Esta raíz, localizada en la parte anterior de la médula espinal, es la encargada de transmitir los impulsos desde la médula espinal hasta los músculos esqueléticos para fomentar su contracción y, por tanto, la producción del movimiento.
Las radiculopatías (lesiones o daños de uno o más nervios y sus raíces) suelen provocar un debilitamiento característico de los músculos inervados por la raíz motora afectada. Estos se vuelven débiles, atróficos, flácidos y con fasciculaciones.
2. Raíz nerviosa sensitiva
Por otro lado, la raíz sensitiva entra por la parte posterior de la médula espinal. Las fibras nerviosas que la componen llevan información sensorial, que será interpretada por el cerebro en última instancia. Ejemplos de esta información son la posición del cuerpo, el grado de luminosidad, el tacto, la temperatura ambiental y el dolor al sufrir una lesión, entre otros muchos parámetros exógenos y endógenos.
Por ello, las afectaciones de las raíces nerviosas sensitivas se traducen en una falta de sensibilidad en las zonas inervadas por los nervios lesionados. Debido a esta “doble” composición de los nervios raquídeos, se afirma que estos cumplen una función de naturaleza mixta: mandan y recogen información por igual.
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Los 31 pares de nervios raquídeos
Sí, has leído bien. 31 pares de nervios raquídeos emergen de la médula espinal e inervan prácticamente la totalidad de nuestro cuerpo, exceptuando la cabeza y ciertas secciones del cuello. El trabajo cefálico se encuentra relegado a los nervios craneales, que son 12 pares nerviosos cuya función es conectar el cerebro con los ojos, las orejas, la nariz, la garganta y varias partes de la cabeza y el cuello.
A continuación, te presentamos la funcionalidad de todos los nervios raquídeos por bloques, pues estos se dividen en base a las estructuras que inervan. Vamos a ello.
1. Nervios cervicales (C1-C8)
Son los nervios de las primeras 7 vértebras cervicales. Nacen de la médula espinal, emergen por los agujeros de conjunción de la columna vertebral y se distribuyen por terrenos sensitivos y motores específicos.
Los nervios cervicales inervan los músculos esternohioideos, esternotiroideos y omohioideo. En general, estos grupos musculares se pueden definir como cintas carnosas que se extienden desde el esternón/omóplato a ciertas partes del cuello. Como dato curioso, cabe destacar que los primeros nervios cervicales carecen de raíces posteriores en el 50 % de las personas.
2. Nervios torácicos (T1-T12)
Son un total de 12 nervios espinales que emergen de las vértebras torácicas. Casi todos ellos están ubicados entre las costillas (intercostales), con el duodécimo situado debajo de la última costilla (nervio subcostal). Por su parte, las terminaciones nerviosas intercostales se distribuyen por las paredes del tórax y del abdomen.
Estos nervios torácicos participan en las funciones de los órganos y glándulas de la cabeza, cuello, tórax y abdomen. Son los responsables de la inervación de las glándulas mamarias, la pared torácica, la pared abdominal y la pelvis. Debido a su importancia a nivel nervioso, estos nervios raquídeos son las dianas terapéuticas de elección para muchos tratamientos que tienen como finalidad manejar el dolor crónico de los pacientes.
3. Nervios lumbares (L1-L5)
Son 5 nervios espinales que surgen de las vértebras lumbares. Se dividen en 2 secciones compartimentalizadas, anteriores y posteriores. Estos elementos nerviosos emergen del raquis por los agujeros de conjunción. De todas formas, estos nervios no se deben concebir como una serie de entidades aisladas: los 3 primeros y la mayor parte del cuarto están conectados entre sí en esta situación por lazos anastomóticos, formando el plexo lumbar.
Así pues, el plexo lumbar se establece entre las ramas anteriores de los nervios raquídeos L1 y L4. Por otro lado, la parte más pequeña del cuarto nervio se une con el quinto para formar el tronco lumbosacro, que participa en la formación del plexo sacro.
4. Nervios sacros (S1-S5)
Son los 5 nervios espinales que emergen del hueso sacro (hueso que se encuentra debajo de la vértebra lumbar L5 y encima del cóccix) y constituyen el segmento más bajo de la médula espinal. A pesar de que los componentes vertebrales del sacro están fusionados para formar una sola entidad ósea, cada uno de estos nervios reciben el nombre de la vértebra a la que se asociarían.
Estos nervios se dividen en ramas, pero muchas de ellas se terminan uniendo entre sí, y también a los plexos lumbares y coccígeos. Como hemos dicho con anterioridad, esta serie de interconexiones forman plexos, específicamente el sacro y el lumbosacro. Las ramas de estos plexos inervan la cadera, el muslo, la pierna y el pie.
