Todas las actividades económicas que abarca dicho sector tienen su fundamento en la explotación de los recursos que la tierra origina, favorecida por la acción del ser humano: alimentos vegetales como cereales, frutas, hortalizas, pastos cultivados y forrajes; fibras utilizadas por la industria textil; cultivos energéticos etc.
En el principio, la búsqueda de alimento era la principal ocupación de los seres humanos. Nuestros antepasados prehistóricos vivían trasladándose de un lado a otro, comiendo los frutos de los árboles, algunas plantas y cazando los animales salvajes que acechaban su morada.
Si una civilización avanzada hubiese sido testigo de nuestro nacimiento como especie, acaso nos habría pronosticado un futuro efímero. El hombre se veía como un animal más, pero sin las garras de un tigre para defenderse, ni el abundante pelo de un oso para protegerse del frío o la velocidad de una gacela para huir del peligro. Pero en su interior guardaba una vocación creadora y un espíritu infinitamente curioso, sus grandes aliados a la hora de sobrevivir.
De la contemplación sencilla de la naturaleza nació uno de los inventos más revolucionarios de todas las épocas: la agricultura. El ser humano pasó de arrancar los frutos de la tierra a aprender a cultivarlos. Algo similar ocurrió con los animales, cuando aprendió a domesticarlos y así creó la ganadería. Eran las mujeres las encargadas de desarrollar todas estas nuevas tareas, mientras los hombres dedicaban su tiempo a la caza y la defensa.
El ser humano, que durante miles de años había sido nómade, pasó a depender de la tierra que cultivaba y en torno a ella fundó sus primeras comunidades.
La aparición del agricultor preparó el terreno para la llegada de múltiples oficios. El carpintero, el herrero y el alfarero nacieron como encargados de proporcionar las herramientas para el cultivo.
Primero empezaron a plantar plantas como la cebada y el trigo.
Todas las actividades económicas que abarca dicho sector tienen su fundamento en la explotación de los recursos que la tierra origina, favorecida por la acción del ser humano: alimentos vegetales como cereales, frutas, hortalizas, pastos cultivados y forrajes; fibras utilizadas por la industria textil; cultivos energéticos etc.
espero y te sirva chao
Respuesta:
En el principio, la búsqueda de alimento era la principal ocupación de los seres humanos. Nuestros antepasados prehistóricos vivían trasladándose de un lado a otro, comiendo los frutos de los árboles, algunas plantas y cazando los animales salvajes que acechaban su morada.
Si una civilización avanzada hubiese sido testigo de nuestro nacimiento como especie, acaso nos habría pronosticado un futuro efímero. El hombre se veía como un animal más, pero sin las garras de un tigre para defenderse, ni el abundante pelo de un oso para protegerse del frío o la velocidad de una gacela para huir del peligro. Pero en su interior guardaba una vocación creadora y un espíritu infinitamente curioso, sus grandes aliados a la hora de sobrevivir.
De la contemplación sencilla de la naturaleza nació uno de los inventos más revolucionarios de todas las épocas: la agricultura. El ser humano pasó de arrancar los frutos de la tierra a aprender a cultivarlos. Algo similar ocurrió con los animales, cuando aprendió a domesticarlos y así creó la ganadería. Eran las mujeres las encargadas de desarrollar todas estas nuevas tareas, mientras los hombres dedicaban su tiempo a la caza y la defensa.
El ser humano, que durante miles de años había sido nómade, pasó a depender de la tierra que cultivaba y en torno a ella fundó sus primeras comunidades.
La aparición del agricultor preparó el terreno para la llegada de múltiples oficios. El carpintero, el herrero y el alfarero nacieron como encargados de proporcionar las herramientas para el cultivo.
Primero empezaron a plantar plantas como la cebada y el trigo.