Percibir. Es tanto como estar a la escucha de uno mismo y del entorno.
Sentir. Es tanto como pensamiento corporal, según Root- Bernstein, es decir, el pensamiento que tiene lugar a través de las sensaciones y la conciencia de nuestros nervios, músculos y piel
No es el teatro como muchos se persuaden, un espectáculo de pura diversión y pasatiempo: al contrario, bien desempeñado, debe ser un verdadero modelo de la buena educación, capaz de inspirar en la juventud, la mejor moral, y las acciones más heroicas y gloriosas; por cuya razón todas las naciones cultas se han esmerado en perfeccionarle: de tal modo, que se puede probablemente graduar la ilustración de una [II] República por la mayor o menor perfección del teatro. Este entre los Griegos principió pigmeo, pero después subió a la más corpulenta estatura en aquellos felicísimos tiempos, en que de todas las partes del orbe los veneraban por maestros, y consultaban a sus sabios como a oráculos; lo que notoriamente nos acreditan las divinas y preciosas obras, que se conservan en el género dramático de un Sófocles, Eurípides y Aristófanes representadas en sus magníficos teatros con la mayor destreza, por los mismos autores, o por hábiles y bien educados actores que seguían exactamente las reglas [III] que prescribe el arte y dicta la misma naturaleza; con cuyos excelentes modelos se lograba la corrección de los vicios, distinguir el verdadero mérito, y dar a las virtudes el debido premio; y era tan honrado en Atenas el oficio de Comediante, que Aristodemo, uno de sus mayores oradores no se desdeñó de ejercerle, ni los Atenienses de enviarle por su Embajador al gran Filipo. Los Romanos, émulos de la gloria de los griegos, no tardaron mucho en seguir sus huellas; y de hecho se vieron en Roma salir a competencia varias producciones dramáticas, que igualaron [IV] a las más aventajadas de la Grecia en lo cómico, aunque en lo trágico muy inferiores; desempeñadas asimismo con el mejor acierto en sus incomparables y suntuosísimos teatros por Comediantes muy acreditados, y sobre todo por un Roscio y Esopo contemporáneos y rivales, actores los mejores y más sobresalientes que ha conocido Roma en el siglo más ilustrado, el primero en lo cómico, y el segundo en lo trágico; de quienes habla con asombro el mayor de los Oradores Romanos; y se lisonjea haber consultado y tenido por maestros en el arte declamatorio a estos [V] dos ilustres Comediantes, tan protegidos y estimados de la República, y con tanta liberalidad premiados, que a Roscio tenía consignados cuarenta mil escudos de pensión anuales; y aunque de Esopo no consta dotación señalada poseía una riqueza sin igual; pues sin embargo de haber derramado, según refiere Plinio, inmensos caudales en banquetes costosísimos dejó una herencia de más de dos millones. ¡Estupenda profusión que confirma la grandeza de aquellos republicanos, y la alta consideración con que era atendido y recompensado el mérito, aún en la clase menos [VI] elevada, y entre ellos reputada por muy baja!. Pero al paso que con la caída del Imperio se fueron desterrando las artes y las ciencias, padecieron igual abandono los teatros, y piezas dramáticas, hasta llegar a la mayor barbarie y abatimiento substituyendo a las expresadas obras otras composiciones desarregladas, indecentes, destituidas de toda verosimilitud y por todos capítulos perjudicialísimas, que poco a poco fueron cundiendo en toda la Europa y de consiguiente han ocasionado los más perniciosos efectos hasta que en el gloriosísimo reinado del gran Luis XIV época inmortal [VII] para la Francia, a proporción que las artes y las ciencias se restauraron, y tomaron los más rápidos progresos igualmente el teatro subió a la mayor perfección bajo los grandes Corneilles, Racines y Molieres verdaderos hijos de Melpómene y Thalía, cuyas inmortales obras y representaciones protegidas y premiadas por el sabio Monarca, y acertadas providencias de sus ilustrados Ministros, han llegado, y en opinión de muchos excedido a las mejores y más sobresalientes de los griegos y Romanos. En España por nuestra desgracia ha estado descuidado casi enteramente el teatro, y [VIII] abandonado al capricho popular, que decidía de la suerte de los Comediantes, y era el único censor y remunerador de los actores y autores dramáticos, como se puede ver en el Arte de hacer Comedias del famoso Lope de Vega
