mayteortiz2001
En un largo proceso de creación de unos ideales, ya sean espirituales, físicos, emocionales, o profesionales entre otros, que han basado su construcción en experiencias propias, ajenas o irreales, el ser humano dibuja en ellos lo más parecido a su climax de felicidad. Cuando un ser humano se cruza en su camino con otra persona, animal o cosa ve en él un recipiente ideal para llenarlo con sus ideales, construyendo él mismo un ser a su medida, para poderse reflejar él mismo en otro ser. Otro ser que a su vez es ajeno a todo el artificio con el que lo están adornando, y si es menester también será creador de otro ser paralelo a su merced. Nos encontramos ante dos inventores de realidades paralelas, que irán transformando las características verdaderas en justificaciones innecesarias. Dos seres con sus respectivas cajas de deseos que procederán a colgar de la frente uno a uno, del ser amado, si fuera el caso, o de sus carreras o de sus propiedades. Algo que les provoque confort, sentir que se ven a si mismos cuando observan ese aquello que es tan suyo. El tiempo en descubrir que esa persona o situación no es real, sino solo el deseo de que lo sean, es desconocido. Cabe decir que ese tiempo es innecesario cuando el recipiente escogido es el apropiado.
Cuando un ser humano se cruza en su camino con otra persona, animal o cosa ve en él un recipiente ideal para llenarlo con sus ideales, construyendo él mismo un ser a su medida, para poderse reflejar él mismo en otro ser. Otro ser que a su vez es ajeno a todo el artificio con el que lo están adornando, y si es menester también será creador de otro ser paralelo a su merced.
Nos encontramos ante dos inventores de realidades paralelas, que irán transformando las características verdaderas en justificaciones innecesarias. Dos seres con sus respectivas cajas de deseos que procederán a colgar de la frente uno a uno, del ser amado, si fuera el caso, o de sus carreras o de sus propiedades. Algo que les provoque confort, sentir que se ven a si mismos cuando observan ese aquello que es tan suyo.
El tiempo en descubrir que esa persona o situación no es real, sino solo el deseo de que lo sean, es desconocido.
Cabe decir que ese tiempo es innecesario cuando el recipiente escogido es el apropiado.