Solo hay silencio… mi cabeza retumba como si hubiese recibido un fuerte golpe, el dolor atraviesa cada espacio de mi cavidad ósea, y se propaga por mi cuello queriendo estallar a través de mis vértebras. Mi garganta seca no puede refrescarse con la poca saliva que produzco; trato de hablar, no lo logro, tampoco mis párpados me obedecen. Mis dedos están entumecidos, sin embargo puedo percibir el piso, sin duda es madera. El frío envuelve mi cuerpo, es tan real… no creo estar soñando, desconozco esta realidad que me rodea y que aún no percibo en su totalidad.
Trato de recordar… las escenas son fragmentadas, empiezo a unirlas… estaba en el departamento, sí, en mi cama… desperté con la impresión de escuchar un ruido que provenía de la sala… no creía que fuese mi madre y hermanos, miré el reloj… era medianoche, faltaban muchas horas para que vuelvan de viaje… aun así los llamé por sus nombres… no hubo respuesta… me levanté y salí al pasillo, comprobé que las puertas y ventanas estaban cerradas… de pronto, escuché un misterioso susurro que provenía de mi recámara… no era normal... Mi confusión me hace mezclar mi imaginación con mis recuerdos; estoy logrando abrir mis parpados… Regresé a mi habitación expectante y nervioso, entre la oscuridad y la luz que provenía de la calle pude ver una sombra que estaba de pie, al lado de mi cama y entre las cortinas; me acobardé y retrocedí lentamente mientras aquello permanecía observándome con aquella quietud que desbocaba mi terror, al huir con desesperación tropecé y caí, sin duda allí perdí el conocimiento.
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alexandrarl
Sigo leyendo las palabras que narran lo sucedido, cada línea que describe cómo murieron es una herida más que sacude mi corazón. ¡No! Me imagino aquellas escenas de sangre, y yo sin poder ayudarles, ¡no pude hacer nada!... Esa noticia es mentira, no puede ser cierto, no, no, no, ¿por qué me atormentan así?
alexandrarl
¿Por qué permites esto? , seguro fueron los mismos que me trajeron aquí, ellos los esperaron y terminaron sus vidas mientras yo estaba inconsciente. Los haré pagar por haberle hecho eso a mi familia ¡miserables! Me quedo quieto. ¿Y ese ruido?... Viene de la puerta trasera, ellos están allí… me limpio las lágrimas y trato de serenarme, ¡contrólate! Mis manos sujetan con más fuerza el atizador y avanzo, espero que entren… no lo hacen, iré a buscarlos…
alexandrarl
Abro la puerta, no hay nadie a la vista y salgo al jardín cercado por un gran muro, aguardo… no hay nadie a mi alrededor. No veo huellas, continúo inspeccionando… es difícil con la nieve acumulada; eso no será un obstáculo para la libertad y mi venganza. Descubro un pasadizo que recorre un lado de la casa hasta llegar a la calle, al final hay una puerta entreabierta.
alexandrarl
Avanzo con esfuerzo, levanto la vista y veo el espacio vacío en la pared del ático donde antes había una ventana, en la nieve están los restos de vidrio y madera, debo ir por un lado con cuidado, pensé que habían arrojado un mueble destrozándolo, no entiendo por qué no resalta entre los escombros. Me tropiezo con algo y pierdo el equilibrio. No me hundo por completo porque hay algo suave debajo de mí, es una tela oscura, ¡estoy perdiendo tiempo! Aunque nadie me sigue debo apresurarme.
alexandrarl
Me paralizo al notar que algo brilla entre esa tela, lo levanto y descubro un bordado con hilo dorado, ¿qué sucede? Tal vez sea uno de los asesinos que murió arrojado por la ventana, eso me conviene, uno menos que matar ¡pero deseaba hacerlo sufrir! Tengo que ver entre sus ropas algo que me ayude a saber sobre los otros, una nota, algún indicio.
alexandrarl
Al moverlo sobresale su mejilla… no, no… es un anciano, no podría ser uno de ellos, se ve muy débil; con horror y estupefacción consigo ver su cuello blanco, es una sotana, ante mi está… ¡un sacerdote! Aparto la nieve y puedo verlo con claridad. Mi mano tapa mi boca ahogando un grito de espanto, uno seco y agrietado.
alexandrarl
Su rostro… tiene una expresión de terror como si hubiera visto al mismo demonio: sus párpados muy abiertos y sus ojos casi saliendo de sus órbitas, la lengua fuera y morada, su boca, Dios mío, esa boca está desencajada de una forma tan espantosa, su cuello está quebrado y los huesos sobresalen de él, fue asesinado, ¿quién pudo hacerles eso? ¿Quién tendría semejante fuerza para quebrarlos y más aún matar a un hombre santo?
alexandrarl
Esto es sobrenatural… Su brazo se aferró muy fuerte a un objeto antes de morir, descubro que es un libro antiguo, su cubierta es de cuero, distingo el título del libro y cada letra se impregna en mi retina; no, ¡no puedo creerlo! ¿Qué estoy viviendo? Dice…“Ritual Romano de Exorcismo”.
alexandrarl
Mis manos tiemblan y dejan caer el atizador mientras presiento que hay algo detrás de mí, podría decir que no es humano, volteo a ver y la misma sombra que me visitó en mi recámara está allí mirándome, suspendida sobre la nieve, con unos brazos que terminan en peludas garras, su rostro posee unos ojos vacíos que derraman sangre,
alexandrarl
ahora recuerdo todo… trato de cerrar mis párpados ante aquel bestial ser que poseyó mi cuerpo y alma, pero algo familiar en él me lo impide… y aquel susurro que taladra mi cabeza aumenta de intensidad hasta reconocer varias voces en una sola, tan antigua e inhumana que proviene de una dimensión de entre esta tierra y el infierno. Entre tantos idiomas reconozco su mensaje… ¡Regresé!… ¡Voy por ti!
Solo hay silencio… mi cabeza retumba como si hubiese recibido un fuerte golpe, el dolor atraviesa cada espacio de mi cavidad ósea, y se propaga por mi cuello queriendo estallar a través de mis vértebras. Mi garganta seca no puede refrescarse con la poca saliva que produzco; trato de hablar, no lo logro, tampoco mis párpados me obedecen. Mis dedos están entumecidos, sin embargo puedo percibir el piso, sin duda es madera. El frío envuelve mi cuerpo, es tan real… no creo estar soñando, desconozco esta realidad que me rodea y que aún no percibo en su totalidad.
Trato de recordar… las escenas son fragmentadas, empiezo a unirlas… estaba en el departamento, sí, en mi cama… desperté con la impresión de escuchar un ruido que provenía de la sala… no creía que fuese mi madre y hermanos, miré el reloj… era medianoche, faltaban muchas horas para que vuelvan de viaje… aun así los llamé por sus nombres… no hubo respuesta… me levanté y salí al pasillo, comprobé que las puertas y ventanas estaban cerradas… de pronto, escuché un misterioso susurro que provenía de mi recámara… no era normal... Mi confusión me hace mezclar mi imaginación con mis recuerdos; estoy logrando abrir mis parpados… Regresé a mi habitación expectante y nervioso, entre la oscuridad y la luz que provenía de la calle pude ver una sombra que estaba de pie, al lado de mi cama y entre las cortinas; me acobardé y retrocedí lentamente mientras aquello permanecía observándome con aquella quietud que desbocaba mi terror, al huir con desesperación tropecé y caí, sin duda allí perdí el conocimiento.