La educación física es uno de los pocos espacios dentro de las escuelas en el que no ha podido lograrse una integración entre estudiantes de ambos géneros. Entre los principales argumentos en contra de esta integración se encuentran las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, así como las conductas sociales aprendidas asociadas al género.
En teoría, tendemos a pensar que en los deportes los hombres son inherentemente más competitivos y agresivos que las mujeres, y existe este reflejo de un potencial peligro al poner a niños y niñas dentro de una misma cancha. Si bien hay puntos válidos que respaldan por qué estas diferencias fisiológicas y sociales pudieran ser buenas razones para mantener los deportes como una actividad dividida por sexos, también hay argumentos para cuestionar cómo el deporte en sí se ha construido sobre una estructura con un serio desbalance de género, y que no estorbaría replantearnos la idea del deporte como una actividad que puede seguir siendo competitiva, pero también integradora.
Existen deportes cuyas reglas demandan una estrategia flexible que no se base únicamente en una superioridad física de fuerza o velocidad, por ejemplo, sino en un esfuerzo conjunto que haga uso de habilidades como el pensamiento rápido, el trabajo en equipo y la interacción social.
Este tipo de deportes son especialmente efectivos para que los y las estudiantes ejerciten frecuentemente la cooperación dentro de un contexto de competencia con sus compañeros sin importar su sexo, lo cual es crucial para crear instancias de convivencia que promuevan la equidad de género. Compartimos a continuación cinco ejemplos.
Respuesta:
La educación física es uno de los pocos espacios dentro de las escuelas en el que no ha podido lograrse una integración entre estudiantes de ambos géneros. Entre los principales argumentos en contra de esta integración se encuentran las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, así como las conductas sociales aprendidas asociadas al género.
En teoría, tendemos a pensar que en los deportes los hombres son inherentemente más competitivos y agresivos que las mujeres, y existe este reflejo de un potencial peligro al poner a niños y niñas dentro de una misma cancha. Si bien hay puntos válidos que respaldan por qué estas diferencias fisiológicas y sociales pudieran ser buenas razones para mantener los deportes como una actividad dividida por sexos, también hay argumentos para cuestionar cómo el deporte en sí se ha construido sobre una estructura con un serio desbalance de género, y que no estorbaría replantearnos la idea del deporte como una actividad que puede seguir siendo competitiva, pero también integradora.
Existen deportes cuyas reglas demandan una estrategia flexible que no se base únicamente en una superioridad física de fuerza o velocidad, por ejemplo, sino en un esfuerzo conjunto que haga uso de habilidades como el pensamiento rápido, el trabajo en equipo y la interacción social.
Este tipo de deportes son especialmente efectivos para que los y las estudiantes ejerciten frecuentemente la cooperación dentro de un contexto de competencia con sus compañeros sin importar su sexo, lo cual es crucial para crear instancias de convivencia que promuevan la equidad de género. Compartimos a continuación cinco ejemplos.
Explicación:
Dame corona si esta bien
Respuesta:
jkwiwikwkw
Explicación:
jskskskskksk