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Raíz nerviosa motora
Esta raíz, localizada en la parte anterior de la médula espinal, es la encargada de transmitir los impulsos desde la médula espinal hasta los músculos esqueléticos para fomentar su contracción y, por tanto, la producción del movimiento.
Las radiculopatías (lesiones o daños de uno o más nervios y sus raíces) suelen provocar un debilitamiento característico de los músculos inervados por la raíz motora afectada. Estos se vuelven débiles, atróficos, flácidos y con fasciculaciones.
2. Raíz nerviosa sensitiva
Por otro lado, la raíz sensitiva entra por la parte posterior de la médula espinal. Las fibras nerviosas que la componen llevan información sensorial, que será interpretada por el cerebro en última instancia. Ejemplos de esta información son la posición del cuerpo, el grado de luminosidad, el tacto, la temperatura ambiental y el dolor al sufrir una lesión, entre otros muchos parámetros exógenos y endógenos.
Por ello, las afectaciones de las raíces nerviosas sensitivas se traducen en una falta de sensibilidad en las zonas inervadas por los nervios lesionados. Debido a esta “doble” composición de los nervios raquídeos, se afirma que estos cumplen una función de naturaleza mixta: mandan y recogen información por igual.
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Los 31 pares de nervios raquídeos
Sí, has leído bien. 31 pares de nervios raquídeos emergen de la médula espinal e inervan prácticamente la totalidad de nuestro cuerpo, exceptuando la cabeza y ciertas secciones del cuello. El trabajo cefálico se encuentra relegado a los nervios craneales, que son 12 pares nerviosos cuya función es conectar el cerebro con los ojos, las orejas, la nariz, la garganta y varias partes de la cabeza y el cuello.
A continuación, te presentamos la funcionalidad de todos los nervios raquídeos por bloques, pues estos se dividen en base a las estructuras que inervan. Vamos a ello.
1. Nervios cervicales (C1-C8)
Son los nervios de las primeras 7 vértebras cervicales. Nacen de la médula espinal, emergen por los agujeros de conjunción de la columna vertebral y se distribuyen por terrenos sensitivos y motores específicos.
Los nervios cervicales inervan los músculos esternohioideos, esternotiroideos y omohioideo. En general, estos grupos musculares se pueden definir como cintas carnosas que se extienden desde el esternón/omóplato a ciertas partes del cuello. Como dato curioso, cabe destacar que los primeros nervios cervicales carecen de raíces posteriores en el 50 % de las personas.
2. Nervios torácicos (T1-T12)
Son un total de 12 nervios espinales que emergen de las vértebras torácicas. Casi todos ellos están ubicados entre las costillas (intercostales), con el duodécimo situado debajo de la última costilla (nervio subcostal). Por su parte, las terminaciones nerviosas intercostales se distribuyen por las paredes del tórax y del abdomen.
Estos nervios torácicos participan en las funciones de los órganos y glándulas de la cabeza, cuello, tórax y abdomen. Son los responsables de la inervación de las glándulas mamarias, la pared torácica, la pared abdominal y la pelvis. Debido a su importancia a nivel nervioso, estos nervios raquídeos son las dianas terapéuticas de elección para muchos tratamientos que tienen como finalidad manejar el dolor crónico de los pacientes.
3. Nervios lumbares (L1-L5)
Son 5 nervios espinales que surgen de las vértebras lumbares. Se dividen en 2 secciones compartimentalizadas, anteriores y posteriores. Estos elementos nerviosos emergen del raquis por los agujeros de conjunción. De todas formas, estos nervios no se deben concebir como una serie de entidades aisladas: los 3 primeros y la mayor parte del cuarto están conectados entre sí en esta situación por lazos anastomóticos, formando el plexo lumbar.
Así pues, el plexo lumbar se establece entre las ramas anteriores de los nervios raquídeos L1 y L4. Por otro lado, la parte más pequeña del cuarto nervio se une con el quinto para formar el tronco lumbosacro, que participa en la formación del plexo sacro.
4. Nervios sacros (S1-S5)
Son los 5 nervios espinales que emergen del hueso sacro (hueso que se encuentra debajo de la vértebra lumbar L5 y encima del cóccix) y constituyen el segmento más bajo de la médula espinal. A pesar de que los componentes vertebrales del sacro están fusionados para formar una sola entidad ósea, cada uno de estos nervios reciben el nombre de la vértebra a la que se asociarían.
Estos nervios se dividen en ramas, pero muchas de ellas se terminan uniendo entre sí, y también a los plexos lumbares y coccígeos. Como hemos dicho con anterioridad, esta serie de interconexiones forman plexos, específicamente el sacro y el lumbosacro. Las ramas de estos plexos inervan la cadera, el muslo, la pierna y el pie.
Explicación:
ESPERO TE SIRVA, DAME CORONITA.