Los animales y los hombres nos movemos. Caminamos, giramos los ojos, agarramos objetos, es decir, constantemente realizamos movimientos. Un ejemplo: vemos una manzana y tendemos el brazo para asirla. ¿Qué a ocurrido aquí? La visión de la manzana ha sido un estimulo que ha llegado al cerebro a través de unos nervios; el cerebro (que es un centro básico del sistema nervioso) ha ordenado por medio de otros nervios que los músculos del brazo se muevan; y estos músculos han podido mover el brazo gracias a poseer un soporte óseo. Este movimiento, y todos los movimientos, ha sido posible sólo gracias a la existencia de tres sistemas diferentes y, sin embargo, estrechamente conectados entre sí: el sistema esquelético, el sistema muscular y el sistema nervioso.
Los músculos y su contracción
Los músculos son las formaciones rojas, blandas y fibrosas a las que normalmente llamamos carne, que cubren nuestro esqueleto. Frecuentemente sus extremos tienen forma de huso y están sólidamente unidos a los huesos por unos cordones muy duros y tenaces, de un color blanquecino. Estos cordones son los tendones. Flexione un brazo y compruebe que el músculo que se halla encima y delante del codo se ha endurecido y se ha acortado. Este músculo, llamado bíceps, se ha contraído, ha aumenta en grosor y rigidez. Lo ha hecho porque ha recibido una corriente de los nervios que van a parar a él. Cuando esta corriente nerviosa (parecida a la corriente eléctrica que pasa por los hilos conductores) cese, cesará la contracción del músculo my éste volverá a su estado primitivo.
Si los extremos de un músculo, como en el caso del bíceps, se hallan insertos en dos huesos diferentes y articulados entre sí, y el músculo se contrae, los huesos, venciendo una resistencia, se aproximarán y originaran un movimiento. En este movimiento los músculos son los órganos activos (hacen mover los huesos) y los huesos son los elementos pasivos de una verdadera palanca ósea.
Palancas óseas
Existen tres géneros posibles de palancas, y todos ellos los podemos encontrar en nuestro cuerpo.
En la cabeza tenemos una palanca de primer género. El punto de apoyo se halla en la articulación del occipital con la columna vertebral; la resistencia es el peso que la cabeza ejerce hacia delante; y la potencia es un músculo llamado trapecio, que va desde la nuca hasta las últimas vértebras dorsales. El trapecio se contrae, tira de la cabeza hacia atrás, y de este modo impide su caída en sentido contrario. Si el trapecio se relaja, la cabeza se inclina hacia delante. ¿Por qué será que una persona cuando se adormece sentada da cabezadas?
Los músculos.
Los animales y los hombres nos movemos. Caminamos, giramos los ojos, agarramos objetos, es decir, constantemente realizamos movimientos. Un ejemplo: vemos una manzana y tendemos el brazo para asirla. ¿Qué a ocurrido aquí? La visión de la manzana ha sido un estimulo que ha llegado al cerebro a través de unos nervios; el cerebro (que es un centro básico del sistema nervioso) ha ordenado por medio de otros nervios que los músculos del brazo se muevan; y estos músculos han podido mover el brazo gracias a poseer un soporte óseo. Este movimiento, y todos los movimientos, ha sido posible sólo gracias a la existencia de tres sistemas diferentes y, sin embargo, estrechamente conectados entre sí: el sistema esquelético, el sistema muscular y el sistema nervioso.
Los músculos y su contracción
Los músculos son las formaciones rojas, blandas y fibrosas a las que normalmente llamamos carne, que cubren nuestro esqueleto. Frecuentemente sus extremos tienen forma de huso y están sólidamente unidos a los huesos por unos cordones muy duros y tenaces, de un color blanquecino. Estos cordones son los tendones. Flexione un brazo y compruebe que el músculo que se halla encima y delante del codo se ha endurecido y se ha acortado. Este músculo, llamado bíceps, se ha contraído, ha aumenta en grosor y rigidez. Lo ha hecho porque ha recibido una corriente de los nervios que van a parar a él. Cuando esta corriente nerviosa (parecida a la corriente eléctrica que pasa por los hilos conductores) cese, cesará la contracción del músculo my éste volverá a su estado primitivo.
Si los extremos de un músculo, como en el caso del bíceps, se hallan insertos en dos huesos diferentes y articulados entre sí, y el músculo se contrae, los huesos, venciendo una resistencia, se aproximarán y originaran un movimiento. En este movimiento los músculos son los órganos activos (hacen mover los huesos) y los huesos son los elementos pasivos de una verdadera palanca ósea.
Palancas óseas
Existen tres géneros posibles de palancas, y todos ellos los podemos encontrar en nuestro cuerpo.
En la cabeza tenemos una palanca de primer género. El punto de apoyo se halla en la articulación del occipital con la columna vertebral; la resistencia es el peso que la cabeza ejerce hacia delante; y la potencia es un músculo llamado trapecio, que va desde la nuca hasta las últimas vértebras dorsales. El trapecio se contrae, tira de la cabeza hacia atrás, y de este modo impide su caída en sentido contrario. Si el trapecio se relaja, la cabeza se inclina hacia delante. ¿Por qué será que una persona cuando se adormece sentada da cabezadas?