Los padres y otros adultos que rodean al niño son referentes y modelos en la conformación de hábitos saludables: cumplen un papel muy importante.
Es a través de las actitudes de los adultos que los pequeños pueden imitar y promover conductas alimenticias saludables. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, hábito es el “modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”. Es decir, es un comportamiento que se aprende y que requiere de práctica y repeticiones regulares para poder ser internalizado y realizar luego esas acciones en forma automatizada.
Ciertas características de la vida moderna influyen negativamente en la instauración de hábitos saludables de alimentación.
Las familias pueden implementar diversas estrategias para promover una mejor alimentación en el hogar, entre ellas:
Ofrecer variedad y calidad de alimentos que aporten los nutrientes necesarios para una sana y completa alimentación. Al presentar nuevos alimentos, el adulto debe consumirlos, para así actuar como modelo para que los niños sigan su ejemplo. Al momento de servir la comida, la actitud hacia los alimentos variados y sanos debe ser valorativa y positiva.
Propiciar las comidas como momentos de encuentro familiar, evitando las siguientes distracciones: la televisión, la computadora, los dispositivos telefónicos, etcétera.
Fijar un horario estable para las comidas, procurando la participación de todos sus miembros.
Promover la participación de los niños en la definición, preparación y elaboración de las comidas (por ejemplo, eligiendo junto con ellos los alimentos, pidiéndoles que ayuden en la cocina, o a poner la mesa). Estos rituales, si se realizan cotidianamente, le otorgarán seguridad y responsabilidad a los niños en su relación con los alimentos.
Durante las comidas, evitar discusiones o peleas; propiciar que en las reuniones familiares para comer todos se sientan a gusto y con ganas de participar y compartir con los demás.
Evitar las “recompensas” o “sobornos” para lograr que los niños consuman alimentos saludables. En la misma línea, evitar los mecanismos de castigo o penalización relacionados con la comida (obligación de terminar todo el plato, penitencias de “saltear” comidas o ingredientes, etcétera).
Escuchar a los niños y conocer sus preferencias de alimentos, entre las opciones saludables; este conocimiento se complementa con la necesidad de contar usualmente, en la casa, con algunos de esos alimentos sanos.
Fomentar en los niños una sana elección del menú. Una de las posibles acciones para lograrlo es llevar a los niños al supermercado, en el momento de las compras, para seleccionar en forma conjunta los alimentos necesarios para la elaboración de las comidas y las viandas escolares. Esto favorecerá la adquisición de un mayor control y autonomía de los niños sobre su propia alimentación.
Considerar qué comen los niños en la escuela (desayunos, almuerzos y/o meriendas escolares). De esta manera, la familia debe organizar sus comidas teniendo en cuenta la complementariedad del menú escolar y así procurar brindar a los niños una dieta equilibrada.
según el texto:
¿Qué estrategias se pueden implementar para promover una buena alimentación en el hogar?
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