La mañana era triste y nublada como mi estado de animo, no había dormido nada en toda la noche a causa de la tormenta y, como no, mi insomnio. Se podía decir que tenía más ojeras u bolsas que cara. Tenía el pelo recogido en un moño mal hecho desde las 4 de la mañana que decidí ponerme a leer. Había decidido avanzar el libro que me tenia que leer para la escuela, pero era tan aburrido que al final decidí leer uno de los míos, concretamente, Frío. Me lo acabé justo cuando empezó a amanecer, miré por mi ventana el sol saliendo por las lejanas montañas y no pude reprimir un largo bostezo. Estaba cansada, mucho, pero ya era rutina no dormir y en ese momento tampoco iba ha hacerlo.
Me levanté de mi cama, cogí el uniforme escolar y me fui a duchar. Cada mañana era la misma rutina, y estaba casada de hacer siempre lo mismo. Odiaba el uniforme escolar, o mejor dicho, las faldas en general. En mi colegio no nos dejan usar pantalón a las chicas is no es para gimnasia. Para cuando salgo de la ducha mi madre y mi hermano pequeño Nick ya están gritando y corriendo por toda la casa, él se escapa desnudo y mi madre le persigue intentando vestirle después de bañarlo. Salgo de mi cuarto ya vestida, veo que Nick corre dirección a mi habitación sin darse cuenta y cuando esta cerca de mi lo cojo y le doy un beso en la mejilla para llevarlo a su habitación.
Después de ayudar a mi madre a vestir a Nick sin que se escape bajo a desayunar, el abuelo y la abuela están sentados en el salón viendo la TV, mi padre seguramente se fue hace mucho rato a trabajar y mi hermana mayor, Noa, está desayunando. Le doy un beso en la mejilla al entrar a la cocina y cojo un plátano para desayunar. Oigo que Maya, mi mejor amiga, me grita desde fuera de mi casa, subo a mi habitación para coger la mochila, me despido gritando y salgo por la puerta comiéndome el plátano. Me reúno con Maya y le doy un abrazo como cada mañana y nos dirigimos hablando animadamente a la escuela
La mañana era triste y nublada como mi estado de animo, no había dormido nada en toda la noche a causa de la tormenta y, como no, mi insomnio. Se podía decir que tenía más ojeras u bolsas que cara. Tenía el pelo recogido en un moño mal hecho desde las 4 de la mañana que decidí ponerme a leer. Había decidido avanzar el libro que me tenia que leer para la escuela, pero era tan aburrido que al final decidí leer uno de los míos, concretamente, Frío. Me lo acabé justo cuando empezó a amanecer, miré por mi ventana el sol saliendo por las lejanas montañas y no pude reprimir un largo bostezo. Estaba cansada, mucho, pero ya era rutina no dormir y en ese momento tampoco iba ha hacerlo.
Me levanté de mi cama, cogí el uniforme escolar y me fui a duchar. Cada mañana era la misma rutina, y estaba casada de hacer siempre lo mismo. Odiaba el uniforme escolar, o mejor dicho, las faldas en general. En mi colegio no nos dejan usar pantalón a las chicas is no es para gimnasia. Para cuando salgo de la ducha mi madre y mi hermano pequeño Nick ya están gritando y corriendo por toda la casa, él se escapa desnudo y mi madre le persigue intentando vestirle después de bañarlo. Salgo de mi cuarto ya vestida, veo que Nick corre dirección a mi habitación sin darse cuenta y cuando esta cerca de mi lo cojo y le doy un beso en la mejilla para llevarlo a su habitación.
Después de ayudar a mi madre a vestir a Nick sin que se escape bajo a desayunar, el abuelo y la abuela están sentados en el salón viendo la TV, mi padre seguramente se fue hace mucho rato a trabajar y mi hermana mayor, Noa, está desayunando. Le doy un beso en la mejilla al entrar a la cocina y cojo un plátano para desayunar. Oigo que Maya, mi mejor amiga, me grita desde fuera de mi casa, subo a mi habitación para coger la mochila, me despido gritando y salgo por la puerta comiéndome el plátano. Me reúno con Maya y le doy un abrazo como cada mañana y nos dirigimos hablando animadamente a la escuela