Esta es la sinopsis que encontramos en la contraportada del libro “Cuentos de los Reinos Inquietos”, de la colección Gran Biblioteca Icarito, de Editorial Andrés Bello. El ejemplar que conservo desde mi infancia tiene fecha de impresión en 1994 (cuando yo tenía aproximadamente 7 años). Y debo decir que fue uno de los libros que más extrañeza, inquietud y curiosidad me generaba. Recién habiendo aprendido a leer, los cuentos se me hacían largos y recuerdo que no siempre los leía en orden. A veces quedaba pegada mirando las ilustraciones, y escogía los cuentos de las imágenes que más llamaban mi atención.
Retomando ahora, ya adulta, la lectura de este maravilloso libro, me sorprende la cantidad de mensajes que estaban presentes en cada historia, el sentido normativo de los roles femeninos de la época, y la posibilidad de la autora de a pesar de todo plasmar en sus relatos diversidad, estilos y caracteres diferentes en cada una de las mujeres y niñas representadas en estas historias. Si bien hay una clara preponderancia haca el bien, lo bondadoso y los beneficios de las buenas acciones, sus historias abren también las puertas a la incertidumbre y al cuestionamiento de la sociedad (porque aquí hablamos de distintos tipos de sociedades expresadas en distintos reinos), la jerarquía y los límites y restricciones a los que se ven enfrentados los personajes (por sus diferentes circunstancias y condiciones).
Pasaré entonces a hacer una pequeña y breve presentación de cada cuento para que los conozcan un poco (o, si ya los conocían, compartan conmigo lo que significó releer estas historias después de tantos años)
ENTRE LA ESPADA Y EL AMOR
“Turoldo, rey de Esplendorosa, amaba las guerras y los torneos más que nada en el mundo…” Nos topamos de lleno con un mundo medievalesco, con un rey, una princesa, caballeros, armaduras, banderas y condecoraciones, pero también con heridos, viudas y madres que han perdido a sus hijos en la guerra. Isidora, la única hija del rey verá cómo aquel mundo de maravillas y victorias que vivía dentro del castillo tenía otra cara que él rey se encargó siempre de ocultar: la de los vencidos, y las consecuencias que la violencia trae consigo. Ella decidirá hacer frente a todo esto abandonando sus lujos y pertenencias para ayudar a los más necesitados. Pero la historia no se centra solo en esta rencilla entre padre e hija, pues tendremos la aparición de Tancredo, caballero distinguido del rey quien está perdidamente enamorado de la princesa, y que por ella sacrificará todo su orgullo de guerrero para tener la oportunidad de ser aceptado por ella.
Esta es una historia muy curiosa, en que se contrapone la idealización de la guerra, con la realidad de las personas que sufren los estragos de las batallas. También vemos cómo Isidora, por una proceso de culpa ante sus emociones infantiles, decide cargarse el peso de ser quien cuide y sane a los heridos, generando en sí mismo un gran odio contra la guerra y todo aquello que simbolice la violencia.
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Esta es la sinopsis que encontramos en la contraportada del libro “Cuentos de los Reinos Inquietos”, de la colección Gran Biblioteca Icarito, de Editorial Andrés Bello. El ejemplar que conservo desde mi infancia tiene fecha de impresión en 1994 (cuando yo tenía aproximadamente 7 años). Y debo decir que fue uno de los libros que más extrañeza, inquietud y curiosidad me generaba. Recién habiendo aprendido a leer, los cuentos se me hacían largos y recuerdo que no siempre los leía en orden. A veces quedaba pegada mirando las ilustraciones, y escogía los cuentos de las imágenes que más llamaban mi atención.
Retomando ahora, ya adulta, la lectura de este maravilloso libro, me sorprende la cantidad de mensajes que estaban presentes en cada historia, el sentido normativo de los roles femeninos de la época, y la posibilidad de la autora de a pesar de todo plasmar en sus relatos diversidad, estilos y caracteres diferentes en cada una de las mujeres y niñas representadas en estas historias. Si bien hay una clara preponderancia haca el bien, lo bondadoso y los beneficios de las buenas acciones, sus historias abren también las puertas a la incertidumbre y al cuestionamiento de la sociedad (porque aquí hablamos de distintos tipos de sociedades expresadas en distintos reinos), la jerarquía y los límites y restricciones a los que se ven enfrentados los personajes (por sus diferentes circunstancias y condiciones).
Pasaré entonces a hacer una pequeña y breve presentación de cada cuento para que los conozcan un poco (o, si ya los conocían, compartan conmigo lo que significó releer estas historias después de tantos años)
ENTRE LA ESPADA Y EL AMOR
“Turoldo, rey de Esplendorosa, amaba las guerras y los torneos más que nada en el mundo…” Nos topamos de lleno con un mundo medievalesco, con un rey, una princesa, caballeros, armaduras, banderas y condecoraciones, pero también con heridos, viudas y madres que han perdido a sus hijos en la guerra. Isidora, la única hija del rey verá cómo aquel mundo de maravillas y victorias que vivía dentro del castillo tenía otra cara que él rey se encargó siempre de ocultar: la de los vencidos, y las consecuencias que la violencia trae consigo. Ella decidirá hacer frente a todo esto abandonando sus lujos y pertenencias para ayudar a los más necesitados. Pero la historia no se centra solo en esta rencilla entre padre e hija, pues tendremos la aparición de Tancredo, caballero distinguido del rey quien está perdidamente enamorado de la princesa, y que por ella sacrificará todo su orgullo de guerrero para tener la oportunidad de ser aceptado por ella.
Esta es una historia muy curiosa, en que se contrapone la idealización de la guerra, con la realidad de las personas que sufren los estragos de las batallas. También vemos cómo Isidora, por una proceso de culpa ante sus emociones infantiles, decide cargarse el peso de ser quien cuide y sane a los heridos, generando en sí mismo un gran odio contra la guerra y todo aquello que simbolice la violencia.
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