El padre lleva sobre sus hombros a su hijo herido, buscando el pueblo, Tonaya, que el ladrido de los perros demarca; sin embargo, el padre no puede oír los perros ladrar porque el hijo tapa sus orejas. El padre lleva al hijo cargado, tambaleándose, tropezándose por la oscuridad hasta que la luna alza y le guía al padre. El padre hace lo que hace por la difunta madre de Ignacio. Para el padre, el hijo ya no es su hijo porque ha maldecido la sangre por su delincuencia. Ignacio solloza culpablemente antes de que llega al pueblo fallecido con su cuerpo flojo y descoyuntado.
El padre lleva sobre sus hombros a su hijo herido, buscando el pueblo, Tonaya, que el ladrido de los perros demarca; sin embargo, el padre no puede oír los perros ladrar porque el hijo tapa sus orejas. El padre lleva al hijo cargado, tambaleándose, tropezándose por la oscuridad hasta que la luna alza y le guía al padre. El padre hace lo que hace por la difunta madre de Ignacio. Para el padre, el hijo ya no es su hijo porque ha maldecido la sangre por su delincuencia. Ignacio solloza culpablemente antes de que llega al pueblo fallecido con su cuerpo flojo y descoyuntado.
Respuesta:
El padre lleva sobre sus hombros a su hijo herido, buscando el pueblo, Tonaya, que el ladrido de los perros demarca; sin embargo, el padre no puede oír los perros ladrar porque el hijo tapa sus orejas. El padre lleva al hijo cargado, tambaleándose, tropezándose por la oscuridad hasta que la luna alza y le guía al padre. El padre hace lo que hace por la difunta madre de Ignacio. Para el padre, el hijo ya no es su hijo porque ha maldecido la sangre por su delincuencia. Ignacio solloza culpablemente antes de que llega al pueblo fallecido con su cuerpo flojo y descoyuntado.
Explicación:
El padre lleva sobre sus hombros a su hijo herido, buscando el pueblo, Tonaya, que el ladrido de los perros demarca; sin embargo, el padre no puede oír los perros ladrar porque el hijo tapa sus orejas. El padre lleva al hijo cargado, tambaleándose, tropezándose por la oscuridad hasta que la luna alza y le guía al padre. El padre hace lo que hace por la difunta madre de Ignacio. Para el padre, el hijo ya no es su hijo porque ha maldecido la sangre por su delincuencia. Ignacio solloza culpablemente antes de que llega al pueblo fallecido con su cuerpo flojo y descoyuntado.