espero haberte ayudado
¿me pones como la mejor? me ayudarías mucho de verdad
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No es el teatro como muchos se persuaden, un espectáculo de pura diversión y pasatiempo: al contrario, bien desempeñado, debe ser un verdadero modelo de la buena educación, capaz de inspirar en la juventud, la mejor moral, y las acciones más heroicas y gloriosas; por cuya razón todas las naciones cultas se han esmerado en perfeccionarle: de tal modo, que se puede probablemente graduar la ilustración de una [II] República por la mayor o menor perfección del teatro. Este entre los Griegos principió pigmeo, pero después subió a la más corpulenta estatura en aquellos felicísimos tiempos, en que de todas las partes del orbe los veneraban por maestros, y consultaban a sus sabios como a oráculos; lo que notoriamente nos acreditan las divinas y preciosas obras, que se conservan en el género dramático de un Sófocles, Eurípides y Aristófanes representadas en sus magníficos teatros con la mayor destreza, por los mismos autores, o por hábiles y bien educados actores que seguían exactamente las reglas [III] que prescribe el arte y dicta la misma naturaleza; con cuyos excelentes modelos se lograba la corrección de los vicios, distinguir el verdadero mérito, y dar a las virtudes el debido premio; y era tan honrado en Atenas el oficio de Comediante, que Aristodemo, uno de sus mayores oradores no se desdeñó de ejercerle, ni los Atenienses de enviarle por su Embajador al gran Filipo. Los Romanos, émulos de la gloria de los griegos, no tardaron mucho en seguir sus huellas; y de hecho se vieron en Roma salir a competencia varias producciones dramáticas, que igualaron [IV] a las más aventajadas de la Grecia en lo cómico, aunque en lo trágico muy inferiores; desempeñadas asimismo con el mejor acierto en sus incomparables y suntuosísimos teatros por Comediantes muy acreditados, y sobre todo por un Roscio y Esopo contemporáneos y rivales, actores los mejores y más sobresalientes que ha conocido Roma en el siglo más ilustrado, el primero en lo cómico, y el segundo en lo trágico; de quienes habla con asombro el mayor de los Oradores Romanos; y se lisonjea haber consultado y tenido por maestros en el arte declamatorio a estos [V] dos ilustres Comediantes, tan protegidos y estimados de la República, y con tanta liberalidad premiados, que a Roscio tenía consignados cuarenta mil escudos de pensión anuales; y aunque de Esopo no consta dotación señalada poseía una riqueza sin igual; pues sin embargo de haber derramado, según refiere Plinio, inmensos caudales en banquetes costosísimos dejó una herencia de más de dos millones. ¡Estupenda profusión que confirma la grandeza de aquellos republicanos, y la alta consideración con que era atendido y recompensado el mérito, aún en la clase menos [VI] elevada, y entre ellos reputada por muy baja!. Pero al paso que con la caída del Imperio se fueron desterrando las artes y las ciencias, padecieron igual abandono los teatros, y piezas dramáticas, hasta llegar a la mayor barbarie y abatimiento substituyendo a las expresadas obras otras composiciones desarregladas, indecentes, destituidas de toda verosimilitud y por todos capítulos perjudicialísimas, que poco a poco fueron cundiendo en toda la Europa y de consiguiente han ocasionado los más perniciosos efectos hasta que en el gloriosísimo reinado del gran Luis XIV época inmortal [VII] para la Francia, a proporción que las artes y las ciencias se restauraron, y tomaron los más rápidos progresos igualmente el teatro subió a la mayor perfección bajo los grandes Corneilles, Racines y Molieres verdaderos hijos de Melpómene y Thalía, cuyas inmortales obras y representaciones protegidas y premiadas por el sabio Monarca, y acertadas providencias de sus ilustrados Ministros, han llegado, y en opinión de muchos excedido a las mejores y más sobresalientes de los griegos y Romanos. En España por nuestra desgracia ha estado descuidado casi enteramente el teatro, y [VIII] abandonado al capricho popular, que decidía de la suerte de los Comediantes, y era el único censor y remunerador de los actores y autores dramáticos, como se puede ver en el Arte de hacer Comedias del famoso Lope de Vega
espero haberte ayudado
¿me pones como la mejor? me ayudarías mucho de verdad