¿Me podrían ayudar con alguna leyenda méxicana corta en inglés?
aaroomThere are some religious figures that are very highly venerated, due to the long centuries of preceding history surrounding them. In many cases, there is a long line of miracles associated with them, and these, over the years, have become legends. Such is the case of the image of Our Lord (The Holy Christ) at The Chapel, Saltillo. The events related here took place on August 6, 1607, according to some written testimonies of the time.
Monse186
EL CHARRO NEGRO A tall, elegant appearance, impeccable black suit consists of a short jacket, a shirt, tight trousers and a wide-brimmed hat wanders deep into the night in the lonely stretches linking the small towns in rural Mexico on the back of a horse and huge jet black. Those who have had dealings with him sense the Devil. Do not ignore the men, which offers friendly conversation, but his clear preference is women, which seduces with eloquent eyes and warm words. Nothing bad can be said of black charro if the traveler is limited to allow his company to his place of residence, if dawn approaches, will say goodbye politely and leave with slow stride, as if walking trail leads to nearby a church. But if, on the contrary, she gives in to their offers to lighten the journey and condescends to ride the horse, that action will be the beginning of the end: once on the animal, the unfortunate view that it is impossible to get off. That's when the black charro saddle and turns her away, to an unknown destination, ignoring the pleas and cries of his victim, which does not get to see again. en español: Un hombre alto, de aspecto elegante, de impecable traje negro compuesto por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha deambula en la profundidad de la noche en los solitarios tramos que unen los pequeños pueblos del México rural sobre el lomo de un caballo enorme y de color azabache. Quienes han tenido trato con él lo presienten el Diablo. No ignora a los hombres, a los que ofrece amable conversación, pero su clara preferencia son las mujeres, a las que seduce con mirada elocuente y palabras cálidas. Nada malo puede decirse del charro negro si el viajero se limita a permitir su compañía hacia su lugar de residencia; si se acerca el amanecer, se despedirá cortésmente y se marchará con tranco lento, al igual que si el sendero que recorre lleva a las cercanías de una iglesia. Pero si, por el contrario, la mujer cede a sus ofertas de aligerar el viaje y condesciende a montar el caballo, esa acción será el principio del fin: una vez sobre el animal, la infortunada descubre que es imposible apearse. Es entonces cuando el charro negro vuelve su montura y se aleja, con rumbo desconocido, sin hacer caso de los ruegos o los gritos de su víctima, a la que no se vuelve a ver jamás. Emii · hace 4 años
en español:
Un hombre alto, de aspecto elegante, de impecable traje negro compuesto por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha deambula en la profundidad de la noche en los solitarios tramos que unen los pequeños pueblos del México rural sobre el lomo de un caballo enorme y de color azabache. Quienes han tenido trato con él lo presienten el Diablo. No ignora a los hombres, a los que ofrece amable conversación, pero su clara preferencia son las mujeres, a las que seduce con mirada elocuente y palabras cálidas. Nada malo puede decirse del charro negro si el viajero se limita a permitir su compañía hacia su lugar de residencia; si se acerca el amanecer, se despedirá cortésmente y se marchará con tranco lento, al igual que si el sendero que recorre lleva a las cercanías de una iglesia. Pero si, por el contrario, la mujer cede a sus ofertas de aligerar el viaje y condesciende a montar el caballo, esa acción será el principio del fin: una vez sobre el animal, la infortunada descubre que es imposible apearse. Es entonces cuando el charro negro vuelve su montura y se aleja, con rumbo desconocido, sin hacer caso de los ruegos o los gritos de su víctima, a la que no se vuelve a ver jamás.
Emii · hace 4 años