Se cuenta entre los nativos del Amazonas que hace muchos años, habitó por esas tierras un joven indígena que era muy hermoso. Tenía unos ojos oscuros y expresivos, un cabello largo que brillaba como la obsidiana y una piel suave del color de la canela. Era tan bello, que todas las muchachas de las tribus cercanas estaban enamoradas de él. Siempre buscaban las más tontas excusas para estar a su lado, y el muchacho se jactaba por ser el centro de atención
—Soy tan atractivo, que ni los mismos dioses podrían seducir a las mujeres de la manera en que lo hago yo —se decía.
Y los dioses, al escuchar sus palabras cargadas de soberbia, sintiéndose celosos de su belleza decidieron darle un castigo. Lo transformaron en un delfín, cuya piel adquirió el color del cielo al pintarse con el rosa del alba. Por el resto de su vida estaría condenado a vagar en las aguas de los ríos y los lagos de la Amazonia, pagando caro el haberse burlado de sus creadores.
Desde entonces, las personas se quedaban admiradas al notar como la majestuosa criatura se movía con las corrientes.
Pero dicen que de vez en cuando, el delfín vuelve a transformarse en hombre para seguir seduciendo a las jóvenes de la región y dejarlas embarazadas.
Respuesta:
Se cuenta entre los nativos del Amazonas que hace muchos años, habitó por esas tierras un joven indígena que era muy hermoso. Tenía unos ojos oscuros y expresivos, un cabello largo que brillaba como la obsidiana y una piel suave del color de la canela. Era tan bello, que todas las muchachas de las tribus cercanas estaban enamoradas de él. Siempre buscaban las más tontas excusas para estar a su lado, y el muchacho se jactaba por ser el centro de atención
—Soy tan atractivo, que ni los mismos dioses podrían seducir a las mujeres de la manera en que lo hago yo —se decía.
Y los dioses, al escuchar sus palabras cargadas de soberbia, sintiéndose celosos de su belleza decidieron darle un castigo. Lo transformaron en un delfín, cuya piel adquirió el color del cielo al pintarse con el rosa del alba. Por el resto de su vida estaría condenado a vagar en las aguas de los ríos y los lagos de la Amazonia, pagando caro el haberse burlado de sus creadores.
Desde entonces, las personas se quedaban admiradas al notar como la majestuosa criatura se movía con las corrientes.
Pero dicen que de vez en cuando, el delfín vuelve a transformarse en hombre para seguir seduciendo a las jóvenes de la región y dejarlas embarazadas.