Llega la feria a la ciudad, los pequeños David y Lidia de 7 años están entusiasmados. En un descampado que hay cercano a su casa han instalado la feria y un parque de atracciones.
En él están sus atracciones favoritas: el carrusel de caballitos, una noria, coches de choque, camas elásticas y hasta una pequeña montaña rusa que atrae la atención de todos los que asisten por lo iluminada que esta. Faltan un par de días para que sea inaugurado y ni David ni Lidia tienen la paciencia suficiente para esperar su apertura, ambos sueñan con las atracciones en las que se van a subir y en los juegos de habilidad que han instalado también junto a los puestos de juguetes que llegan a su ciudad desde hace muchos años, tantos que a sus padres ya les compraban sus juguetes allí, según les cuentan los abuelos a los dos hermanos que asombrados escuchan imaginando como serían sus padres de pequeños.
Debido a la insistencia de los pequeños, los abuelos ceden a darles una vuelta por la feria para que los niños vean como ultiman los preparativos antes de que sea inaugurada. Todo tiene que estar perfecto para que no haya ningún problema ni ocurra ninguna desgracia.
David y Lidia, se llevan una pequeña decepción al ver que las atracciones no están allí tal y como suelen estar acostumbrados a verlas. Sólo ven grandes tráileres y camiones con piezas con las que luego forman las atracciones en las que montan sin cesar durante los días que dura la feria.
-No os preocupéis.- Les dice el abuelo con una sonrisa tras ver las caras de sus nietos.- En menos tiempo de lo que os imagináis veréis la feria y sus atracciones como siempre y lista para disfrutar.
– Es que se ve tan diferente…- dice Lidia muy seria.
– Me gusta como la vemos siempre, no así. – añade David.
– Jajajaajajaajaja – el abuelo no puede parar de reír ante la preocupación de los niños. – eso os pasa por vuestra falta de paciencia. Ya os dije que faltaban unos días antes de que abriesen la feria. Ahora ya sabéis como se preparan para que después lo pasemos tan bien como lo hacemos todos los años.
David y Lidia se encogen de hombros y comienzan a reír también con el abuelo. Pronto se marchan del lugar y deciden que la próxima vez que vayan a ver la feria será ya cuando esta esté inaugurada y puedan montarse en sus atracciones y dar la vuelta para ver todos los puestos que en ella han instalado.
Pasan los días y ya está todo listo para inaugurarla. Casi sin darse cuenta ha llegado el día que tanto estaban esperando y los dos hermanos se ponen bien guapos para recibirla, ambos se visten con lo mejor que tienen. No quieren que sus padres ni sus abuelos les den ninguna queja que pueda retrasar su visita a la feria.
Por el camino, los dos niños van hablando de las atracciones en las que se van a subir y de lo que les van a pedir a sus familiares que le ferien, como les dicen sus abuelos siempre que le compran algo que les gusta en los puestos de la feria.
Toda la familia espera a ver el desfile que indica que la feria queda inaugurada y que tienen desde ese momento una semana para disfrutarla por todo lo alto. Nada más terminar el desfile comienzan las colas y la atracción que todo el mundo quiere probar es la pequeña montaña rusa que han instalado casi al final del recinto, la fila de personas es casi interminable y los dos niños deciden disfrutar de los coches de choque mientras la cola formada en la nueva atracción disminuye. No quieren pasar la primera tarde de feria aburridos en una larga espera, pudiendo disfrutar de tantas otras cosas.
Después de todo, aún les queda toda una semana para correr, chocar, volar en la montaña rusa y disfrutar de los últimos días de verano en la feria de su ciudad junto a los que más quieren, su familia.
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grios8675
jaja ok ahora busco un cuento de feria -.-
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Respuesta:
( ̄︶ ̄)↗
Explicación:
La feria llega a la ciudad
Llega la feria a la ciudad, los pequeños David y Lidia de 7 años están entusiasmados. En un descampado que hay cercano a su casa han instalado la feria y un parque de atracciones.
En él están sus atracciones favoritas: el carrusel de caballitos, una noria, coches de choque, camas elásticas y hasta una pequeña montaña rusa que atrae la atención de todos los que asisten por lo iluminada que esta. Faltan un par de días para que sea inaugurado y ni David ni Lidia tienen la paciencia suficiente para esperar su apertura, ambos sueñan con las atracciones en las que se van a subir y en los juegos de habilidad que han instalado también junto a los puestos de juguetes que llegan a su ciudad desde hace muchos años, tantos que a sus padres ya les compraban sus juguetes allí, según les cuentan los abuelos a los dos hermanos que asombrados escuchan imaginando como serían sus padres de pequeños.
Debido a la insistencia de los pequeños, los abuelos ceden a darles una vuelta por la feria para que los niños vean como ultiman los preparativos antes de que sea inaugurada. Todo tiene que estar perfecto para que no haya ningún problema ni ocurra ninguna desgracia.
David y Lidia, se llevan una pequeña decepción al ver que las atracciones no están allí tal y como suelen estar acostumbrados a verlas. Sólo ven grandes tráileres y camiones con piezas con las que luego forman las atracciones en las que montan sin cesar durante los días que dura la feria.
-No os preocupéis.- Les dice el abuelo con una sonrisa tras ver las caras de sus nietos.- En menos tiempo de lo que os imagináis veréis la feria y sus atracciones como siempre y lista para disfrutar.
– Es que se ve tan diferente…- dice Lidia muy seria.
– Me gusta como la vemos siempre, no así. – añade David.
– Jajajaajajaajaja – el abuelo no puede parar de reír ante la preocupación de los niños. – eso os pasa por vuestra falta de paciencia. Ya os dije que faltaban unos días antes de que abriesen la feria. Ahora ya sabéis como se preparan para que después lo pasemos tan bien como lo hacemos todos los años.
David y Lidia se encogen de hombros y comienzan a reír también con el abuelo. Pronto se marchan del lugar y deciden que la próxima vez que vayan a ver la feria será ya cuando esta esté inaugurada y puedan montarse en sus atracciones y dar la vuelta para ver todos los puestos que en ella han instalado.
Pasan los días y ya está todo listo para inaugurarla. Casi sin darse cuenta ha llegado el día que tanto estaban esperando y los dos hermanos se ponen bien guapos para recibirla, ambos se visten con lo mejor que tienen. No quieren que sus padres ni sus abuelos les den ninguna queja que pueda retrasar su visita a la feria.
Por el camino, los dos niños van hablando de las atracciones en las que se van a subir y de lo que les van a pedir a sus familiares que le ferien, como les dicen sus abuelos siempre que le compran algo que les gusta en los puestos de la feria.
Toda la familia espera a ver el desfile que indica que la feria queda inaugurada y que tienen desde ese momento una semana para disfrutarla por todo lo alto. Nada más terminar el desfile comienzan las colas y la atracción que todo el mundo quiere probar es la pequeña montaña rusa que han instalado casi al final del recinto, la fila de personas es casi interminable y los dos niños deciden disfrutar de los coches de choque mientras la cola formada en la nueva atracción disminuye. No quieren pasar la primera tarde de feria aburridos en una larga espera, pudiendo disfrutar de tantas otras cosas.
Después de todo, aún les queda toda una semana para correr, chocar, volar en la montaña rusa y disfrutar de los últimos días de verano en la feria de su ciudad junto a los que más quieren, su familia.