Oraciones con esferoide | esferoide oraciones de ejemplo
Se puede comparar la tierra con una vasta caldera esferoide.
En cuanto a la nueva órbita que el esferoide describe alrededor del Sol.
Incluso la idea de que la Tierra es un esferoide achatado no es estrictamente correcta.
Precisaba tratar la grave cuestión del nuevo encuentro que debía ocurrir entre el cometa y el esferoide terrestre.
Las ondas de choque de los explosivos estremecían violentamente el esferoide, pero aún no había indicios del Falcon.
A las dos y veintisiete minutos de la mañana, el cometa encontrábase sólo a treinta mil leguas del esferoide terrestre.
La corrección necesaria para pasar de la esfera al esferoide achatado es mucho menor que para pasar de un plano a una esfera.
Si el encuentro se efectuara entre el esferoide terrestre y un cometa carente de núcleo, no habría choque en la verdadera acepción de la palabra.
Lo mismo ocurre cuando se trata de la superficie de una esfera o de un esferoide como la Tierra: las coordenadas, en este caso, pueden ser consideradas como latitud y longitud.
Gracias a su oquedad y a su envoltura de madera, gracias, sobre todo, a la disminución de la atracción planetaria, el esferoide de acero no cayó al fondo del agua; pero tampoco subió a la superficie.
En vano trataba el capitán Servadac de recordar sus estudios, haciendo cálculos para poner en claro la nueva situación en que se hallaba el esferoide terrestre, porque todos sus esfuerzos eran inútiles.
En mi opinión, y dejando fantásticas hipótesis, la región de la Antártida, de una extensión superficial que pasa de cinco millones de millas cuadradas, ha permanecido como era nuestro esferoide durante el período glacial.
Si, efectivamente, no eran galianos, el conjunto de deducciones laboriosas cuyo resultado era la hipótesis de la producción de un esferoide arrancado de las entrañas de la Tierra, y que ocasionaba los nuevos fenómenos cósmicos quedaba destruido.
En un esferoide de estas dimensiones, la gravedad tenía necesariamente que ser menor, y hasta se comprende que el movimiento de rotación de la Tierra sobre su eje, se haya acelerado de manera que el intervalo de tiempo comprendido entre dos salidas del Sol sólo sea de doce horas.
Neptuno recorre, por lo tanto, su inmensa órbita de siete mil ciento setenta millones de leguas, con una celeridad de veinte mil kilómetros por hora, bajo la forma de un esferoide, ciento cincuenta veces mayor que la Tierra, y alrededor del cual circula un satélite a cien mil leguas de distancia ({7}).
Hallábase la geografía a punto de transformarse; íbanse a aplicar a ella los grandes descubrimientos hechos en astronomía, y los trabajos de Fernel, y sobre todo de Picard, acerca de la medida de un grado terrestre entre París y Amiens, permitían ya saber que el globo no es una esfera, sino un esferoide; es decir, una bola aplastada en los polos y abultada en el Ecuador.
Sabían, al fin, la verdad a la que se habían aproximado tanto, como el lector recordará si tiene presentes las hipótesis sucesivamente admitidas después de maduras discusiones; al principio, cambio del eje de rotación de la Tierra y modificación de los dos puntos cardinales; luego, fragmento desprendido del esferoide terrestre y lanzado al espacio; y, por último, cometa desconocido que, después de rozar la Tierra, había desprendido de ella algunas partículas llevándolas consigo al mundo sideral.
En nuestro desventurado esferoide hace siempre demasiado calor o demasiado frío: en él nos helamos en invierno y nos abrasamos en verano, es el planeta de los reumatismos, de los resfriados y de las fluxiones, al paso que en la superficie de Júpiter, por ejemplo, cuyo eje está muy poco inclinado, los habitantes podrían gozar de temperaturas invariables, pues si bien hay allí la zona de las primaveras, la de los veranos, la de los otoños y la de los inviernos, cada uno podría escoger el clima que más le conviniese y ponerse durante toda su vida al abrigo de las variaciones de la temperatura.
