Con el descubrimiento de nuevas tierras en los siglos XV y XVI, por navegantes auspiciados por las monarquías española y portuguesa, no tardarían en llegar los conflictos por la posesión de los nuevos territorios descubiertos. Para fines del siglo XV, España y Portugal eran las dos grandes potencias del mundo, pero potencias católicas. Por eso para poder resolver sus diferencias, recurrieron al papa como mediador y así llegar a un acuerdo.
Es bien sabido por todos a fines del siglo XV, ante la caída del Imperio bizantino y la expansión turca en Oriente, obligó a los europeos a buscar nuevas rutas para comerciar con Asia. Por aquellos días, se suscitaron avances tecnológicos al servicio de la navegación marítima, que facilitaron los descubrimientos geográficos. En este contexto los reinos de España y Portugal destacaron en los descubrimientos de nuevas tierras. Portugal insistía en una ruta que rodeara África, y así Vasco da Gama descubriría el Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur africano, que lo condujo al Océano Índico y de ahí a la India. Mientras que España apoyaba la idea de un camino por Occidente, pues se desconocía la existencia de un continente del otro lado del Atlántico; de esta forma se dieron los viajes de Colón que descubrieron América y el de Fernando de Magallanes que confirmaría la redondez de la Tierra.
Cabe recordar que estos países eran monarquías absolutas, y que la autoridad civil se tomaba muy en serio la decisión de la autoridad eclesiástica, en este caso la del papa Alejandro VI, quien por antiquísima tradición medieval accedió a arbitrar un tratado con el fin de evitar un conflicto entre estas dos naciones. Así pues, tras varias negociaciones, el 7 de junio de 1494, los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, y el rey Juan II de Portugal, firmaron el Tratado de Tordesillas; el cual, dividía al mundo con una línea imaginaria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. De modo que todo lo descubierto y por descubrirse lo occidental sería para el Reino de Castilla (o España) y todo lo oriental para el Reino de Portugal. A través de las bulas alejandrinas de 1494 (Inter Cœtera, Eximiœ Devotionis y Dudum Siquidem), no solo se ratificó este tratado, sino que delegaba cierta responsabilidad a ambas Coronas, para la Evangelización del las tierras nuevas. Eventualmente Portugal expandiría sus dominios americanos un poco más al oeste de la línea fijada, dando origen a su Virreinato de Brasil, mientras que España se adjudicó la región del oeste, Aridoamérica, Mesoamérica, Centroamérica, la región Andina y las Pampas argentinas. Con todo, a pesar de que Portugal se quedó a cierto margen de la conquista americana, aunque después se hizo de dominios en África, como Angola, Cabo Verde y Mozambique, y en Asia como las islas Maldivas y algunas costas occidentales de India y otras tantas de China (Macao) y Japón (Nagasaki). Por eso vemos actualmente, que esta línea no solo definiría los territorios por dominar, sino el futuro y la cultura, pues los territorios entonces dominados al este hablan portugués, y al oeste, hablan español.
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Respuesta:
Necesito que seas más espesifico la próxima x,d
Explicación:
Con el descubrimiento de nuevas tierras en los siglos XV y XVI, por navegantes auspiciados por las monarquías española y portuguesa, no tardarían en llegar los conflictos por la posesión de los nuevos territorios descubiertos. Para fines del siglo XV, España y Portugal eran las dos grandes potencias del mundo, pero potencias católicas. Por eso para poder resolver sus diferencias, recurrieron al papa como mediador y así llegar a un acuerdo.
Es bien sabido por todos a fines del siglo XV, ante la caída del Imperio bizantino y la expansión turca en Oriente, obligó a los europeos a buscar nuevas rutas para comerciar con Asia. Por aquellos días, se suscitaron avances tecnológicos al servicio de la navegación marítima, que facilitaron los descubrimientos geográficos. En este contexto los reinos de España y Portugal destacaron en los descubrimientos de nuevas tierras. Portugal insistía en una ruta que rodeara África, y así Vasco da Gama descubriría el Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur africano, que lo condujo al Océano Índico y de ahí a la India. Mientras que España apoyaba la idea de un camino por Occidente, pues se desconocía la existencia de un continente del otro lado del Atlántico; de esta forma se dieron los viajes de Colón que descubrieron América y el de Fernando de Magallanes que confirmaría la redondez de la Tierra.
Cabe recordar que estos países eran monarquías absolutas, y que la autoridad civil se tomaba muy en serio la decisión de la autoridad eclesiástica, en este caso la del papa Alejandro VI, quien por antiquísima tradición medieval accedió a arbitrar un tratado con el fin de evitar un conflicto entre estas dos naciones. Así pues, tras varias negociaciones, el 7 de junio de 1494, los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, y el rey Juan II de Portugal, firmaron el Tratado de Tordesillas; el cual, dividía al mundo con una línea imaginaria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. De modo que todo lo descubierto y por descubrirse lo occidental sería para el Reino de Castilla (o España) y todo lo oriental para el Reino de Portugal. A través de las bulas alejandrinas de 1494 (Inter Cœtera, Eximiœ Devotionis y Dudum Siquidem), no solo se ratificó este tratado, sino que delegaba cierta responsabilidad a ambas Coronas, para la Evangelización del las tierras nuevas. Eventualmente Portugal expandiría sus dominios americanos un poco más al oeste de la línea fijada, dando origen a su Virreinato de Brasil, mientras que España se adjudicó la región del oeste, Aridoamérica, Mesoamérica, Centroamérica, la región Andina y las Pampas argentinas. Con todo, a pesar de que Portugal se quedó a cierto margen de la conquista americana, aunque después se hizo de dominios en África, como Angola, Cabo Verde y Mozambique, y en Asia como las islas Maldivas y algunas costas occidentales de India y otras tantas de China (Macao) y Japón (Nagasaki). Por eso vemos actualmente, que esta línea no solo definiría los territorios por dominar, sino el futuro y la cultura, pues los territorios entonces dominados al este hablan portugués, y al oeste, hablan español.