June 2023 1 10 Report
!les pido de corazoon por fa respondan bien si no saben no roben los puntos hay muchos mas para que roben siii porfiss amigos ayuda es para ganar el año el que da ayuda recibe ayuda

dos aviones salen del mismo aeropuerto 1 asia el norte y otro al oriente cuando estan a 1.888 km de distancia uno de otro, uno de ellos a recorrido 1208 km ¿que distancia a recorrido el otro avion?

son mis ultimos punto ayudaaaaa 100 puntos esta dificil
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te doy estos puntos solo si medas un gracias
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Ayudaa 15 puntos sacar los sustantivo verbos adjetivos y preposiciones del la lectura la ciudad y los perros mario vargas llosa porfavor aslo con sinseridada -Ocho y treinta- dice el teniente Gamboa-. Faltan diez minutos. En el aula hay una especie de ronquidos instantáneos, un estremecimiento de carpetas. “Me iré a fumar un cigarrillo al baño” piensa Alberto, mientras firma la hoja del examen. En ese momento la bolita de papel cae sobre el tablero de la carpeta, rueda unos centímetros bajo sus ojos y se detiene contra su brazo. Antes de cogerla, echa una mirada circular. Luego alza la vista: el teniente Gamboa le sonríe. “¿Se habrá dado cuenta?”, piensa Alberto, bajando los ojos en el momento en que el teniente dice: -Cadete, ¿Quiere pasarme eso que acaba de aterrizar en su carpeta? ¡Silencio los demás! Alberto se levanta. Gamboa recibe la bolita de papel sin mirarla. La desenrolla y la pone en alto, a contraluz. Mientras la lee, sus ojos son dos saltamontes que brincan del papel a las carpetas. -¿Sabe lo que hay aquí, cadete?- pregunta Gamboa. -No, mi teniente. -Las fórmulas del examen nada menos. ¿Qué le parece? ¿Sabe quién le ha hecho este regalo? -No, mi teniente. -Vaya a sentarse y entrégueme el examen. - Gamboa hace trizas la hoja y pone los pedazos blancos en su pupitre. - El ángel de la guarda-añade-tiene treinta segundos para ponerse de pie. Los cadetes se miran unos a otros. -Van quince segundos- dice Gamboa - he dicho treinta. -Yo, mi teniente- dice una voz frágil. Alberto se vuelve: el esclavo está de pie, muy pálido y no parece seguir las risas de los demás. -Nombre- dice Gamboa. -Ricardo Arana. -¿Sabe usted que los exámenes son individuales? -Sí, mi teniente. -Bueno- dice Gamboa-. Entonces sabrá también que yo tengo que consignarlo sábado y domingo. La vida militar es así, no se casa con nadie, ni con los ángeles. Mira su reloj y agrega: -La hora. Entreguen los exámenes.
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ayudaa 15 puntos sacar los sustantivo verbos adjetivos y preposiciones del la lectura la ciudad y los perros mario vargas llosa -Ocho y treinta- dice el teniente Gamboa-. Faltan diez minutos. En el aula hay una especie de ronquidos instantáneos, un estremecimiento de carpetas. “Me iré a fumar un cigarrillo al baño” piensa Alberto, mientras firma la hoja del examen. En ese momento la bolita de papel cae sobre el tablero de la carpeta, rueda unos centímetros bajo sus ojos y se detiene contra su brazo. Antes de cogerla, echa una mirada circular. Luego alza la vista: el teniente Gamboa le sonríe. “¿Se habrá dado cuenta?”, piensa Alberto, bajando los ojos en el momento en que el teniente dice: -Cadete, ¿Quiere pasarme eso que acaba de aterrizar en su carpeta? ¡Silencio los demás! Alberto se levanta. Gamboa recibe la bolita de papel sin mirarla. La desenrolla y la pone en alto, a contraluz. Mientras la lee, sus ojos son dos saltamontes que brincan del papel a las carpetas. -¿Sabe lo que hay aquí, cadete?- pregunta Gamboa. -No, mi teniente. -Las fórmulas del examen nada menos. ¿Qué le parece? ¿Sabe quién le ha hecho este regalo? -No, mi teniente. -Vaya a sentarse y entrégueme el examen. - Gamboa hace trizas la hoja y pone los pedazos blancos en su pupitre. - El ángel de la guarda-añade-tiene treinta segundos para ponerse de pie. Los cadetes se miran unos a otros. -Van quince segundos- dice Gamboa - he dicho treinta. -Yo, mi teniente- dice una voz frágil. Alberto se vuelve: el esclavo está de pie, muy pálido y no parece seguir las risas de los demás. -Nombre- dice Gamboa. -Ricardo Arana. -¿Sabe usted que los exámenes son individuales? -Sí, mi teniente. -Bueno- dice Gamboa-. Entonces sabrá también que yo tengo que consignarlo sábado y domingo. La vida militar es así, no se casa con nadie, ni con los ángeles. Mira su reloj y agrega: -La hora. Entreguen los exámenes.
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