de lunes hasta domingo.
En él yace mi confianza
por tanto que hemos vivido,
juegos, paseos sin fin,
bajo su dulce ladrido;
sin olvidarme de aquellas
tardes de tormenta y frío
cuando el mundo nuestro era,
podíamos compartirlo.
Es llegar a casa y verle
sentado, solo y sereno,
casi aburrido tras horas
de solitarios ensueños.