POEMA 19
Ayer miré unos ojos africanos
en una linda empleada de una tienda
Eran ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos...
Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos...
Ayer miré unos ojos de leyenda
ojos de huríes, débiles, huraños.
Quiero que me devuelva la mirada
que tiene su pupila apasionada
con el lazo sutil de sus pestañas.
POEMA 2
Para mí tu recuerdo es hoy como la sombra
del fantasma a quien dimos el nombre de adorada…
Yo fui bueno contigo, tu desdén no me asombra,
pues no me debes nada, ni te reprocho nada.
Yo fui bueno contigo como una flor. Un día
del jardín en que solo soñaba me arrancaste;
te di todo el perfume de mi melancolía,
y como quien no hiciera ningún mal me dejaste…
No te reprocho nada, o a lo más mi tristeza,
esta tristeza enorme que me quita la vida,
que me asemeja a un pobre moribundo que reza
a la Virgen pidiéndole que le cure la herida.
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
© Copyright 2013 - 2024 KUDO.TIPS - All rights reserved.
POEMA 19
Ayer miré unos ojos africanos
en una linda empleada de una tienda
Eran ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos...
Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos...
Ayer miré unos ojos de leyenda
en una linda empleada de una tienda
ojos de huríes, débiles, huraños.
Quiero que me devuelva la mirada
que tiene su pupila apasionada
con el lazo sutil de sus pestañas.
POEMA 2
Para mí tu recuerdo es hoy como la sombra
del fantasma a quien dimos el nombre de adorada…
Yo fui bueno contigo, tu desdén no me asombra,
pues no me debes nada, ni te reprocho nada.
Yo fui bueno contigo como una flor. Un día
del jardín en que solo soñaba me arrancaste;
te di todo el perfume de mi melancolía,
y como quien no hiciera ningún mal me dejaste…
No te reprocho nada, o a lo más mi tristeza,
esta tristeza enorme que me quita la vida,
que me asemeja a un pobre moribundo que reza
a la Virgen pidiéndole que le cure la herida.