Si bien el área ya había sido ocupada por asentamientos previos, la historia de Madrid como núcleo urbano habitado de forma continuada tiene su inicio en el siglo ix, con la construcción de una fortaleza en la zona promovida por el emir Mohamed I, y está marcada por el establecimiento en ella de la corte real en 1561 y, con la consolidación del país, su transformación en la capital de la monarquía, capital a la que el antimadrileñismo habría tratado, en palabras de José Cepeda Adán, en clave de ciudad frívola y superficial, con «una historia sin historia, hecha de entradas solemnes, fiestas, carnavales y bullicio», si bien este autor destaca la importancia clave en la política estatal de numerosos episodios históricos acaecidos en la ciudad, al punto de considerar a Madrid epicentro de todas las revoluciones.
En la actualidad es la ciudad más poblada de España.
Los orígenes de la ciudad son objeto de revisión tras los recientes hallazgos, en su perímetro más antiguo, de enterramientos visigodos así como de restos que se remontan a los carpetanos o periodo prerromano. Las excavaciones arqueológicas en el término municipal también arrojan restos romanos en diferentes distritos de la ciudad moderna, atribuyéndose al Madrid romano, y sobre la base de los restos encontrados durante las obras de soterramiento de la autopista M-30, una localización a orillas del río Manzanares en el área de influencia del puente de Segovia, en el entorno hoy ocupado por el parque de Atenas, la parte baja de la calle de Segovia y el paseo de la Virgen del Puerto. El Madrid romano no se situaría por tanto en el posterior enclave en altura del periodo visigodo para situarse en el valle del Manzanares, a escasos metros de donde se documentan los referidos restos visigodos, en la colina formada por los actuales Palacio Real y catedral de la Almudena. Estos recientes hallazgos de época visigoda han venido a confirmar las teorías de varios autores que sostuvieron que el posterior asentamiento fortificado musulmán de Maǧrīţ (del siglo ix) se había fundado sobre un vicus visigodo del vii llamado Matrice o matriz, arroyo.
No sería hasta el siglo xi cuando Madrid es incorporado a la Corona de Castilla, tras su reconquista por los hispanos cristianos, procedentes de Segovia y comandados por Día Sanz, siendo rey Alfonso VI de León, en 1083. A partir de ese momento es cuando Madrid comienza un proceso lento pero constante de crecimiento en su territorio, población e influencia, que abarca todo el periodo medieval hasta situarse a fines del siglo xv como una de las principales ciudades de Castilla. Resultado de este proceso de crecimiento, entre otras razones, sería su designación como sede de la Corte por Felipe II en 1561, convirtiéndose en la primera capital permanente de la monarquía española. Desde ese mismo año de 1561, Madrid experimentó un crecimiento exponencial en tamaño y población, que alcanzaría a finales del siglo xix más de medio millón de habitantes sobre el suelo de la ciudad consolidada (ciudad antigua más ensanche). Madrid, por tanto, ha sido desde el Renacimiento (siglo xvi) y hasta la actualidad, capital de España y sede del Gobierno y la administración del Estado, salvo un breve intervalo de tiempo entre los años de 1601 y 1606, en los que la capitalidad pasó a Valladolid así como durante la Guerra Civil, cuando el Gobierno de la República se trasladó primero a Valencia y después a Barcelona, y al finalizar la guerra es Burgos la ciudad que ostenta la capitalidad.
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Si bien el área ya había sido ocupada por asentamientos previos, la historia de Madrid como núcleo urbano habitado de forma continuada tiene su inicio en el siglo ix, con la construcción de una fortaleza en la zona promovida por el emir Mohamed I, y está marcada por el establecimiento en ella de la corte real en 1561 y, con la consolidación del país, su transformación en la capital de la monarquía, capital a la que el antimadrileñismo habría tratado, en palabras de José Cepeda Adán, en clave de ciudad frívola y superficial, con «una historia sin historia, hecha de entradas solemnes, fiestas, carnavales y bullicio», si bien este autor destaca la importancia clave en la política estatal de numerosos episodios históricos acaecidos en la ciudad, al punto de considerar a Madrid epicentro de todas las revoluciones.
En la actualidad es la ciudad más poblada de España.
Los orígenes de la ciudad son objeto de revisión tras los recientes hallazgos, en su perímetro más antiguo, de enterramientos visigodos así como de restos que se remontan a los carpetanos o periodo prerromano. Las excavaciones arqueológicas en el término municipal también arrojan restos romanos en diferentes distritos de la ciudad moderna, atribuyéndose al Madrid romano, y sobre la base de los restos encontrados durante las obras de soterramiento de la autopista M-30, una localización a orillas del río Manzanares en el área de influencia del puente de Segovia, en el entorno hoy ocupado por el parque de Atenas, la parte baja de la calle de Segovia y el paseo de la Virgen del Puerto. El Madrid romano no se situaría por tanto en el posterior enclave en altura del periodo visigodo para situarse en el valle del Manzanares, a escasos metros de donde se documentan los referidos restos visigodos, en la colina formada por los actuales Palacio Real y catedral de la Almudena. Estos recientes hallazgos de época visigoda han venido a confirmar las teorías de varios autores que sostuvieron que el posterior asentamiento fortificado musulmán de Maǧrīţ (del siglo ix) se había fundado sobre un vicus visigodo del vii llamado Matrice o matriz, arroyo.
No sería hasta el siglo xi cuando Madrid es incorporado a la Corona de Castilla, tras su reconquista por los hispanos cristianos, procedentes de Segovia y comandados por Día Sanz, siendo rey Alfonso VI de León, en 1083. A partir de ese momento es cuando Madrid comienza un proceso lento pero constante de crecimiento en su territorio, población e influencia, que abarca todo el periodo medieval hasta situarse a fines del siglo xv como una de las principales ciudades de Castilla. Resultado de este proceso de crecimiento, entre otras razones, sería su designación como sede de la Corte por Felipe II en 1561, convirtiéndose en la primera capital permanente de la monarquía española. Desde ese mismo año de 1561, Madrid experimentó un crecimiento exponencial en tamaño y población, que alcanzaría a finales del siglo xix más de medio millón de habitantes sobre el suelo de la ciudad consolidada (ciudad antigua más ensanche). Madrid, por tanto, ha sido desde el Renacimiento (siglo xvi) y hasta la actualidad, capital de España y sede del Gobierno y la administración del Estado, salvo un breve intervalo de tiempo entre los años de 1601 y 1606, en los que la capitalidad pasó a Valladolid así como durante la Guerra Civil, cuando el Gobierno de la República se trasladó primero a Valencia y después a Barcelona, y al finalizar la guerra es Burgos la ciudad que ostenta la capitalidad.
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mskdjfkjeavae
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