El periodo correspondiente a la Etapa de Primaria, fundamentalmente durante los dos primeros ciclos, es el óptimo para el desarrollo de las habilidades y destrezas básicas, pues este periodo se caracteriza por la estabilización, fijación y refinamiento de los movimientos del niño.
Durante la Etapa de Primaria resulta fundamental el trabajo de la coordinación para una correcta evolución del resto de capacidades y habilidades motrices.
Así, autores como Weineck (1988), defienden que en el primer ciclo, aunque la capacidad de asimilación motriz es muy alta, otros factores fisiológicos aún no madurados hacen que no se tenga una gran retención de los patrones motores adquiridos, por lo que es importante remarcar los mismos en ciclos siguientes. En la última parte del segundo ciclo y todo el tercer ciclo, debido al desarrollo cognitivo y sensitivo, se produce una buena capacidad perceptiva y de observación por lo que es más factible la interiorización del movimiento (Martín, citado por Hahn, 1988).
Por último, hay que tener en cuenta que todos estos elementos se encuentran, en gran medida, condicionados por una serie de factores. Entre estos factores destaca la genética, la edad, el grado de fatiga, la tensión nerviosa, el sentido y la dirección del movimiento, la condición física y el nivel de aprendizaje.
El periodo correspondiente a la Etapa de Primaria, fundamentalmente durante los dos primeros ciclos, es el óptimo para el desarrollo de las habilidades y destrezas básicas, pues este periodo se caracteriza por la estabilización, fijación y refinamiento de los movimientos del niño.
Durante la Etapa de Primaria resulta fundamental el trabajo de la coordinación para una correcta evolución del resto de capacidades y habilidades motrices.
Así, autores como Weineck (1988), defienden que en el primer ciclo, aunque la capacidad de asimilación motriz es muy alta, otros factores fisiológicos aún no madurados hacen que no se tenga una gran retención de los patrones motores adquiridos, por lo que es importante remarcar los mismos en ciclos siguientes. En la última parte del segundo ciclo y todo el tercer ciclo, debido al desarrollo cognitivo y sensitivo, se produce una buena capacidad perceptiva y de observación por lo que es más factible la interiorización del movimiento (Martín, citado por Hahn, 1988).
Por último, hay que tener en cuenta que todos estos elementos se encuentran, en gran medida, condicionados por una serie de factores. Entre estos factores destaca la genética, la edad, el grado de fatiga, la tensión nerviosa, el sentido y la dirección del movimiento, la condición física y el nivel de aprendizaje.