La crisis medioambiental es una realidad apremiante y bien documentada en sus diversas manifestaciones: contaminación industrial, agotamiento de los recursos y explosión demográfica.
El imperativo moral y los sistemas de valores de las religiones son indispensables para movilizar las sensibilidades humanas con vistas a conservar el medio ambiente para las generaciones futuras. Está claro que las religiones deben participar en el desarrollo de una cosmovisión y de una ética más globales. Ya sea desde una perspectiva antropocéntrica o biocéntrica, necesitamos formular valores medioambientales apropiados y relacionarlos con elementos científicos y políticas públicas.
Uno de los principales desafíos de las religiones actuales es ofrecer respuestas a esa crisis medioambiental que, según algunos, se ha perpetuado gracias a la enorme influencia del materialismo y la secularización en las sociedades contemporáneas. Otros, como la experta en historia medieval Lynn White, señalan que la devaluación del mundo natural es consecuencia tanto del énfasis del judaísmo y el cristianismo en una trascendencia divina por encima de la naturaleza como del dominio de los seres humanos sobre ella.
La crisis medioambiental es una realidad apremiante y bien documentada en sus diversas manifestaciones: contaminación industrial, agotamiento de los recursos y explosión demográfica.
El imperativo moral y los sistemas de valores de las religiones son indispensables para movilizar las sensibilidades humanas con vistas a conservar el medio ambiente para las generaciones futuras. Está claro que las religiones deben participar en el desarrollo de una cosmovisión y de una ética más globales. Ya sea desde una perspectiva antropocéntrica o biocéntrica, necesitamos formular valores medioambientales apropiados y relacionarlos con elementos científicos y políticas públicas.
Uno de los principales desafíos de las religiones actuales es ofrecer respuestas a esa crisis medioambiental que, según algunos, se ha perpetuado gracias a la enorme influencia del materialismo y la secularización en las sociedades contemporáneas. Otros, como la experta en historia medieval Lynn White, señalan que la devaluación del mundo natural es consecuencia tanto del énfasis del judaísmo y el cristianismo en una trascendencia divina por encima de la naturaleza como del dominio de los seres humanos sobre ella.