El hombre del orden y el Restaurador de las Leyes.
"¡Odio eterno a los tumultos! ¡Amor al orden! ¡Obediencia a las autoridades constituidas!"
Sus últimas palabras en la proclama que hiciera en octubre de 1820 resumen claramente el pensamiento de Don Juan Manuel. Por esto Andrés Carretero lo categorizaría como "el hombre del orden". Había llegado al gobierno de Buenos Aires en 1829 y 1835 como el "defensor del orden", como el "restaurador de las leyes", como el garante de la paz y la tranquilidad que había que imponer fuera como fuere. Tanto si se trataba de una revolución nacional de independencia (como la de 1810) como de un golpe de estado como el de Lavalle en 1828, toda alteración del orden social y económico normal podían afectar la "estabilidad necesaria" para los negocios. En ambos casos, la movilización del campesinado (a través de la leva forzosa, o de la sublevación contra un gobierno como el de los unitarios) podía amenazar las "naturales" jerarquías sobre las que se asentaba la dominación terrateniente en el campo. En este aspecto también fue fiel a su clase: había que ordenarlo todo, supervisarlo todo para que los intereses de los estancieros no se vieran perjudicados por la "anarquía", por el desorden. Carretero afirma: "Rosas concebía un ordenamiento social dividido por estamentos, con mucho de raíz feudal, donde estaban los muy ricos, los menos ricos y los pobres; los poseedores y los desposeídos; los que mandaban y los que obedecían; los nacidos para progresar y los que estaban destinados a vegetar. No era un orden cerrado o arbitrario, pero sí muy difícil de violar." En sus "Instrucciones a los mayordomos de estancia" se puede ver la organización minuciosa de todas las tareas del campo. No se admite allí la improvisación. Y es acertado allí Rosa cuando habla de que si Rivadavia es sinónimo de reforma, Rosas es sinónimo de restauración. Restauración de las leyes, restauración y consolidación de las estructuras del viejo orden colonial del cual era heredero. Detrás de la demagógica consigna "dorreguista", que pretendía restaurar el gobierno legítimo de los federales porteños contra la usurpación unitaria, se esconde la gran verdad: para él la revolución de mayo no fue más que un "motín de porteños afrancesados", y extrañaba "aquellos tiempos en los cuales el orden reinaba en las campañas". Él sería el encargado de consolidar aquella tendencia inaugurada por el saavedrismo en 1810: romper los vínculos políticos con las metrópolis coloniales pero mantener intacto el orden socioeconómico feudal preexistente
Nacionalista
La razòn principal de la estatura històrica de Rosas, consiste en la defensa de la soberanìa nacional y del derecho de los pueblos americanos a disponer de su destino frente a las intervenciones de los imperialismos europeos
0 votes Thanks 1
sucu123
"Rosas concebía un ordenamiento social dividido por estamentos, con mucho de raíz feudal, donde estaban los muy ricos, los menos ricos y los pobres; los poseedores y los desposeídos; los que mandaban y los que obedecían; los nacidos para progresar y los que estaban destinados a vegetar. No era un orden cerrado o arbitrario, pero sí muy difícil de violar." En sus "Instrucciones a los mayordomos de estancia" se puede ver la organización minuciosa de todas las tareas del campo. No se admite allí la improvisación. Y es acertado allí Rosa cuando habla de que si Rivadavia es sinónimo de reforma, Rosas es sinónimo de restauración. Restauración de las leyes, restauración y consolidación de las estructuras del viejo orden colonial del cual era heredero. Detrás de la demagógica consigna "dorreguista", que pretendía restaurar el gobierno legítimo de los federales porteños contra la usurpación unitaria, se esconde la gran verdad: para él la revolución de mayo no fue más que un "motín de porteños afrancesados", y extrañaba "aquellos tiempos en los cuales el orden reinaba en las campañas". Él sería el encargado de consolidar aquella tendencia inaugurada por el saavedrismo en 1810: romper los vínculos políticos con las metrópolis coloniales pero mantener intacto el orden socioeconómico feudal preexistente
El hombre del orden y el Restaurador de las Leyes.
"¡Odio eterno a los tumultos! ¡Amor al orden! ¡Obediencia a las autoridades constituidas!"
Sus últimas palabras en la proclama que hiciera en octubre de 1820 resumen claramente el pensamiento de Don Juan Manuel. Por esto Andrés Carretero lo categorizaría como "el hombre del orden". Había llegado al gobierno de Buenos Aires en 1829 y 1835 como el "defensor del orden", como el "restaurador de las leyes", como el garante de la paz y la tranquilidad que había que imponer fuera como fuere. Tanto si se trataba de una revolución nacional de independencia (como la de 1810) como de un golpe de estado como el de Lavalle en 1828, toda alteración del orden social y económico normal podían afectar la "estabilidad necesaria" para los negocios. En ambos casos, la movilización del campesinado (a través de la leva forzosa, o de la sublevación contra un gobierno como el de los unitarios) podía amenazar las "naturales" jerarquías sobre las que se asentaba la dominación terrateniente en el campo.
En este aspecto también fue fiel a su clase: había que ordenarlo todo, supervisarlo todo para que los intereses de los estancieros no se vieran perjudicados por la "anarquía", por el desorden. Carretero afirma:
"Rosas concebía un ordenamiento social dividido por estamentos, con mucho de raíz feudal, donde estaban los muy ricos, los menos ricos y los pobres; los poseedores y los desposeídos; los que mandaban y los que obedecían; los nacidos para progresar y los que estaban destinados a vegetar. No era un orden cerrado o arbitrario, pero sí muy difícil de violar."
En sus "Instrucciones a los mayordomos de estancia" se puede ver la organización minuciosa de todas las tareas del campo. No se admite allí la improvisación.
Y es acertado allí Rosa cuando habla de que si Rivadavia es sinónimo de reforma, Rosas es sinónimo de restauración. Restauración de las leyes, restauración y consolidación de las estructuras del viejo orden colonial del cual era heredero. Detrás de la demagógica consigna "dorreguista", que pretendía restaurar el gobierno legítimo de los federales porteños contra la usurpación unitaria, se esconde la gran verdad: para él la revolución de mayo no fue más que un "motín de porteños afrancesados", y extrañaba "aquellos tiempos en los cuales el orden reinaba en las campañas". Él sería el encargado de consolidar aquella tendencia inaugurada por el saavedrismo en 1810: romper los vínculos políticos con las metrópolis coloniales pero mantener intacto el orden socioeconómico feudal preexistente
Nacionalista
La razòn principal de la estatura històrica de Rosas, consiste en la defensa de la soberanìa nacional y del derecho de los pueblos americanos a disponer de su destino frente a las intervenciones de los imperialismos europeos
En sus "Instrucciones a los mayordomos de estancia" se puede ver la organización minuciosa de todas las tareas del campo. No se admite allí la improvisación.
Y es acertado allí Rosa cuando habla de que si Rivadavia es sinónimo de reforma, Rosas es sinónimo de restauración. Restauración de las leyes, restauración y consolidación de las estructuras del viejo orden colonial del cual era heredero. Detrás de la demagógica consigna "dorreguista", que pretendía restaurar el gobierno legítimo de los federales porteños contra la usurpación unitaria, se esconde la gran verdad: para él la revolución de mayo no fue más que un "motín de porteños afrancesados", y extrañaba "aquellos tiempos en los cuales el orden reinaba en las campañas". Él sería el encargado de consolidar aquella tendencia inaugurada por el saavedrismo en 1810: romper los vínculos políticos con las metrópolis coloniales pero mantener intacto el orden socioeconómico feudal preexistente