GRANADILLA: Es de la misma familia que el maracuyá, pero un poco más pequeña. Es de color anaranjado y lo más importante, todo el dulce que se le negó a su hermana, lo tiene ella. La pulpa, llena de semillas que también se comen, es de color verde.
LÚCUMA: Tiene el tamaño de una mandarina, de piel verde, suave pero algo rugosa. Se pela y se come, su textura en la boca es suave y recuerda al boniato o la batata hervida. Tiene forma alargada y piel parecida a la del damasco, pero más gruesa. Contiene semillas parecidas a las de la granadilla o el maracuyá recubiertas por una pulpa espesa y anaranjada. Su sabor es ácido, pero tiene tantas semillas que comerlo se vuelve incómodo. Es más práctico preparar un jugo.
MAMEY: Es algo mayor que una pelota de tenis. Su piel es gruesa, áspera, dura y de color marrón. La pulpa es poco jugosa y de color anaranjado. Es rico, su textura y sabor recuerdan a los melocotones o albaricoques secos. Tiene una semilla grande. Se abre por la mitad, de polo a polo, se separa la piel gruesa de la pulpa con la mano y se come como si fuera una rodaja de pan.
PEPINO MELÓN: Es una fruta amarilla con algunas estrías de color violeta y algo más pequeña que un meloncito. Su piel es suave y delgada y su aroma dulce. Al abrirlo al medio, presenta una hilera de semillas muy pequeñas, en una disposición similar a las del melón. Su pulpa es acuosa y su sabor fresco recuerda al pepino.
PITAJAYA o PITAYA: La pitajaya es de color amarillo y forma ovalada con aristas. Es relativamente cara ya que es difícil de recolectar: crece en una planta trepadora tipo cactus y de cada uno de sus ángulos salen tres espinas. Eso sí, su interior es dulce y fácil de comer con una cuchara. Sin duda, la fruta más rica de toda la lista.
PÚRPURO: Tiene forma alargada y piel parecida a la del damasco, pero más gruesa. Contiene semillas parecidas a las de la granadilla o el maracuyá recubiertas por una pulpa espesa y anaranjada. Su sabor es ácido, pero tiene tantas semillas que comerlo se vuelve incómodo. Es más práctico preparar un jugo.
GRANADILLA: Es de la misma familia que el maracuyá, pero un poco más pequeña. Es de color anaranjado y lo más importante, todo el dulce que se le negó a su hermana, lo tiene ella. La pulpa, llena de semillas que también se comen, es de color verde.
LÚCUMA: Tiene el tamaño de una mandarina, de piel verde, suave pero algo rugosa. Se pela y se come, su textura en la boca es suave y recuerda al boniato o la batata hervida. Tiene forma alargada y piel parecida a la del damasco, pero más gruesa. Contiene semillas parecidas a las de la granadilla o el maracuyá recubiertas por una pulpa espesa y anaranjada. Su sabor es ácido, pero tiene tantas semillas que comerlo se vuelve incómodo. Es más práctico preparar un jugo.
MAMEY: Es algo mayor que una pelota de tenis. Su piel es gruesa, áspera, dura y de color marrón. La pulpa es poco jugosa y de color anaranjado. Es rico, su textura y sabor recuerdan a los melocotones o albaricoques secos. Tiene una semilla grande. Se abre por la mitad, de polo a polo, se separa la piel gruesa de la pulpa con la mano y se come como si fuera una rodaja de pan.
PEPINO MELÓN: Es una fruta amarilla con algunas estrías de color violeta y algo más pequeña que un meloncito. Su piel es suave y delgada y su aroma dulce. Al abrirlo al medio, presenta una hilera de semillas muy pequeñas, en una disposición similar a las del melón. Su pulpa es acuosa y su sabor fresco recuerda al pepino.
PITAJAYA o PITAYA: La pitajaya es de color amarillo y forma ovalada con aristas. Es relativamente cara ya que es difícil de recolectar: crece en una planta trepadora tipo cactus y de cada uno de sus ángulos salen tres espinas. Eso sí, su interior es dulce y fácil de comer con una cuchara. Sin duda, la fruta más rica de toda la lista.
PÚRPURO: Tiene forma alargada y piel parecida a la del damasco, pero más gruesa. Contiene semillas parecidas a las de la granadilla o el maracuyá recubiertas por una pulpa espesa y anaranjada. Su sabor es ácido, pero tiene tantas semillas que comerlo se vuelve incómodo. Es más práctico preparar un jugo.