Cuenta la leyenda que en una época de nuestra historia, después del Diluvio, todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras. Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros:
– “¡Vamos!, Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego”.
Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. Después los hombres decidieron construir una gran torre cuya cúspide llegara hasta el cielo, desafiando todos los límites que poseían.
Entonces Dios descendió para ver el trabajo de los hombres, y al ver la edificiación despertó su ira, al ver el orgullo de los hombres, y la insolencia que esto significaba.
De ese modo, decidió confundir a los hombres sus lenguas, para que no pudieran entenderse. Así los dispersó de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
El nombre de dicha ciudad fue Babel (que es el nombre bíblico de Babilonia), porque Dios confundió allí el lenguaje de toda la tierra.
Nemrod, el “poderoso cazador en oposición a Jehová”, comenzó su reinado en Babel, ubicada “en la tierra de Sinar”, la llanura aluvial formada por el cieno de los desbordamientos de los ríos Éufrates y Tigris. Al no haber piedras disponibles para la construcción, los edificadores hicieron uso de los extensos depósitos de barro. Dijeron: “Hagamos ladrillos y cozámoslos con un procedimiento de quema”. Como tampoco tenían cal, usaron betún como argamasa. En desafío a Dios, Babel se centró en el proyecto de construcción de una torre religiosa “con su cúspide en los cielos”. Esta torre no se construyó para la adoración y alabanza de Jehová, sino que estaba dedicada a la religión falsa de origen humano, y el propósito de los edificadores era hacerse un “nombre célebre” con ella.
Respuesta:
esperov que te sirva
Explicación:
Cuenta la leyenda que en una época de nuestra historia, después del Diluvio, todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras. Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros:
– “¡Vamos!, Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego”.
Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. Después los hombres decidieron construir una gran torre cuya cúspide llegara hasta el cielo, desafiando todos los límites que poseían.
Entonces Dios descendió para ver el trabajo de los hombres, y al ver la edificiación despertó su ira, al ver el orgullo de los hombres, y la insolencia que esto significaba.
De ese modo, decidió confundir a los hombres sus lenguas, para que no pudieran entenderse. Así los dispersó de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
El nombre de dicha ciudad fue Babel (que es el nombre bíblico de Babilonia), porque Dios confundió allí el lenguaje de toda la tierra.
Nemrod, el “poderoso cazador en oposición a Jehová”, comenzó su reinado en Babel, ubicada “en la tierra de Sinar”, la llanura aluvial formada por el cieno de los desbordamientos de los ríos Éufrates y Tigris. Al no haber piedras disponibles para la construcción, los edificadores hicieron uso de los extensos depósitos de barro. Dijeron: “Hagamos ladrillos y cozámoslos con un procedimiento de quema”. Como tampoco tenían cal, usaron betún como argamasa. En desafío a Dios, Babel se centró en el proyecto de construcción de una torre religiosa “con su cúspide en los cielos”. Esta torre no se construyó para la adoración y alabanza de Jehová, sino que estaba dedicada a la religión falsa de origen humano, y el propósito de los edificadores era hacerse un “nombre célebre” con ella.