Más que una única teoría, se trata de un conjunto de disquisiciones científicas interrelacionadas, cuyos fundamentos pueden resumirse en tres puntos clave:
El transformismo. Se llama así al hecho comprobable de que las especies no son órdenes fijos e inmutables de la vida, sino que van cambiando de manera gradual a lo largo del tiempo. Por eso durante años se llamó “transformismo” a lo que hoy conocemos como “evolucionismo”.
La diversificación y la adaptación de la vida. Las distintas especies de seres vivientes que hay o que hubo, son producto del empeño de la vida en adaptarse a las condiciones ambientales en que vive, como parte de una lucha por prosperar y multiplicarse, superando las adversidades. De allí se puede concluir que todas las especies poseen un ancestro común, y que por lo tanto están en algún grado emparentadas (filogenia) entre sí y con un antepasado común remoto.
La selección natural. Dicha adaptación de la vida al entorno se produce debido a lo que Darwin llamó “selección natural”, y que es el resultado de dos factores: por un lado la variabilidad natural que los individuos de una especie heredan a su descendencia, para que ésta se encuentre mejor adaptada al entorno; y por otro lado la presión que sobre dichas variaciones ejerce el ambiente, distinguiendo entre las especies exitosas que se reproducen y multiplican, y las no exitosas que disminuyen hasta extinguirse.
El transformismo. es la noción de que las especies van cambiando sus características a lo largo del tiempo de una manera fundamentalmente gradual.
La diversificación y la adaptación de la vida. se basa en el concepto que postula que las poblaciones de organismos cambian con el tiempo como resultado de la selección natural. La evolución adaptiva está guiada por un aumento de sobrevivencia y/o un aumento del éxito reproductivo.
La selección natural.
establece la supervivencia del más apto o la preponderancia de la ley del más fuerte en un medio natural sin intervención externa, por lo que los individuos menos aptos o más débiles perecen y sus rasgos no se transmiten a las generaciones siguientes al no reproducirse.
Respuesta:
Más que una única teoría, se trata de un conjunto de disquisiciones científicas interrelacionadas, cuyos fundamentos pueden resumirse en tres puntos clave:
El transformismo. Se llama así al hecho comprobable de que las especies no son órdenes fijos e inmutables de la vida, sino que van cambiando de manera gradual a lo largo del tiempo. Por eso durante años se llamó “transformismo” a lo que hoy conocemos como “evolucionismo”.
La diversificación y la adaptación de la vida. Las distintas especies de seres vivientes que hay o que hubo, son producto del empeño de la vida en adaptarse a las condiciones ambientales en que vive, como parte de una lucha por prosperar y multiplicarse, superando las adversidades. De allí se puede concluir que todas las especies poseen un ancestro común, y que por lo tanto están en algún grado emparentadas (filogenia) entre sí y con un antepasado común remoto.
La selección natural. Dicha adaptación de la vida al entorno se produce debido a lo que Darwin llamó “selección natural”, y que es el resultado de dos factores: por un lado la variabilidad natural que los individuos de una especie heredan a su descendencia, para que ésta se encuentre mejor adaptada al entorno; y por otro lado la presión que sobre dichas variaciones ejerce el ambiente, distinguiendo entre las especies exitosas que se reproducen y multiplican, y las no exitosas que disminuyen hasta extinguirse.
Explicación:
Respuesta:
El transformismo.
es la noción de que las especies van cambiando sus características a lo largo del tiempo de una manera fundamentalmente gradual.
La diversificación y la adaptación de la vida.
se basa en el concepto que postula que las poblaciones de organismos cambian con el tiempo como resultado de la selección natural. La evolución adaptiva está guiada por un aumento de sobrevivencia y/o un aumento del éxito reproductivo.
La selección natural.
establece la supervivencia del más apto o la preponderancia de la ley del más fuerte en un medio natural sin intervención externa, por lo que los individuos menos aptos o más débiles perecen y sus rasgos no se transmiten a las generaciones siguientes al no reproducirse.