Otra ciudad para otra vida
La crisis del urbanismo se agrava. La construcción de los barrios, antiguos y nuevos, está
en desacuerdo evidente con los modos de comportamiento establecidos, y aún más con
los nuevos modos de vida que buscamos. Un ambiente mortecino y estéril es el resultado
en nuestro entorno. En los barrios viejos, las calles han degenerado en autopistas. El
ocio está desnaturalizado y comercializado por el turismo. Las relaciones sociales se
hacen imposibles en ellos. Únicamente dos cuestiones dominan los barrios construidos
últimamente: la circulación en coche y el confort de las viviendas. Son la miserable
expresión de la felicidad burguesa, y toda preocupación lúdica está ausente.
Ante la necesidad de construir rápidamente ciudades enteras, nos disponemos a construir
cementerios de hormigón armado, en los que grandes masas de la población están
condenadas a morirse de aburrimiento. Ahora bien, ¿para qué sirven los inventos técnicos
más asombrosos que el mundo tiene ahora a su disposición, si faltan las condiciones para
sacar provecho de ellos, si no añaden nada al ocio, si falta la imaginación?
Quienes piensan que la rapidez de nuestros desplazamientos y la posibilidad de
telecomunicarse van a disolver la vida común de las aglomeraciones conocen mal las
verdaderas necesidades del hombre. A la idea de una ciudad verde que ha adoptado la
mayor parte de los arquitectos modernos oponemos la imagen de una ciudad cubierta
en la que, al separar los planos de los edificios y de las carreteras, se da lugar a una
construcción espacial, continua, separada del suelo, que comprenderá tanto grupos de
alojamientos como espacios públicos (permitiendo modificaciones de destino según las
necesidades del momento). Como toda la circulación, en el sentido funcional, pasará
por debajo o por las terrazas superiores, se suprimen las calles. La gran cantidad de
espacios atravesables, diferentes de los que se compone la ciudad, forman un espacio
social complicado y vasto. Lejos de un retorno a la naturaleza, de la idea de vivir en un
parque como antaño los aristócratas solitarios vemos en tales construcciones inmensas la
posibilidad de vencer a la naturaleza y someter a nuestra voluntad el clima, la iluminación,
Las problemáticas expuestas en los dos primeros párrafos se desarrollan principalmente en
las sociedades contemporáneas que consideran como sinónimo de progreso las grandes
construcciones.
B. las metrópolis del primer mundo que se caracterizan por la industrialización de las ciudades.
C. contextos futuristas que se encuentran en proceso de construcción y que predominarán en
la arquitectura moderna.
D. las capitales del tercer mundo que en su afán de imitar Europa han reemplazado las zonas
verdes por edificios
Respuesta:
si
Explicación:
no lo sé pero lo puedes buscar en Google