Liz24nota
El mono y el tiburón Érase una vez, cuando el tiempo era tiempo, que en un árbol de manzano vivía un mono titiritero y el mono todos los días saltaba y brincaba mientras comía jugosas manzanas. Un día, a lo lejos se escuchó:—¡Bravo, muy bravo, amigo Mono! Era el tiburón, que estaba en la playa mirando al mono hacer monerías y comer jugosas manzanas. Y entonces el mono le lanzó una de sus jugosas manzanas y el tiburón abrió su boca y empezó a comer. El tiburón venía todos los días a visitar al mono y, al pasar el tiempo, se hicieron muy buenos amigos. Pero un día el tiburón le dijo al mono:—Oh, amigo Mono, yo vengo todos los días a visitarte pero tú no has ido a visitarme a mi casa.—Ay, no, no puedo meterme al mar porque tengo la piel tan suave y delicada y el agua me la puede dañar. Entonces el tiburón le dijo:—No, amigo Mono, yo te llevo en mi lomo y no te va a pasar nada.—No, amigo tiburón, qué barbaridad, hermano, porque yo no sé nadar. Y el tiburón le dijo:—Ay, hermano Mono, no sabes todo lo que te estás perdiendo. Si vieras esos arrecifes de coral, y esos bancos de arena, ay, y el pulpo, y el caballito de mar, y los erizos de colores, y los caracolitos, ¡ay! Y los tiburones más grandes y las ballenas y... —y tanto le pintó esos paisajes y animales tan bonitos que el mono no lo pensó más y saltó del árbol y se subió al lomo del tiburón. Y el tiburón empezó a nadar lentamente mientras le mostraba todo el paisaje. Cuando de pronto, a lo lejos, el mono vio algo largo y negro que botaba humo, y le preguntó al tiburón:—Amigo Tiburón, ¿qué es eso que se ve allá a lo lejos?—Ay, eso es un barco construido por los hombres. Sin duda son tan miedosos como tú, mi querido Mono.Los amigos siguieron paseando y el mono feliz se reía de vez en cuando al ver ese paisaje tan bonito, y el mar de tantos colores. Cuando de pronto, a lo lejos, se escuchó:—El rey de los tiburones está enfermo. El rey de los tiburones está enfermo, y sólo podrá sanar si come el hígado de un mono.—¿El hígado de un mono? Empezó a temblar el mono. Yo soy un mono, yo soy un mono.Entonces lo pensó dos veces y dijo:—Ay, amigo Tiburón, me gustaría entregarte mi hígado para que lo obsequies al rey de los tiburones, pero como soy titiritero dejé en el árbol del manzano mi corazón, mi hígado y mi sombrero. Pero si me vuelves a llevar a la orilla con mucho gusto te lo obsequio. Y el tiburón dijo:—Gracias, amigo Mono, ya estuve pensando cómo te lo iba a arrebatar. Y el mono empezó a mirar al tiburón de soslayo, y el tiburón dijo:—Bueno, regresaré a la orilla. Y lo hizo a toda prisa. Cuando llegaron a la playa, el tiburón dijo:—Amigo Mono, vaya a toda prisa y tráigame su hígado. El mono subió al árbol del manzano y desde lo alto le gritó:—Amigo Tiburón, amigo Tiburón, aquí está mi hígado —mostrándole su hígado —¿o acaso creías que me lo iba a dejar arrebatar?—Yo soy el mono titiritero, yo soy el mono, yo soy el mono.Y siguió cantando el mono con tanta alegría de ver que el tiburón le pudo arrebatar el hígado. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Érase una vez, cuando el tiempo era tiempo, que en un árbol de manzano vivía un mono titiritero y el mono todos los días saltaba y brincaba mientras comía jugosas manzanas. Un día, a lo lejos se escuchó:—¡Bravo, muy bravo, amigo Mono! Era el tiburón, que estaba en la playa mirando al mono hacer monerías y comer jugosas manzanas. Y entonces el mono le lanzó una de sus jugosas manzanas y el tiburón abrió su boca y empezó a comer. El tiburón venía todos los días a visitar al mono y, al pasar el tiempo, se hicieron muy buenos amigos. Pero un día el tiburón le dijo al mono:—Oh, amigo Mono, yo vengo todos los días a visitarte pero tú no has ido a visitarme a mi casa.—Ay, no, no puedo meterme al mar porque tengo la piel tan suave y delicada y el agua me la puede dañar. Entonces el tiburón le dijo:—No, amigo Mono, yo te llevo en mi lomo y no te va a pasar nada.—No, amigo tiburón, qué barbaridad, hermano, porque yo no sé nadar. Y el tiburón le dijo:—Ay, hermano Mono, no sabes todo lo que te estás perdiendo. Si vieras esos arrecifes de coral, y esos bancos de arena, ay, y el pulpo, y el caballito de mar, y los erizos de colores, y los caracolitos, ¡ay! Y los tiburones más grandes y las ballenas y... —y tanto le pintó esos paisajes y animales tan bonitos que el mono no lo pensó más y saltó del árbol y se subió al lomo del tiburón. Y el tiburón empezó a nadar lentamente mientras le mostraba todo el paisaje. Cuando de pronto, a lo lejos, el mono vio algo largo y negro que botaba humo, y le preguntó al tiburón:—Amigo Tiburón, ¿qué es eso que se ve allá a lo lejos?—Ay, eso es un barco construido por los hombres. Sin duda son tan miedosos como tú, mi querido Mono.Los amigos siguieron paseando y el mono feliz se reía de vez en cuando al ver ese paisaje tan bonito, y el mar de tantos colores. Cuando de pronto, a lo lejos, se escuchó:—El rey de los tiburones está enfermo. El rey de los tiburones está enfermo, y sólo podrá sanar si come el hígado de un mono.—¿El hígado de un mono? Empezó a temblar el mono. Yo soy un mono, yo soy un mono.Entonces lo pensó dos veces y dijo:—Ay, amigo Tiburón, me gustaría entregarte mi hígado para que lo obsequies al rey de los tiburones, pero como soy titiritero dejé en el árbol del manzano mi corazón, mi hígado y mi sombrero. Pero si me vuelves a llevar a la orilla con mucho gusto te lo obsequio. Y el tiburón dijo:—Gracias, amigo Mono, ya estuve pensando cómo te lo iba a arrebatar. Y el mono empezó a mirar al tiburón de soslayo, y el tiburón dijo:—Bueno, regresaré a la orilla. Y lo hizo a toda prisa. Cuando llegaron a la playa, el tiburón dijo:—Amigo Mono, vaya a toda prisa y tráigame su hígado. El mono subió al árbol del manzano y desde lo alto le gritó:—Amigo Tiburón, amigo Tiburón, aquí está mi hígado —mostrándole su hígado —¿o acaso creías que me lo iba a dejar arrebatar?—Yo soy el mono titiritero, yo soy el mono, yo soy el mono.Y siguió cantando el mono con tanta alegría de ver que el tiburón le pudo arrebatar el hígado. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.