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Oraciones con esferoide | esferoide oraciones de ejemplo
Se puede comparar la tierra con una vasta caldera esferoide.
En cuanto a la nueva órbita que el esferoide describe alrededor del Sol.
Incluso la idea de que la Tierra es un esferoide achatado no es estrictamente correcta.
Precisaba tratar la grave cuestión del nuevo encuentro que debía ocurrir entre el cometa y el esferoide terrestre.
Las ondas de choque de los explosivos estremecían violentamente el esferoide, pero aún no había indicios del Falcon.
A las dos y veintisiete minutos de la mañana, el cometa encontrábase sólo a treinta mil leguas del esferoide terrestre.
La corrección necesaria para pasar de la esfera al esferoide achatado es mucho menor que para pasar de un plano a una esfera.
Si el encuentro se efectuara entre el esferoide terrestre y un cometa carente de núcleo, no habría choque en la verdadera acepción de la palabra.
Lo mismo ocurre cuando se trata de la superficie de una esfera o de un esferoide como la Tierra: las coordenadas, en este caso, pueden ser consideradas como latitud y longitud.
Gracias a su oquedad y a su envoltura de madera, gracias, sobre todo, a la disminución de la atracción planetaria, el esferoide de acero no cayó al fondo del agua; pero tampoco subió a la superficie.
En vano trataba el capitán Servadac de recordar sus estudios, haciendo cálculos para poner en claro la nueva situación en que se hallaba el esferoide terrestre, porque todos sus esfuerzos eran inútiles.
En mi opinión, y dejando fantásticas hipótesis, la región de la Antártida, de una extensión superficial que pasa de cinco millones de millas cuadradas, ha permanecido como era nuestro esferoide durante el período glacial.
Si, efectivamente, no eran galianos, el conjunto de deducciones laboriosas cuyo resultado era la hipótesis de la producción de un esferoide arrancado de las entrañas de la Tierra, y que ocasionaba los nuevos fenómenos cósmicos quedaba destruido.
En un esferoide de estas dimensiones, la gravedad tenía necesariamente que ser menor, y hasta se comprende que el movimiento de rotación de la Tierra sobre su eje, se haya acelerado de manera que el intervalo de tiempo comprendido entre dos salidas del Sol sólo sea de doce horas.
Neptuno recorre, por lo tanto, su inmensa órbita de siete mil ciento setenta millones de leguas, con una celeridad de veinte mil kilómetros por hora, bajo la forma de un esferoide, ciento cincuenta veces mayor que la Tierra, y alrededor del cual circula un satélite a cien mil leguas de distancia ({7}).
Hallábase la geografía a punto de transformarse; íbanse a aplicar a ella los grandes descubrimientos hechos en astronomía, y los trabajos de Fernel, y sobre todo de Picard, acerca de la medida de un grado terrestre entre París y Amiens, permitían ya saber que el globo no es una esfera, sino un esferoide; es decir, una bola aplastada en los polos y abultada en el Ecuador.
Sabían, al fin, la verdad a la que se habían aproximado tanto, como el lector recordará si tiene presentes las hipótesis sucesivamente admitidas después de maduras discusiones; al principio, cambio del eje de rotación de la Tierra y modificación de los dos puntos cardinales; luego, fragmento desprendido del esferoide terrestre y lanzado al espacio; y, por último, cometa desconocido que, después de rozar la Tierra, había desprendido de ella algunas partículas llevándolas consigo al mundo sideral.
En nuestro desventurado esferoide hace siempre demasiado calor o demasiado frío: en él nos helamos en invierno y nos abrasamos en verano, es el planeta de los reumatismos, de los resfriados y de las fluxiones, al paso que en la superficie de Júpiter, por ejemplo, cuyo eje está muy poco inclinado, los habitantes podrían gozar de temperaturas invariables, pues si bien hay allí la zona de las primaveras, la de los veranos, la de los otoños y la de los inviernos, cada uno podría escoger el clima que más le conviniese y ponerse durante toda su vida al abrigo de las variaciones de la temperatura.
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